Rebanada 42. Soltar o aferrarse.

326 56 52
                                    

Sebastián pasó al departamento sin prestarle atención a Mariana, estaba tan molesto que notó el arreglo de su novia hasta que se sentó en el sofá y ella, de pie frente a él, lo miró preocupada.

—¿Por qué estás tan arreglada? —preguntó el rubio.

—Porque dijiste que vendrías y quería que me vieras bonita.

—Pero te sientes mal, ¿no? Te hubieras quedado en pijama, no era necesario...

—¿No te gusta cómo me veo?

—¡No dije eso! Te ves preciosa, pero aunque te sientas mejor, tienes que descansar.

Ella se sentó a su lado y tomó su mano para preguntar:

—¿Quieres ver una película?

Sebastián, como hechizado por la belleza de su novia, la observó por un par de segundos, quiso besarla, pero se contuvo y en su lugar, colocó su vista en la pequeña pantalla frente a ellos, entonces explicó:

—Quería hablar contigo. Pepe comentó una estupidez en la foto que publiqué junto a ti. ¿No viste el comentario?

—No —respondió fingiendo sorpresa—. ¿Qué comentó?

—¿Ves que puse: "de vuelta en mi hogar"? Pues Pepe comentó que, mientras yo había estado fuera, él había aprovechado la casa. ¡¿Qué se mete ese tarado?! Me enojé tanto que borré la publicación. Quise partirle la cara hoy, pero ni siquiera asistió a la escuela el muy cobarde. Me fastidió que el patán hablara así de ti y me tomara a mí como un payaso. Estoy muy molesto...

—La vez pasada Valeria no te castigó porque prácticamente la chantajeamos, pero si esta vez vuelves a armar una escenita en la escuela, te pueden expulsar, Seb.

—Por eso vine a preguntarte la dirección de ese idiota...

—¡Seb! No quiero que te metas en problemas por culpa de un comentario ardido en facebook. No le prestes atención.  Hablaré con él…

—¡No quiero que te acerques a él! Además, yo soy quien tiene que arreglar las cosas y no puedo dejar pasar las cosas así como así. No voy a dejar que haga chistes a costa tuya.

—Sus papás pueden estar en casa. Igual podrías meterte en problemas. Además, seguro quieres ir a casa de Pepe para ver a Nancy.

—¡No! Es más, vamos juntos...

—¡¿Me vas a llevar a una pelea callejera?!

—¡¿Cómo crees?! —preguntó mientras la abrazaba—. Moriría si algo te pasara, no te expondría porque te amo.

Sebastián la besó con delicadeza y lentitud, luego comenzó a bajar sus besos por el cuello de ella quien tomó entre sus manos la mano izquierda que él tenía sobre sus piernas.

—También te amo —respondió Mariana.

Sebastián separó su rostro del cuello de ella y, mirándola a los ojos, preguntó:

—¿Perdón? Es que no te escuché.

—Que también te amo —respondió con timidez.

La mañana siguiente, Diego salió medio adormilado de casa para ir a la escuela hasta que afuera miró a Pepe, el cual lo esperaba.

—¿Qué haces aquí? —preguntó Diego mientras caminaba a su lado.

—Es que soñé que Sebas me mataba de camino a la escuela y escondía mi cuerpo —explicó José—, mi fantasma trataba de decirles en dónde buscar mis restos, pero ustedes no me veían. Luego, quería hacer una jarra de barro con Mariana, pero ella no sacaba su equipo de barro como Demi Moore…

Piña IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora