Sex Intructor® | 𝐏.𝐌 |

Baile

Capítulo siete.

Narra Ninette.

Al día siguiente, fui a visitar a mi madre en el hospital. Era día de fiesta, el baile de navidad que se lleva a cabo ahí con los trabajadores, los pacientes y toda la familia de los anteriores.

Cuando llegué con mi mochila con ropa para cambiarme después y mi cabello toso deshecho, mi madre me notó algo rara.

- ¿Qué te pasó, Nette? -preguntó mientras seguía acomodando un par de papeles en la caja de registro.

- ¿Por qué lo dices?

- ¿Estás feliz o solo quieres irte de aquí?, te recuerdo que es el baile

- ¡Oh, vamos! me siento de un animo estupendo -exclamé- ¿No puedo sentirme así aunque sea una vez?

- Ajá, lo que digas

Rodee los ojos, no quería discutir. Era un día perfecto, me sentía totalmente renovada, como una persona nueva. Estaba algo adolorida por la noche anterior, pero eso no quitaba el entusiasmo que cargaba la tarde de hoy.

Empecé a tararear Old me de 5 seconds of summer, mientras le ayudaba a una de las enfermeras a acomodar unas pequeñas cosas. Mi celular comenzó a vibrar y atendí sin ver el nombre.

- ¿Diga?

- ¡Ninette! -gritó la voz chillona de Halley.

- ¡Joder! -mustie- me rompiste el tímpano, tu zorra

- Ah, lo siento -aun con emoción- A que no adivinas la noticia que te tengo que dar

- Le atinaste porque que no tengo idea

- ¡Nicholas es mi novio! -gritó más feliz.

Con una mueca de dolor en mi oído alejé un poco el teléfono y después lo pegué a mi otra oreja.

- ¿No es un poco pronto?

- ¿De qué hablas?

- Quiero decir, lo conociste ayer y hoy son pareja -expliqué en corto.

- ¿Estas celosa de que yo puedo conseguir a quien quiera? -bromeó.

- No, Halley -bufé- solo estoy diciendo que... -suspiré- mira, has lo que quieras, solo no quiero que salgas mal

- No lo hará -rió por lo bajo- si alguien sale lastimado, sería él

- Tu tampoco lo hagas

- No lo haré, mamá

Después de un rato platicando de la noche que tuvo Halley, tu e la necesidad de contarle sobre Payton.

- Halley... -dudé unos segundos- ya tuve mi primera vez

- ¡¿Qué?! -chilló- ¿Te han desvirginado y tuviste el descaro de no decírmelo?-indignada- ¡Cuéntame todo! -pidió y supe que estaba brincando cuando se escuchó un golpe por la bocina- estúpida pered -gruñó.

- Ahora no puedo contártelo -reí- pero... si vienes al baile del hospital, te contaré todo lo que gustes

- Pero claro que si, amo los bailes y los vestidos y la música -con entusiasmo- te veo ahí, ¿si?

- Bien, te amo

Envió un beso por la bocina y colgó.

Unas horas después, mi madre me dijo que fuera con una de sus amigas a arreglarme para la noche. Su amiga, Olimpia, me llevó a un cuarto donde podía vestirme.

Dejé la mochila en el pequeño sofá que estaba en la esquina y me senté sin ganas a un lado. Los caireles rebeldes de cabello frente a mi cara, los soplé un poco, perdiendo el tiempo. Abrí la mochila y saqué el vestido rojo que llevaba un tiempo sin usar y los tacones beige.