Mariana lo miró asombrada, quiso arrojarse a sus brazos y besarlo ante aquella ansiada pregunta con la que se la vivía fantaseando desde hace varios días, no obstante, negó con la cabeza lentamente.
—Pepe —pronunció sin apartar su vista de los ojos de él—, me dijiste que estabas enamorado de otra chica al grado que descartaste darme siquiera una oportunidad.
—Mis sentimientos pueden cambiar, ¿no? Además, no quiero que te alejes de mí... También me gustas y te quiero. ¿Puedo ser tu novio de verdad?
Mariana pasó saliva, quiso creerle porque no quería que él se alejara de ella ni quería verlo con alguien más, así que teniendo esto en mente, respondió con la voz apenas audible:
—Está bien.
Él sonrió, se inclinó y la besó, luego la tomó de la mano y ambos fueron al departamento de ella para comer.
Mariana se sentía tan nerviosa y feliz por lo que acababa de suceder que en ningún momento pudo quitar la sonrisa de su rostro. Llegando al departamento, ella asó algo de carne mientras que él preparó una ensalada. Con aquella imaginación rápida que tienen las mujeres cuando están enamoradas, enseguida se sintió como una recién casada y eso la avergonzó.
De pronto Pepe, al notar lo nerviosa que se miraba, le contó alegre acerca de una película que había visto y ella rió hasta de los chistes sin gracia que él le contó.
Y cuando se sentaron a comer, continuaron hablando con la misma comodidad de siempre, porque si había algo que amaban el uno del otro era aquella confianza que se tenían para hablar de lo que fuese.
Al terminar, fueron a la habitación de ella, se acostaron sobre la cama y allí José comenzó a leerle un libro que les habían dejado como lectura de la clase.
Ella le observó, se sintió tan monstruosamente atraída por su novio que quiso besarlo, pero conteniéndose, se acurrucó en él y cerró los ojos, escuchó atenta la voz de Pepe el cual no podía sacarse de la cabeza a Valeria.
Mientras el corazón de Mariana latía de manera frenética por él, José pensó en lo mucho que le hubiese gustado que Vale lo hubiese tratado como Mariana lo trataba… Él respiró hondo, el perfume que Mariana utilizaba era el mismo que Valeria usaba. Sus estaturas eran similares, su cabello del mismo corto, su cuerpo... Él dejó de leer y cerró sus ojos para fantasear que estaba con Valeria.
Y entonces, ante el silencio repentino, Mariana abrió sus ojos, sonrió al mirar a José dormitando y suspiró pensando en lo mucho que le gustaba.
De pronto un beso de Mariana hizo que la fantasía de Pepe se potencializara. Pensó que era como estar con Valeria solo que con una Valeria más torpe e inexperta en los amores… “¿Habrá sido así a esta edad?”, pensó acariciando el cuerpo de su novia.
El beso tierno que ella le había dado, poco a poco él lo transformó en algo más pasional y a ella le gustó. Él continuó besándola, con mucha tranquilidad comenzó a provocarla a más mientras que ella, apretándose contra su cuerpo, hundió sus dedos en el cabello ondulado de José.
Mariana sofocó un jadeo, estaba cayendo ante el placer, apenas se reconocía, mientras su ropa iba desapareciendo, el pudor parecía evaporarse con el ardor de su cuerpo, él sabía cómo hacerla sentir algo que nunca antes había sentido.
José la besó con paciencia, sin prisa, y ella quedó con la mente en blanco hasta que él comenzó a deslizar su mano dentro su brasiere, Mariana reaccionó, pensó en detenerlo pues aquello comenzó a cruzar su límite de decencia, pero cuando sintió la humedad de la lengua de él sobre sus pechos, el placer la venció de nuevo por lo que decidió disfrutar un poco más, pensando en ponerle un límite más adelante.
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Piña II
Teen FictionEl viaje de crecimiento personal de un grupo de adolescentes que se enfrentan a las ilusiones y desilusiones ocasionadas por su primer amor.