Viejos tiempos

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Capítulo dieciocho.

Narra Ninette.

Dormí un poco y me concentré en otras cosas: la escuela por ejemplo. Estaba con una sudadera grande de mi papá y unos shorts de tela, a lo princesa Diana. Estaba acostada boca abajo, mi cabello húmedo y suelto detrás de mi nuca. Miles y de pensamientos en el cerebro, los borré todos.

Me estiré para alcanzar mi celular que estaba en el buró de al lado de mi cama, la barra de notificaciones estaba atascada. 17 mensajes y 28 llamadas perdidas, todos con el nombre de Payton. Los leí por encima y uno me llamó la atención, no era de Payton, era de Laurie.


Laurie<3
Princesa, te quiero de la manera más loca que te puedas imaginar, aún incluso cuando llevamos días de ser pareja. Te extraño como Romeo a Julieta y te deseo como Grenouille a las esencias. Sueña excelente, nos vemos mañana amor mío.


Una sonrisa involuntariamente se dibujó en mi cara.

Yo

Hasta mañana, mi amor. Te quiero


Le di al botón enviar y volví a leer los mensajes de Payton por la barra de notificaciones.


Profesor Payton
No sé lo que ha pasado hoy, y creo que no lo sabré. Me has llenado de tantas dudas señorita Wilde, que me hacen retroceder 

No pienso que lo entiendas, no lo harás 

Somos perdonas diferentes, rodeados de cosas diferentes e intereses diferentes

Si algún día necesitas algo, sólo llámame

Mi apoyo siempre será tuyo


Comencé a patalear contra la cama, gruñí furiosa y llamé al primer número que se me atravesó. Y si, había sido la que menos necesitaba en ese momento.

— ¿Hola? —respondió la voz ronca del chico de ojos negros y cabello castaño ondulado.

— Harry, te necesito

Silencio. No sabía cual era la reacción de mi ex novio al ver que su loca ex novia le estaba pidiendo ayuda, admitiendo que lo necesitaba.

— ¿Ninette? —exclamó con sorpresa.

— Si...

— ¿Está todo bien? ¿qué necesitas?

— Solo... quiero refugio —solté— como en los viejos tiempos

La imagen de Harry tomando mi mano y consolando mis lágrimas cuando éramos solo amigos.

— Llego en 5 minutos

Colgó. Me levanté de la cama, dejé unos mensajes de voz a mi mamá diciendo que iría a dormir con una amiga, después a Monica para que me apoyara, lo cual aceptó sin problema. Y por último, a Laurie.

— Hola, mi amor —dijo en un tono suave.

— No estaré en casa, al menos unos tres días... no lo sé aún

— ¿Por qué? ¿estás bien? ¿sucedió algo?

— Todo está bien, no te preocupes —pausé— unas amigas me invitaron a pasar la semana con ellas y acepté

— De acuerdo —rió por lo bajo— si necesitas algo solo dime, ¿si?

— A veces pareces mi padre, Laurie

— Bueno, al ser mucho menor que yo no tienes derecho a renegarte —burló.

— Infantil... —reí entre dientes— te quiero, Theodore 

— Hmmm —suspiró— hace mucho nadie me decía así —soltó una risilla— También te quiero... ¿Jo?

Reí a lo cual él también.

— Descansa...

Colgó. El timbre sonó en ese momento, bajé corriendo y al llegar a la puerta principal, mi mano se aferró de la manija y respiré hondo antes de enfrentarme con esa persona que más me había causado dolor.

Estaba algo ansiosa por ver lo que haría después, pero ahora muy en el fondo necesitaba a mi ex mejor amigo, no a mi ex novio.

Abrí la puerta, sus ligeros caireles caían por la frente mientras veía sus zapatos, alzó la mirada y extendió sus brazos.

Me abalancé sobre él, no necesitaba un abrazo de mi novio, ni del estúpido de Payton, necesitaba un abrazo de Harry como amigo, olvidando todo nuestro pasado y dejando solo la parte donde éramos grandes amigos.

— Shh... —acarició mi espalda y mi cabeza.

No dijo nada más, solo me dejó abrazarlo y llorar en su pecho.

— Perdón —dije cuando por fin fui capaz de articular las palabras.

— No... dijiste que necesitabas refugio como los viejos tiempos, y aquí estoy

Alcé la mirada encontrándome con sus ojos negros. Me inundé en ellos y sonreí.

— Extrañaba tu sonrisa —dijo con ternura quitando las lagrimas de mi rostro.

Nos sentamos en las escaleras de fuera de la puerta y miramos el cielo, estaba hermosamente estrellado.

— Dime Ninette... ¿qué nos pasó? solíamos hacer esto cada noche cuando éramos solo amigos... y lo hemos arruinado

¡¿Hemos?! Ohhh eso me suena a manada.

Al parecer se dio cuenta de lo que mi gran mueca de molestia y desagrado.

— Sé lo que estás pensando, y de verdad lo siento, fui un estúpido y de verdad te pido perdón —pausó— sé que me será difícil volver a tener tu cariño, pero al menos espero que sepas que puedes confiar en mi y que pase lo que pase estaré como amigo —tomó mi mano dejando un beso delicado sobre esta.

— ¿Podemos irnos? no quiero estar aquí... —me froté la nariz.

— Si, claro

Se levantó primero y me ayudó a levantarme, me soltó para tomar sus llaves y abrir el auto que ahora conducía.

— ¿Y esto? —dije señalando el auto con una sonrisa divertida.

— Mi papá me bajó de las nubes, vendió mi hermoso jaguar por las estúpidas calificaciones, me hizo trabajar todo el verano y con lo que gané pude comprarme esta preciosura —dijo con orgullo— eres la única que lo sabe, no he tenido el valor de decirle a mis "amigos" lo que pasó

— ¿Y por qué no? —pregunté curiosa.

Me abrió la puerta del copiloto y al entrar se me quedó viendo incrédulo.

— Creo que ambos sabemos por qué no

Cerró mi puerta con delicadeza y corrió al otro lado para entrar y encender el auto, encendió la radio y arrancó.

— No debería avergonzarte, hay personas que te quieren a pesar de todo lo que has hecho

Volteó a mirarme de reojo para volver su mirada al camino.

— ¿Tú aún me quieres?

El aire se atoró en mis pulmones y, antes de que pudiera pensar en algo, mi celular comenzó a vibrar en una llamada. Sentí la campana salvar mi vida. Respondí sin ver el nombre en la pantalla.

— Tenemos que hablar, Ninette

¡Oh, maldita sea Ninette!. Te sales de un problema y entras a otro.




Sex Intructor® | 𝐏.𝐌 |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora