Soñando

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Capítulo treinta y cinco.

Narra Ninette.

Entré a todas y cada una de las clases puse atención en la mayoría, pero hubo una en particular a la que le tenía pavor y, por obvias razones era: literatura.

Aún no soy lo suficientemente valiente para enfrentarme a la mirada de Laurie, a ver sus ojos verdes con ese toque de decepción.

Lo único que pude hacer en ese momento: fue huir. Me quedé bajo las gradas del campo de fútbol y verme en la necesidad de hacer configuraciones innecesarias a mi teléfono. Estaba buscando un nuevo fondo de pantalla que contrastar a con el de inicio, cuando un mensaje interrumpido toda mi navegación por Pinterest.

+1 798 645 1028
Este es mi nuevo número, llámame cuando lo necesites no importa a qué hora. Te quiero. Payton

Una sonrisa inconciente se dibujó en rostro.

Guardé el nuevo número a contactos y escribí una respuesta para él, pero incluso antes de terminarla, me llamó.

— ¿Estás ocupada? —preguntó inmediatamente cuando respondí.

— No, acabo de saltarme clase de física

Mentirosa, mentirosa, mentirosa.

En mi defensa, aún no quería que se diera cuenta que me daba algo de pena mostrarme a Laurie después de nuestra relación.

— ¿Tienes alguna clase después?

— Mmm, ciencias sociales, pero también pensaba saltármela, nunca hacemos nada ahí

— ¿Quieres salir a comer conmigo? —pregunto lentamente— tengo dos horas de descanso y después una reunión

— Me encantaría —dije en un tono con ilusión.

— ¿Te veo en la entrada?

— Mejor en mi casa, iré a cambiarme —dije mientras recogía mis cosas del piso.

— Bien, ahí te veo nena

Colgué.


Después de una hora, Payton a apareció en su auto frente a la casa. Llevaba el mismo traje de la mañana y seguía viéndose realmente apuesto. Yo en cambio, llevaba un vestido color bermellon parecido al de la fiesta a donde Laurie me llevó con sus amigos y compañeros de la universidad.

Amé ese vestido con toda mi alma, así que compré uno similar.

Cuando llegamos al restaurante, Payton me tomó de la mano y no dejó de plantar besos en mi frente y mis labios. Cada que podía me tomaba del rostro y me daba un largo y delicado beso, que aunque no fuera con por ciento tímido, lo era para mí.

— Por favor, pasen —pidió el mesero que nos iba a entregar nuestra mesa.

Payton había pedido un privado donde solo era para reuniones importantes, estaba en el segundo piso y era solo para nosotros dos. Apostaría a que Payton pediría toda la comida de una, para que el mesero no regresara.

Me senté en la silla de terciopelo rojo y esperé a que él se sentará frente a mí.

— ¿Desean algo de tomar? —dijo el mesero.

— Chardonnay Terranoble y fresas a parte —dijo Payton de una manera que aunque no lo fuera, lo sentí demasiado sexy.

— Por supuesto —sonrió con amabilidad y dejó al lado de nosotros la carta, mientras otros dos meseros quitaban los platos y ponían copas de cristal.

Al terminar, todos se retiraron y cerré ron las puertas dejándonos a ambos.

Payton inmediatamente se inclinó a mi y me jaló para inclinarme a él también.

— No podía decírtelo —susurró a mi oído— pero con ese vestido se te ve un trasero y unas piernas espectaculares.

Solté una corta carcajada y pateé su pierna por debajo de la mesa.

— Auh... —dijo regresando a su posición normal, pero sin estar tan lejos de mi.

No pasó mucho tiempo cuando el mesero regresó con la botella y una copa adicional. Al acercarse a Payton, le mostró que la botella estaba cellada, comenzó a destaparla, tomó la botella adicional y sirvió un poco dejando ver el líquido blanco amarillento.

Payton tomó la copa y dio unas vueltas a ella para acercarlo a su nariz y olerlo, le dio un trago y pasó el líquido con su lengua para recorrer toda su boca y degustarlo bien.

Payton volteó a verme y sonrió al notar que lo veía con determinación.

— ¿Quieres probarlo? —preguntón estirando la copa a mi.

La tomé sin pensarlo dos veces y le di un trago. El sabor dulce/amargo y seco recorrió mi lengua y mi garganta haciendo una explosión de sabores.

— Delicioso —susurré.

Payton se lamió los labios y asintió con la cabeza.

El mesero sirvió en nuestras copas.

— ¿Desean algo de entrada?

— Calamar frito y en vez de la salsa de mango, que sea de mostaza, que sea al centro

Paul, el mesero, anotó todo mentalmente y se retiró.

— ¿Puedes decirme por qué cambiaste tu número? —pregunté tomando la mano de Payton sobre la mesa a lo cual él la entrelazó con una sonrisa.

— ¿Por qué no? —se encogió de hombros.

Torcí los ojos chistosa y soltó una risa.

Acarició el dorso de mi mano con su dedo pulgar y me soltó la mano, trazó una línea de la punta de mis dedos hasta mi hombro haciéndome sentir una chispa de electricidad.

— ¿Sabías que mi cuerpo ya no reacciona a otro cuerpo que no sea el tuyo? —soltó aún trazando la misma línea.

— ¿Habas en serio? —reí por lo bajo en burla.

— Muy en serio... sabes que mantenía las clases con otras mujeres y mi amigo camarada —dijo eso último con orgullo— no respondía muy bien, era ese sentimiento de culpa, por que en verdad me gustas, me gustas mucho Ninette

No estoy soñando, no estoy soñando, no estoy soñando.

Sex Intructor® | 𝐏.𝐌 |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora