Narra: Erick.
*Llamada entrante*
–Fuy muy claro cuando te dije que me iba ausentar un par de días–quede paralizado al ver ese semejante cuerpo.
Sus curvas eran maravillosas, sus piernas y trasero. Se encontraban bien definidos, esa mujer debía ser una diosa.
–Ese cuerpo. Debe estar en nuestras manos.
Eso tenlo por seguro conciencia.
–Tere. Ya sabes lo que debes hacer, adiós adiós. Debo irme.
*Llamada finalizada*
Guardo mi celular en el bolsillo trasero de mis jeans y me acerco a las escaleras de la piscina. La hermosa mujer ya se encontraba afuera de ella, así que me hacerco un poco a ella.
–Hola–se dio la vuelta.
Quede paralizado al ver de quién se trataba. Era Tania, la amiga de Sabrina.
O santa mierda, nunca creí que esa preciosa morena luciera tan bien en traje de baño.
–Soy Erick Cárdenas–le digo coqueto.
–Si. Ya se quién eres, formas parte a el grupo de los tres idiotas–me dice sonriente.
–No se si podría llamarme así....–ni siquiera me permite terminar.
–Pues eso es lo que eres–ella toma sus cosas y empieza a caminar.
–¿Acaso esta mujer nos a rechazado?.
Pues eso es lo que parece. No, eso no puede ser.
Ninguna mujer me a rechazado antes como para que ahora venga está mujer y me rechace como si nada. Yo prácticamente corro detrás de ella, subo rápidamente las escaleras, ella mete la tarjeta de su habitación y cuando estaba apunto de entrar.
Yo se lo impido.
–Aguarda. Aún no he terminado.
–Estoy muy cansada. No tengo tiempo para ti.
–De acuerdo.
Sin permiso alguno la tomo del brazo y me meto con ella a su habitación de hotel, yo cierro la puerta de esta.
–No puede ser. ¿Que es lo que quieres?.
–Ah ti–yo me acerco aún más ha ella.
Sus manos se volvieron temblorosas, y se podía notar a lejos lo nerviosa que se encontraba.
–¿Es así como conquistas a las chicas?–la chica quería proyectar una actitud de chica mala.
Ella me quería hacer creer, que no la ponía nerviosa. Pero fue su cuerpo la que la delató.
Yo acerco mis labios a la abertura de sus labios.
–Soy Erick Cárdenas. Y hoy has conseguido el premio mayor–devoro sus labios con locura.
Mis manos apretaron pervertida mente sus cenos. Con su lengua explora toda mi boca, caminamos entre besos hasta caer en su cama.
Ella se aleja de mi y saca de su bolso un condón. Intente tomarlo, pero ella me lo niega. Se acerca a mi y empieza a quitar mis jeans.
Estos solo cayeron al piso, yo beso desde sus labios hasta su clavícula. Con su boca rompe el plástico que guarda el condón y con sus manos, aparta mis bóxer y me pone el condón.
Se quita la pieza de su traje de baño que cubre su vagina, abre sus piernas y con su mano derecha. Toma mi pene para así meterme desntro de ella.
–¡Ah!. ¡Ah!. ¡Ah!. ¡Ah!.
................
Ella se levanta en carrera al escuchar como tocaban la puerta de su habitación, al escuchar la voz de Sandra y Paola. Me escondo en seguida.
–Suerte. No nos valles ahora.
–¿Pero que tantos haces?.
Mi corazón se paralizó al ver que la rubia intento entrar. Pero fue la morena la que supo la mano en la puerta y no le permitió acceso a la habitación.
–Déjenme y me cambio y bajo.
Su celular empieza a sonar. Yo lo tomo y puedo leer lo que aparece.
Era un mensaje de Sabrina, yo presionó este.
–Pero que tonta. ¿Como lo puede tener sin contraseña?.
Es una novata conciencia.
–¿Segura?–le pregunta Paola.
–Por supuesto–le asegura la castaña.
Yo leo todas las conversaciones que ha tenido con Sabrina. O por lo menos, logré leerlos por en sima.
–¿Sabrina y Enrique?.
Por lo que le ha escrito. Al parecer ella iba a salir esta noche con el.
Ah una "cena de amigos". No confío en eso, ya que yo use muchas veces esa técnica para solo llevarmelas ah la cama.
Es una técnica increíble y muy eficaz, al visualizar que la morena se estaba acercando. Me salgo rápidamente de la conversación y dejó su celular en su lugar.
–Emmm... Creo que debes irte ya–me dice con nerviosismo.
–Si, Emmm... Me visto y me voy–le digo.
–Va. Me parece bien.
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El fin de la historia y un último secreto {Terminada}
Teen FictionY es que ya no me imagino mi vida sin el a mi lado. Sin ese rudo chico de cabello rubio y ojos tan hermosos como el cielo mismo, ese chico malo que robó mi corazón desde un inicio.