Rebanada 48. Prueba.

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—¡Ah, no puede ser! ¡Ya entendí! Talía... ¡Este estúpido vino a robarse a la novia!

Ante la exclamación de Félix, un par de invitados cercanos a ellos voltearon a mirarlos con extrañeza, entonces José sintió mucha vergüenza y se alejó de sus amigos para dirigirse a la casa en donde la novia aguardaba para realizar su gran entrada, no obstante, antes de que Pepe hiciera otra tontería, Talía y Félix lo detuvieron al tomarlo de los brazos.

—No sé exactamente qué pasa —dijo Talía entre dientes a su apasionado amigo—, pero te diré la única cosa de la que tengo toda la certeza: La mujer que se va a casar hoy, se va a casar con su novio porque está enamorada de él y no de alguien más.

La pareja enseguida sintió que el cuerpo de Pepe se destensó, entonces ambos lo llevaron atrás de un muro de la casa en donde Talía se alejó un poco para que Félix hablara con su amigo.

—¿Nos vamos pacíficamente —preguntó Félix a Pepe el cual tenía los ojos brillantes por las lágrimas que contenía— o te llevo a fregadazos? ¿Qué dices?

—No se supone que iba a acabar así —se lamentó Pepe con una tristeza tal que Félix cambió enseguida su actitud molesta a una de compasión— Ya nada tiene sentido para mí...

—¡No digas eso! ¡Escucha! Cuando tengo calor, suelo quedar con Talía en una paletería cercana a nuestras casas y allí comemos helado. Siempre reímos tanto y tan fuerte, que es imposible que la gente no volteé a vernos. Siento bonito cuando en nuestras citas ella llega más arreglada de lo normal, le tomo muchas fotos y presumo a Tali. Cuando Tali tiene frío, tomo sus manos y las caliento con mis propias manos, luego le doy besitos de esquimal y si vamos por la calle, guardo su mano en el bolso de mi abrigo y la llevo por un café. ¿Te conté cuando la presenté con mis papás? Ese día Tali usó un vestido blanco estampado con fresitas. Ella quiso combinar sus labios con las fresitas y por ello los pintó de rojo. Cuando la llevé con mis padres, se presentó con una enorme sonrisa y entonces vi que uno de sus dientes estaba completamente manchado de labial, desde entonces, cada cita, ella me mira y me sonríe antes de salir de casa para que me asegure que no traiga labial en los dientes. Su sonrisa es muy linda…

—¿Por qué me cuentas esto?

—Ella nunca me ha hecho infeliz, jamás me ha hecho sentir como si mi vida no tuviese sentido. Encontrarás a alguien así, por lo pronto, Pepe, estás en la boda de una mujer adulta que sabe lo que hace y nadie en sus cabales se casa con alguien a quien no ama. ¿A qué vienes? Si entras en esa casa y la encuentras, ¿qué crees que pasará? Si tanto la amas, arruinarás el que se supone, debería ser el día más feliz de su vida porque solo la harás sentir incómoda y temerosa. ¿O te dijo que vinieras por ella?  Porque de haber sido así, no entiendo para qué robaste mis invitaciones. ¿Ella te dio a entender algo para que vinieras aquí o solo viniste para hacer el ridículo?

Pepe se ruborizó, no dijo nada, entonces Talía se acercó y dijo:

—Vámonos ya, Pepe. Leandro es el encargado de darle carta de recomendación a mi Félix para la beca china y no voy a dejar que impidas eso.

—Quédense ustedes —dijo Pepe avergonzado, sin poderlos mirar a los ojos—, yo ya me voy. Hice esto sin pensar. Tuve miedo de perderla para siempre… Pero eso ya había pasado hace mucho.

José se veía tan decaído que Félix y Talía se lanzaron una mirada preocupada que enseguida los hizo decir al mismo tiempo:

—Nos vamos contigo.

Aunque José les insistió para que lo dejaran partir solo, ni Talía ni Félix se separaron de él, salieron del jardín junto con su amigo, luego tomaron un taxi y se dirigieron a un bar, pero debido a que Pepe no llevaba su credencial que lo acreditaba como mayor de edad, se pasaron a un McDonalds en donde el alto chico pidió una cajita feliz debido a que el regalo traía a los personajes de la liga de la justicia.

Piña IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora