Rebanada 30. Último intento.

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El día del festival patrio, estando en uno de los jardines de la preparatoria acomodando su puesto de juegos, Sebastián, embobado con lo bonita que se miraba Mariana portando aquel vestido blanco típico de Veracruz, se acercó a ella para preguntarle:

—¿Puedo? —Mariana lo miró confundida, entonces Sebas acomodó con mucho cuidado el tocado de flores que ella llevaba en el cabello—. ¡Listo!

—Gracias, Seb.

—¿A qué hora es tu actividad con el club de lectura?

—A las doce. ¿Por qué?

—Para ir a verte. ¡Ah! Toma este dulce —él sacó de su pantalón un caramelo y se lo entregó diciendo—: Te ayudará con tu presentación porque da buena suerte y sabe rico. ¡Anda, cómelo!

—¿De qué es? —preguntó Mariana  mientras le quitaba la envoltura para luego comerlo—. ¿Cereza?

—No es cierto, no es de la buena suerte, le puse toloache.

Mariana sonrió hasta que escuchó a Sebastián decirle con un nudo en la garganta:

—Ojalá puedas ir a verme a las seis. Mi banda tocará un par de canciones a esa hora. Yo... Voy a cantar.

—¡¿En serio?! ¡Genial! ¿Y eso? ¿Iván no va a venir?

—Sí, pero esta vez yo voy a cantar para… para que me escuches.

Aquello conmovió a Mariana, sin embargo, mostrándose alegre, exclamó:

—¡Mucha suerte! Trataré de estar ahí, güero.

Debido a que Pepe no se encontraba allí, Sebastián, con seriedad, se atrevió a decirle a su ex:

—Mariana... ¿Lo amas? ¿Amas a Pepe?

—Sí.

—¿Y a mí me amaste?

—Mucho.

—¿Aún tengo esperanza contigo?

En ese momento Diego, quien como presidente estudiantil tuvo que hacer un recorrido por los puestos de kermes para comprobar su funcionamiento, llegó al lugar diciendo en alta voz:

—La directora me encargó que en su juego de “hombre al agua” fueran cuidadosos con la ética y moral estudiantil.

Sebastián, aunque anhelaba una respuesta que le diera esperanza, temió tanto al "no" que, dejando a Mariana, se acercó con Diego diciendo con su voz alegre y enérgica:

—¿Eso qué quiere decir, presidente?

—Que tienes prohibido —respondió Diego— hacer camisetas mojadas con las chicas de la prepa.

—¡Así qué chiste!

—Si rompes las reglas, el dinero que tu grupo acumule pasará a manos de la mesa directiva.

Minutos después de regresar del desfile patrio, Mariana se presentó en el escenario montado en el patio principal de la preparatoria para hacer una pequeña actividad de su club de lectura. Aunque había varias sillas para que los alumnos, profesores e invitados disfrutaran la ponencia, la realidad fue que no se presentaron demasiados alumnos, no obstante, Sebastián bastó para representar a ese sector de oyentes pues estuvo tan motivado con el debate sobre los mitos y realidades de la Independencia de México al grado que hasta formuló al final algunas preguntas y aplaudió escandalosamente cuando todo terminó.

Entre tanto, Amelia, acompañada de dos amigas, llegó al puesto del salón de Pepe y allí, mirándolo a cargo del área de "registro civil", lo saludó con un nervioso beso en la mejilla.

Piña IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora