Gemelos Carpenter

63 6 1
                                    

Narra: Marco.

-¿Que quieres?.

- Me alegra tanto que vinieras-ella seme avalanza y me da un fuerte abrazo.

No me lo esperaba, fueron tantas cosas. Tantos momentos, tantos sentimientos. Es complicado de explicar todo lo que currio hace ya casi once años.

-Ya basta-yo la aparto de mi.

Me parecía tan incómodo tenerla tan cerca después de todo lo que ocurrió.

-¿Que es lo que quieres?-ella siente un gran suspiro.

-Ven-ella abre la puerta de su casa y entra en ella.

-No estoy pasar tu juegos. Debo irme-intente marcharme.

Pero la rubia se mete en mi camino.

-Esto no es un juego. Es algo serio, es algo que cambiará tu vida.

Yo la miro con confusión.

-Por favor-me pide.

Yo sólo asiento un gran suspiro para así entrar a su casa, no sabía que me encontraría allá dentro. Ni siquiera sabía por que me avia escrito, mierda. Ni siquiera sabía muy bien la razón por la cual accedí a venir ha está casa.

-Me tengo que ir.

-Solo aguarda. ¡Saúl! ¡Dayana!-eran los nombres de mis padres.

Ya no sabía que esperar. Conociendo a Melisa, me podría esperar todo.

Pero esto si que fue inesperado. Unos tiernos y pequeños niños se hacen presente, los dos son rubios de ojos azules. El cabello de la niña era más rubio que el del niño, y era más pequeña que el niño.

-El es Marco-habla la rubia.

Yo la miro con confusión.

-Ellos son Saúl y Dayana. Nuestros hijos-escupe de la nada.

Quede en un muy fuerte estado se shock. No podía creer lo que estaba oyendo, esto era iimposible.

................

-¿Cómo que no sabes si son o no son tus hijos?- me dices desesperado Ricky.

Esta muy alterado. Nunca lo había visto así.

-Paso mucho tiempo.

-Dijiste que son pequeños. Hay están.

-Genética-los dos miramos a Erick.

Que por fin se resignó ha decir algo.

- Lo digo por que Marco no es el más alto de todos-el tenia razón.

Mi altura era baja, y los dos niños eran bajos. Aunque eso no significa nada.

- Si Melisa no deseo darte una prueba. Es que esos niños no son tuyos-me reclama el rubio.

Estaba tan confundido. Existía una enorme posiblidad de que no fueran míos. ¿Pero si lo fueran?. Dios santo.

¿Que se supone que debería hacer con eso?.

- Es de Erick-yo miro al moreno.

Y el me mira tan confundido como yo lo observo a él.

- No ese Erick. Marco, amigo. No puedes dejarte manipular tan fácilmente de esa víbora.

Eran tantos sentimientos encontrados. Tanto de que pensar.

-¿Se lo diras?.

Yo observo curioso a Erick.

-¿Le dirás ha Sabrina?-ya había olvidado ese detalle.

Ohh.. maldición. ¿Que se supone que debería decirle ahora a Sabrina?. Tampoco es como si le hubiese sido infiel.

Eso paso hace mucho tiempo atrás, mucho antes de que ella y yo nos conociéramos. Aúnque eso no quita el hecho de que la lastimare, se sus grades deseos de tener hijos.

Usualmente los niños no son especialmente mi fuerte. Ni siquiera se si querría tenerlos en un futuro lejano, pero eso no es el punto. El punto aquí.

Es que si es verdad. Si esos hermosos gemelos, con ojos celestiales y cabello rubio son realmente mis hijos. La única que sufriria al saberlo, sería ella.

El fin de la historia y un último secreto {Terminada}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora