Maquina del tiempo

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Narra: Sabrina.

Llegas aún punto donde tu cordura se encuentra en peligro. Es como si tú mente fuera una misma trampa para acerté daño y mantener esas cicatrices difíciles de cerrar, se mantengan en agonía.

Un corazón herido por viejos recuerdos que creías que no podrían atormentarte más. Pero ocurre algo, un nuevo suceso sucede. Un evento casi similar ah el que te marco desde que eras una niña, tantas lágrimas. Tanto dolor reflejado en una simple mirada, cientos de recuerdos que no se marchan y permanecen cada vez más en tu memoria. Asiendote sentir miserable.

Inútil. Como si no valieras ni un céntimo, como si fueras escoria.

-¿Segura que estás bien?.

No quería hablar. Sentía tanto temor de que esto sólo fuera un sueño y que Marco realmente no estuviera a mi lado, solo deseaba disfrutar del bello momento. Nuestros cuerpos desnudos, sus fuertes y estructuradas piernas entrelazadas con las mías.

Su rubio cabello desordenado y su tierna y dulce mirada azulada penetrando mis ojos. Esos preciosos ojos azules que muestra algunas veces, reflejos verdes. Y en que los días fríos, ese azul tan precioso. Se vuelve en un celeste tan espectacular que tanto me mata.

-Sabrina-el acaricia mi mejilla izquierda con su mano derecha.

-Shuuu.... No digas nada, no quiero que termine este hermoso momento-le pido con delicadeza.

-Esto se está volviendo en una máquina del tiempo-mensiona tocando mi cabeza.

Una lágrima sale sin previo aviso.

-¿Una máquina del tiempo?-pregunto curiosa.

El hermoso rubio suelta un gran suspiro, para así sentarse en la cama, extiende sus manos, mientras que me regala una preciosa sonrisa. Yo tomo sus manos y me siento en frente de el con las sábanas blancas cubriendo mis cenos.

-Cierra tus ojos.

Lo miro con confusión.

-Vamos-me pide con ternura.

Siguiendo la orden de mi amado. Cierro mis ojos.

-Tu memoria es como una máquina del tiempo. Si, físicamente no podemos viajar al pasado. Pero gracias ah nuestros recuerdos, podemos volver ah ellos. Recordar esas emociones, esos momentos que nos ayudaron ah llegar adónde estamos ahora mismo. Nuestra memoria no es nuestro enemigo, es una forma de aliviar nuestro dolor. Hagamos un juego, dime un recuerdo, debe ser positivo. Recuerda tu primer mejor momento.

*Flash*

12 años atrás.

Necesitaba alcanzar a Germán, pero en el intento. Siento como choco con un duro pecho, caigo al suelo mientras que mantengo mi cabeza abajo. Yo la alzó y me encuentro con un hermoso chico de ojos azules, tez blanca y cabello rubio. Era demasiado guapo.

-¿Que es lo que te pasa descerebrada?-me pregunta curiosa una hermosísima chica de ojos azules, tez blanca y cabello negro.

*Flash*

-El día que nos conocimos-le confieso.

Escucho como una tierna y corta carcajada sale de sus labios.

-Okay. Ahora recuerda tu segundo mejor recuerdo.

*Flash*

12 años atrás.

-¿Buscabas esto?-le pregunto detrás de él y sujetando su ropa con una sonrisa victoriosa.

-Jajaja.. no era necesario hacer todo esto por solo verme desnudo-mensiona este con tanta arrogancia y aún de espaldas.

-¿Pero que idioteces estás diciendo?.

-Tu sabes muy bien a lo que me refiero. Me querías ver desnudo y por eso te llevaste mi ropa, pero tranquila muñeca que yo conozco otras técnicas muy divertidas que podremos estar desnudo.

-Ya para tu labios barata-era todo un casanova y no tenía miedo de demostrarlo.

Y sin nisiquiera planiarlo, seda la vuelta mientras que con sus manos. Cubre su miembro, aunque suene ridículo. No calculé muy bien la parte de tener que verlo desnudo. Así que rápidamente cubro mis ojos con su ropa.

*Flash*

-La primera vez que te vi desnudo-confieso algo avergonzada.

-Okay. Tercer mejor recuerdo recuerdo.

-Ese no tengo que recordarlo. Ya que recuerdo perfectamente esa sensación, tercer mejor recuerdo. Cuando me robaste mi primer beso, el cuarto mejor recuerdo es la primera vez que tuvimos juntos. El quinto fue cuando formalmente me presentaste como tú chica alante de todos. El sexo mejor recuerdo fue cuando me pediste ser tu novia, el séptimo mejor recuerdo. Fue ese fin de semana que tuvimos con los chicos. Tu forma parte de mis mejores recuerdes. De cada uno de ellos-confieso feliz.

Y sintiéndome mucho mejor, era como si el pecho que me estaba ahogando. Se hubiera ido sin nisiquiera despedirse. Yo abro mis ojos y lo observó curiosa.

-¿Que?-comprendio mi mirada.

-¿Adónde aprendiste hacer eso?. ¿Como sabías que me tranquilizaria?-pregunto curiosa.

-De nada me servía ser el mejor cirujano plástico. Tener un doctorado en cardiología, haber ganado un premio como el mejor neurocirugano en cuatro países, y ser un gran anestesiologo. Si no puedo ayudar ah la mujer que amo, así que tome la decisión de estudiar un doctorado de sicología, de esta manera. Podré ayudarte ah desaserte esas terribles pesadillas.

Lo había hecho por mi, cuando terminó con sus estudios de anestesiologo. Mensiono un par de. Veces que se tomaría mínimo, dos años para descansar. Pero solo ha pasado un año y decidio estudiar sicologia para ayudarme.

Emocionada me lanzo a sus brazos y beso sus labios con locura.

-Te amo tanto-le confieso rosando sus labios con los míos.

-Y yo ah ti mi pequeña niñita fastidiosa-suelto una gran carcajada.

-Descerebrado.

El fin de la historia y un último secreto {Terminada}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora