¿Que es el amor?

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Narra: Marco.

Llegas aún punto donde realmente te das cuenta de que lo has arruinado todo. Y que ya no importa lo que hagas, o lo que digas. Ese dolor, ese sufriendo, ese engaño. Continuera estando allí.

Era tan doloroso para mí, ver como todo se había destruido por completo. Mi vida se había hecho trizas, todo se destruyó en una simple noche. Una noche en la cual no se lo que sucedió.

Por que esa era la verdad, si. Habia fallado, pero no del todo. Ya que me creo incapaz de estar una vez más con Melisa, mi relación con ella se destruyó hace ya mucho tiempo. Ella me destrozo el corazón, básicamente me hizo sentir que era muy poco hombre como para estar con ella. Pero eso solo me ayudó a fortalecer mi autoestima, ah aprender que valgo demasiado. Y que nadie podrá destruirme.

Ni siquiera Melisa Carpenter.

Yo me arrodilló y tomo el balón de baloncesto. Es pequeño rubiesito corre asia mi, con una amplia sonrisa les extiendo el balón.

-Gracias

Me dice sonriente

-Marco. ¿Cierto?.

-Asi es-yo me pongo de pie. Guardo mis manos en mi pantalón y le doy una amplia sonrisa.

-Eres el amigo de mama

Creo que si recuerda quien soy

-Soy Saúl-sus ojos eran preciosos. Me recordaba a los de mi pequeña, mi Sabrina.

-Asi es.

-¿Juegas?-me pregunta curioso.

-No deseo sonar presumido. Pero de joven era el capitán del equipo de baloncesto-le confieso.

-¿En serio?-su rostro se llenó de un brillo tan indescriptible. Era asombroso como lograba sorprenderse por cualquier cosa, y eso solo me recordaba a una sola persona. A mi Sabrina.

-Si. Era imparable.

-Que cool.

-¿Con quién está?-pregunto curioso y percatándome que el niño se encontraba solo. O por lo menos, no veía a nadie cerca de él.

-Tenia práctica de baloncesto. Pero el profesor las suspendio, ya que tenía unos problemas familiares. Los cuales tenía que atender.

-¿Y tu madre?-el pequeño rubio alza sus hombros en forma de que no sabe.

-Es insensible hasta con sus hijos.

Ni me lo recuerdes conciencia. Melisa no era una persona en la cual puedes confiar, pero dejar a su hijo sin estar segura de que tendrá práctica o no de baloncesto. Lo considero un descuido muy grande.

Soltando un suspiro de ira. Me pongo de pie y le ofrezco una sonrisa.

-¿Te gusta el helado?.

-Si-me responde con entusiasmo.

No pude no soltar una pequeña carcajada al ver esa tan preciosa y tierna reacción.

-Ven. Compraremos unos helados y luego te llegaré con tu madre.

-Con la bruja que tiene como madre.

Después de comprar unos helados. Caminamos asia el parque y nos sentamos en unas banquetas, verlo comer su helado de chocolate me recordaba tanto a su tía.

Y no es sólo por que el chocolate es el sabor favorito de helado de Sabrina. No, es tan bien de la manera como lo come. Ensuciando sus mejillas.

-Ven-yo limpio con una servilleta su mejilla izquierda.

El fin de la historia y un último secreto {Terminada}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora