Rebanada 43. Cabaña. Parte 1.

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—Te mentí, Carla —dijo Diego mientras ambos entraban a la cabaña—, te traje aquí para ver Shingeki no kyojin.

Carla sonrió al ver la cabaña, el elegante y cálido diseño la emocionó. Diego también miró maravillado la distribución de todo, la combinación de la madera color miel y el tapizado de piedras en las columnas le parecieron de muy buen gusto.

A unos pasos de la puerta de entrada de la cabaña se encontraban las escaleras que llevaban al primer piso, el cual aprovechaba la altura del techo a dos aguas de aquel refugio en el bosque para albergar la recámara y el baño.

Entre tanto, en la planta baja, lo que más resaltaba era la sala de estar que al frente tenía su chimenea. En ese mismo piso, al fondo, se encontraba una pequeña cocina integral, un comedor con cuatro lugares y un pequeño cuarto de lavado.

Mientras ambos miraban la chimenea, alguien llamó a la puerta. Diego abrió, un hombre muy amable les trajo su equipaje y, viendo a Carla frente a la chimenea, dijo a la pareja:

—Les explicaré el funcionamiento de esto y les daré algunas indicaciones sobre la cabaña...

Apenas el hombre se fue, el estómago de Carla emitió un ruido gracioso por el hambre que sentía, ante esto, Diego le dijo con cariño:

—No hay más que café en la cocina, pero ¿quieres que pidamos servicio a la habitación o vamos al restaurante a cenar?

—Servicio a la habitación. Afuera hay una mesita. Hay que cenar allí.

Mientras Diego pedía de cenar por el teléfono, Carla subió a la recamara y comenzó a desempacar su ropa para guardarla en el armario. Sonrojada, también guardó la sensual ropa interior que le había comprado a Talía y extendió su maquillaje y demás accesorios sobre una de las mesitas de noche. Luego entró al baño y, al ver la bañera, tapó su boca riendo al recordar las historias +21 que había leído en wattpad acerca de las bañeras.

Cuando Carla terminó de usar el baño, al salir vio a Diego acostado en la cama mientras miraba el cielo estrellado a través del ventanal.

"Bueno —pensó nerviosa—, ya estoy a solas con él y hay una bañera en el baño. ¿Cómo se inicia la cosa? No quiero verme muy urgida".

—Diego —dijo ella desde el otro lado de la habitación—, hay una bañera en el baño.

Carla se ruborizó por completo cuando Diego le sonrió y alzó y bajó sus cejas un par de veces de manera pícara.

—¿Cabemos los dos?

—Lo digo porque el baño está bonito —se justificó avergonzada.

Diego dio unos golpecitos a la cama para indicarle a su novia que se acercara. Ella llegó hasta él y, algo tensa, se acostó a su lado, sobre el brazo que él dejó extendido a manera de que pudiese abrazarla cuando se recostara a su lado.

—Se ven bonitas las estrellas desde aquí, ¿no? —musitó Diego—. Debí traer mi telescopio.

—Sí, son hermosas. Oye... Gracias por traerme aquí. Es muy lindo... De grande me gustaría vivir en un lugar así. Aunque si tú estás, cualquier lugar será perfecto... Bueno, no, o sea, una casa de cartón o vivir debajo de un puente no estaría bien...

Diego la besó y la envolvió en su abrazo para acercarla más a él.Carla cerró sus ojos, pegó su frente al pecho de él y sonrió porque ser abrazada por Diego la hacía muy feliz, sentía que nada le faltaba y por ello deseaba quedarse en sus brazos para siempre.

—Te amo —dijo Diego mientras acariciaba con su otra mano el suave cabello de su novia.

—Te amo.

Piña IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora