Susurro mágico

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Capítulo diecisiete.

Narra Ninette.

Me quedé atónita y, sin esperarlo estrujó mi cuerpo contra el suyo y atacó mis labios con rudeza. Mis manos subieron a su cabello y entre mis dedos jalé de él con lujuria.

Sus manos que recorrían mi trasero y mi espalda, subió a los cordones de la parte de arriba del bañador, tiró de él y de un jalón lo quitó dejando mis senos al descubierto, hundió su cabeza entre ellos y los lamió, pellizcó y succionó de una manera exquisitamente deliciosa. Solo como él sabe.

Subió de nuevo sus besos, a invadir mi boca con su lengua. 

— ¿Te he dicho lo bien que besas? —gruñó entre el beso.

— No...

— Bueno, lo haces perfectamente bien

Sonrío y él con sus manos maliciosas, me hace enredar mis piernas al rededor de su cintura, baja sus manos a mi feminidad y su dedo anular invadió mi entrada con movimientos circulares, que al mismo tiempo el agua clorificada se escapaba entre sus movimientos. Se sentía delicioso, sentir el agua y sus dedos dentro de mi era algo realmente excitante. Gemía y gemía mientras que Payton seguía su ataque.

Notó el temblar de mis piernas.

— Hey, tranquila —burló sacando sus dedos— apenas comenzamos

Regresó sus labios a los míos mordisqueándolos y lamiéndolos una vez más sin darnos tiempo para respirar. Recargué mis brazos alrededor de su cuello, sus manos pasaron de mis muslos a mi trasero de una manera ágil y sensual. Sus dedos rebuscaron los listones que quería desabrochar. Mordí el lóbulo de su oreja y lamí su cuello lentamente mientras él seguía buscando el cordón del calzoncito.

— A la izquierda —lo guie.

Al encontrarlo, jaló de él muy despacio, tan despacio que creí que nunca terminaría de soltarlo. Cuando por fin estuve liberada de todas las prendas acuáticas, Payton se quitó su boxer al fin y lo sacó de la pileta sin quitarme la mirada de encima. Me separé de él y nadé unos metros lejos de él.

— Si me alcanzas estoy dispuesta a tener sexo en el lugar menos predecible del planeta, y si no... no dejaré que me enseñes nada hoy

— El caso es que estoy más excitado que un burro en primavera, eso me hará nadar más rápido y me será muy fácil alcanzarte y poder abrir tus piernas — dijo son una sonrisa burlona

— Bueno, veremos que pasa

Me di vuelta hundiéndome en el agua y nadé hasta el otro extremo, en una esquina. Tomé aire profundo y me sumergí por completo. Cuando el aire me estaba faltando salí de nuevo, pero entonces sentí un bulto ahí, entre mis piernas. Payton ya estaba dentro de mi, tras de mi. Dolía tanto como la primera vez.

Solté un grito de dolor, de esos que no puedes aguantar y solo salen.

— Oh mi Dios... se siente... ¡oh Ninette! — gritó él mientras enterraba sus dedos en mi piel.

— ¡Ahh! Payton... duele —gemí.

Sacó de nuevo su miembro de mi y volvió a meterlo, una y otra vez aumentando su ritmo con cada embestida. Sentía el agua meterse por mi coño, haciéndome sentir aún más caliente y excitada. Era tan delicioso. Empezaba a disfrutar del dolor. De repente cuando de verdad estaba llegando al extasis, a Payton se le ocurrió salir.

— Vamos a la orilla —dijo mordiendo el lóbulo de mi oreja.

— ¿Unas carreritas? —pregunté divertida.

— Bien

Empezamos a nadar, era obvio que me dejó ganar, pero nadaba lo más sexy que podía, porque sabía que miraba mi parte trasera y desnuda a través del agua. Comencé a reír.

— ¿De qué te ríes? —preguntó con una sonrisa de oreja a oreja.

— ¡No lo sé! —dije entre carcajadas.

Payton comenzó a reírse, jamás lo había escuchado reír así. Era perfecta, esos hoyuelos en la comisura de sus labios se veían perfectos en él.

Él es perfecto.

Estiró su mano a mi cintura y me jaló a él.

— Eres hermosa —soltó.

Cabizbaja sonreí, que diga esas cosas me hacía sentir extrañamente tímida.

— Hey... no hagas eso —alzó mi mentón con sus cálidas manos— una chica no debería bajar la mirada ante esos cumplidos, debes disfrutarlos, ¿está bien?

— Bien

Sonreí al igual que él y juntamos nuestros labios en un beso apasionado. Mi respiración se tornó acelerada y mis palpitaciones eran más de mil por segundo. Jadeé. Siguió besando mis labios con un toque que no reconocía.

— Ninette... 

— ¿Si? —abrí los ojos  viendo los suyos.

Hubo un silencio tan incómodo que quise salir de la piscina y correr a esconderme, no sabía por que. Un cabello que estaba molestando uno de sus ojos, lo quité haciéndolo atrás y él abrió la boca para decir algo, pero no lo hizo hasta después de un corto rato. 

— ¿Recuerdas esa vez en el hotel?

— Si...

— No quiero que suene raro, pero... de verdad me gustaría que tuvieras la confianza necesaria para decirme lo que quieras —soltó con honestidad— de cualquier tipo, no importa, aunque sea en contra de mis propias reglas

Escuché cada palabra como un susurro mágico. Éste hombre, de el cual sabía muy poco pero a la vez mucho.

— Regla tres... nada de sentimientos, esto es sexo y nada más que eso —susurré.

— ¿Qué...? —confundido.

 Sus brazos seguían a mi alrededor, abrazándome contra su cuerpo, las quité y nadé a las escaleras saliendo de la pileta ignorando a sus llamados. Sin importar que estuviera desnuda caminé a la puerta.

— ¡Ninette!

— Hay toallas en el armario de ahí —señalé— toma lo que necesites, sabes donde está la salida

Él no me quería, pero estaba rompiendo con esa regla, está dejando que esto sea más que sexo y eso de alguna manera me hacía dudar, me hacía sentir... mal.

Sex Intructor® | 𝐏.𝐌 |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora