Desastre natural

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Capítulo veintidós.

Narra Ninette.

Llegamos a un edificio enorme donde en la recepción pedían datos del invitado y le decían donde se llevaría a cabo el evento. Laurie me introdujo con unas personas como: "Te presento a Ninette, mi chica" y con otros: "Ella es Ninette, mi hermosa novia".

Todos y todas llevaban prendas carísimas y formales, mientras que yo llevaba unos mom jeans azul claro, playera blanca de manga larga y otra color cafe encima de esa.

— ¡Laurie! —gritó alguien mientras Laurie me presentaba con sus amigos.

Nos giramos y Laurie sonrió.

— Hey, ¡William! hombre, ¿como has estado? —le preguntó mientras chocaban manos y se regalaban un corto abrazo.

El hombre venía con una mujer de cabello castaño dorado, alta y de piel blanca que contrastaba con su cabello. Muy hermosa. Unos ojos cafés ámbar hipnotizantes, ese tipo de belleza que no se puede ignorar.

— Te presento a Ninette —tomando mi mano.

Me jaló delicadamente a su cuerpo y rodeo su bazo en mi cintura. Sonreí amable y extendí la mano para saludar, al hacerlo, noté algo raro en ella; una mancha morada  con tonos azules casi etérea en su antebrazo... casi.

Luego salude a William, que me miró de pies a cabeza sin descaro.

— Que linda mujer te conseguiste, Laurie —dijo él mirándolo.

— No es mi mujer, es mi novia —corrigió, sentí sus dedos clavarse más en mi piel— ¿Cómo te llamas tú, dulzura?

¿Dulzura? Eso solo me lo dice a mi.

— Thalía... —respondió con debilidad, temor y dureza.

Sonreí casi en comprensión. De repente sentí la mirada de William quemándome, y ahí supe que esto no era bueno.

— ¡Chicos, chicos! ¡Su atención por favor! —pidió a lo cual todos voltearon—.

Una mujer medio alta, cabello rizado y un hermoso vestido plateado mate. Sostenía una copa de vino delgada, estaba a un lado de otras mujeres más. Todas muy hermosas y un porte fino.

— Las princesas de la universidad —susurró en mi oído.

— ¿Y la reina? —pregunté siguiendo el juego.

— La que está hablando

Reímos por lo bajo y pusimos atención a lo que iba a decir.

— Podrán pasar a la cena en unos diez minutos, el chef tardó un poco en terminar de preparar la salsa —anunció— mientras piensen en qué harán con sus parejas para el baile final, se hará un concurso y el ganador recibirá la corona y la tiara real de 1985

Tpdls aullar on y empezarona aplaudir. Laurie me tomó de la mano y me guió a otra bolita de amigos suyos, los cuales mantenían pláticas más interesantes en las que pude participar la mayor parte del tiempo.

— ¿Recuerdan a PJ? —dijo con entusiasmo el pelirrojo.

— ¡Ese hombre! Dicen que mantiene una de las empresas más remarcadas en el negocio

— ¿PJ? ¿El nerd que no hablaba? —burló— Tienes que estar bromeando

— Chicos, no cambian —negó con la cabeza una mujer bajita, gorda y cabellos rubios.

— Amor, es verdad —dijo su esposo — ese tipo era un dios, menos con las chicas... o al menos no sabíamos en ese entonces

— Pero ahora mantiene una buena compañía —dijo Laurie— gana al rededor de diez millones o más en tres meses

Sex Intructor® | 𝐏.𝐌 |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora