me gustas II

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Capítulo trece.

Narra Ninette.

Monica me ayudó a arreglarme para esta noche con Laurie y tiempo después cuando dieron las siete, se fue a casa. 

Mientras terminaba de arreglar los bolsillos de mi pantalón, que a veces se hace bolas, el sonido del timbre subió la adrenalina de mi cuerpo. Acomodé mi cabello en el espejo una vez más y olí mi playera tratando de saber si ya me había puesto perfume, lo cual si hice. Tomé mi teléfono y bajé corriendo hasta la puerta, vi por el mirador y al verlo acomodar su chaqueta con nerviosismo sonreí.

— Laurie... —saludé con timidez cuando abrí la puerta.

— Hola, damita —se inclinó a mi dejando un beso en mi mejilla, cerca de mis labios— yo... te traje estas —mostrando unas flores blancas que escondía tras su espalda.

Sonreí con ternura y las tomé.

— Son preciosas —sonreí con un posible sonrojo.

Di un paso a un lado para que él pudiera pasar, inclinando la cabeza en agradecimiento dio un paso dentro. Cerré la puerta y caminé a la cocina para dejar las flores en algún florero y ponerle agua. Escuché sus pasos tras de mi y cuando me di vuelta él estaba a escasos centímetros de mi.

Sus ojos brillando con ternura exploraron mi rostro de cerca, con su sonrisa del lado tan linda no pude evitar sonreír también.

— Ninette, eres mucho más hermosa de lo que pude imaginar —dijo con dulzura subiendo su mano a mi rostro para apartar mi cabello.

Sin poder evitarlo, querer sentir la sensación de sus labios me corrompió. Sin necesidad de preguntar, yo sabía que él sabía que yo quería que me besara. Y así lo hizo.

Mis manos fueron a su pecho y las suyas a mi rostro, sosteniéndome como si no quisiera que fuera a desaparecer. Rodeé mis brazos en su cuello y él en mi cintura. Sus labios abrazaron los míos con una dulzura fugaz que nunca había tenido, era tan suave pero a la vez apasionado sin dejar de ser dulce. Sus manos acariciaron mi espalda recorriendo y explorando cada centímetro. Volvió a apretar sus brazos en mi cintura y me cargó ligeramente para subirme a la mesa, abrió mis piernas para meterse entre ellas, sin dejar de besarme.

Dejó un beso casto sobre mis labios y separándose ligeramente me miró a los ojos. Contemplé sus ojos verdes, esos verdes que me habían hipnotizado desde el principio.

— Me gustan mucho tus ojos... —solté hipnotizada.

— Me gustas mucho tú

Sonreí y dejé caer mi cabeza para juntar su frente con la mía.

— ¿Quieres... quieres ir a mi departamento? —preguntó cerrando los ojos— es pequeño, pero tiene chimenea

Me separé un poco para verlo.

— ¿De verdad?

— Si, podemos preparar chocolate caliente y sentarnos en el sofá, tengo miles de películas, podemos verlas —ofreció— o podemos platicar... o besarnos el resto de la noche —reí a lo cual él también soltó una risa— también puedes quedarte si quieres

Dejé un beso en si frente y me hice a un lado para bajar de la mesa, me miró extrañado y yo señalé mi teléfono.

— Voy a avisarle a mi madre que me quedaré en casa de una amiga 

Asintió y se recargó an la mesa, corrí a mi recámara y saqué una pequeña mochila para meter unas cosas mientras marcaba al número del hospital.

— Hospital  Grace

Sex Intructor® | 𝐏.𝐌 |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora