A unos días de que Diego cumpliera años, Carla fue con Pepe a comprar algunas cosas para la fiesta sorpresa que estaba organizando.
—Me gustaría invitar a los papás de Diego —mencionó ella mientras compraba algunos adornos para la fiesta—, pero creo que sería un poco raro llegar e invitarlos sin que ellos sepan quién soy. Diego nunca me los ha presentado y la verdad es que no sé a qué hora podría ir para encontrarlos sin que Diego se entere. ¿Crees que sea muy atrevido hacerlo?
Pepe ayudó a Carla a tomar una bolsa de globos de la parte más alta del estante mientras respondía pensativo:
—Yo tampoco conozco a los papás de Diego, solo conocí a su abuelo. Quizá den miedo, son médicos y todo el tiempo trabajan. Además, las veces que he querido ir a su casa y coincide con que su mamá o su papá están ahí, Diego prefiere que nos veamos en otro lugar, dice que a sus papás no les gusta que haya gente en casa cuando ellos descansan. No creo que sean muy amables.
—Creo que sería lindo que Diego los vea en su fiesta de cumpleaños.
—Carlita... No debería contarte esto, guárdalo como un secreto, ¿vale? Pero Diego no se lleva bien con sus papás.
—Lo sé. Ya me ha contado todo. No te preocupes. Diego los quiere, pero no sabe cómo acercarse a ellos, por eso creo que la fiesta sorpresa es una buena excusa.
—¡Eres tan linda! Oye, Diego tiene un primo que vive como a una hora de aquí. ¿Por qué no le pedimos ayuda con eso a él? Banso es chido, tengo su número.
Pepe llamó al primo de Diego quien apenas y contestó, le dijo:
—¡Ah, Pepe, el novio de mi primo! Oye, no seas mal plan, estoy a nada de entrar a la cancha para jugar. ¿Me llamas en unas dos horas?
Como Pepe había puesto el alta voz del celular, Carla, de inmediato preguntó:
—¿Podemos ir a buscarte?
Banso respondió:
—Ah, claro. ¿Conocen las canchas de fut que están en la colonia Morelos? Estoy en la tres. ¿Diego está bien?
—Sí, está bien —respondió José—. Te vemos allí, no le digas nada a Diego.
Cuando Pepe y Carla llegaron a la cancha después de hacer sus compras, enseguida se sentaron en unas gradas en donde Carla preguntó:
—¿Quién es el primo?
—El tipo que trae el número 10 en el uniforme —señaló Pepe—. ¡Ah, el que acaba de meter gol y se alzó la playera!
—¿Acaso todos son guapos en la familia de Diego? —preguntó embobada en el guapo primo.
Pepe acomodó sus lentes y respondió:
—Eso parece, si yo fuera de la familia de Diego, seguro sería el primo que está feo, pero que es buena onda.
Carla rió y despeinando a Pepe, le dijo bromista:
—Eres más guapo que buena onda. De hecho, unas chicas me preguntaron si podía presentarte con ellas. Son muy lindas, iba con ellas en el grupo del año pasado.
—No, gracias.
—¿Y eso? ¿No será que ya hay alguien que te guste? —preguntó emocionada—. ¡¿Es alguien que yo conozco?! ¡¿Con cuál letra comienza su nombre?! ¡Dímelo y yo te ayudo con ella! Si pude conquistar a Dieguito, creo que puedo ayudar a otras personas a conquistar a su crush, es como si tuviera un súper poder y mi responsabilidad fuese ayudar a otros…
—¡¿Cómo es que hablas tanto?!
—Es Mariana, ¿verdad? ¡Se te nota mucho! Te digo que te ayudaré con ella.
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Piña II
Teen FictionEl viaje de crecimiento personal de un grupo de adolescentes que se enfrentan a las ilusiones y desilusiones ocasionadas por su primer amor.