Capítulo quince.
Narra Ninette.
Empujé la puerta y el tintineo de la campana al entrar a la cafetería sonó casi nulo. Como siempre, gran parte de la gente que estaba aquí, está acompañada, ya sea por algún amigo o su pareja, y sí no; solos disfrutando de una bebida deliciosa, algún bocadillo y tal vez un libro o solo disfrutando ese tiempo.
Laurie me pidió que buscara una esa, al ver una vacía, me encaminé a ella. Al pasar de unos minutos él regresó con dos vasos de carton, el humo saliendo de la bebida dio a mi cuerpo la sensación de calidez incluso antes de tomarlo.
— ¿Quieres algún panqué, Nette? —preguntó sentándose frente a mi con una pequeña sonrisa.
— No gracias —sonreí sin fuerzas tomando el vaso que tenía mi nombre.
— Ninette, te ves algo cansada, ¿te sientes bien? —arrugó el entrecejo y acarició mis nudillos.
— No, es solo que... estoy algo mareada —mentí.
— Ven, vamos a casa
Extendió su mano para que la tomara y fuera con él. Lo hice, caminamos a la salida mientras que a Laurie marcaba un número en su celular, lo pegó en su oreja.
— Hola Ted... no, quedamos que el proyecto sería de mi materia —empezó a decir.
Abrió la puerta de la cafetería para que saliera yo primero. El aire frío me golpeó, mis mejillas y mi nariz se congelan. Caminamos hasta el estacionamiento tomados de la mano hasta que estuvimos frente al auto de Laurie.
Abrió la puerta del copiloto para mi, entré y él se quedó unos momentos afuera para seguir su conversación. Me acomodé en el asiento y saqué mi celular del bolsillo de mi chaqueta que había sonado en un mensaje.
Harry
Nena, muero por verte, ¿te parece mañana?
— ¿Qué mierda? —gruñí e inmediatamente llamé a Halley
Un tono... dos tonos... tres tonos...
— Hola bonita, ¿qué hay?
— Solo te daré una primicia: Harry quiere coger conmigo
— ¡¿Qué mierda?! —gritó.
— Lo mismo dije yo —chillé— acaba de mandarme un mensaje diciendo que quiere verme mañana
— Imbécil —chilló sin voz.
— Oh, y por cierto —sonreí de oreja a oreja— ¿Recuerdas a Laurie?
— ¿El de literatura?
— Estamos saliendo —solté y colgué.
¡Demonios!, si mi madre se enterara de que estoy saliendo con mi profesor de literatura, que con obviedad es mayor que yo, y que lo engaño teniendo sexo con un empresario de la misma edad... me abría mandado al loquero a rastras.
— Perdóname, preciosa —dijo mi novio entrando al auto— el último semestre es el peor
— Está bien, lo entiendo —sonreí y me estiré a dejar un beso tranquilo sobre su mejilla.
Sonrió de una manera tierna y se volteó a tomarme del rostro, pero al tacto hizo una mueca.
— Creo que va a darte fiebre
— No, por supuesto que...
— Te llevaré a casa —interrumpió — creo que los cambios climáticos no son buenos para ti
Se ajustó el cinturón y arrancó.
Al llegar frente a mi casa lo invité a pasar, al principio se negó pero luego accedió a entrar unos minutos.
— No puedo creer que en vacaciones trabajas —exclamé.
— Un profesor nunca descansa del todo, linda
Profesor... Payton. Esos ojos avellana y sus pestañas largas se cruzaban por mi mente.
— Bueno, los estudiantes tampoco —me quejé— deberías ver las ojeras que me cargo cuando los maestros no tienen piedad
— ¡Bueno! —masculló— pero ustedes prefieren irse de fiesta, ¿quien tiene la culpa? —preguntó casi obvio.
— ¡Obviamente ustedes!
Soltó una carcajada y me besó de una manera realmente preciosa. Casi lloro, pensar que de alguna manera lo quería a él y mi corazón le pertenecía a él, pero mi cuerpo deseaba a Payton.
— Tengo que irme —murmuró alejando sus labios de los míos— por favor descansa, ¿si?
— Está bien —asentí sin fuerzas.
— Bien, me voy jovencita —dejó un besó en mi frente— tengo un pendiente con la directora y ese Ted —hizo una mueca graciosa.
Reí y me cubrí la cara con la cobija roja que cubría mi cuerpo. Escuché su risa grave y se inclinó a mi para dejar otro beso sobre mis labios se separó y caminó a la puerta.
— Laurie... —llamé antes de que se fuera, volteó— quiero decirte algo
— Dime nena —dio unos pasos a mi, pero aún no estaba ni cerca.
Sentí un nudo en mi estómago, de esos nudos que te hacen tener náuseas y querer correr y gritar. Tragué saliva y miré como sus ojos verde oliva miraban los míos. Una mirada chispeante, ocultando dolor y traición.
— Te quiero y lo hice desde el principio —solté— tal vez soy muy pequeña para entender el amor y lo que conlleva, pero a pesar de eso, sé que te quiero y lo haré toda la vida
Una lágrima se escapó de mis ojos. ¿Qué estaba haciendo?. Caminó a mi con rapidez y se sentó a un lado de mi.
— Ninette, también te quiero —dijo con dulzura— no llores, no vale la pena llorar por un hombre, ni siquiera por mi —limpió mis mejillas— te quiero, Ninette
Después de dos horas, sola y sin ningún ruido. El timbre rompió el silencio, esa tempestad alteró los latidos de mi corazón.
— Payton... —murmuré para mi misma.
Bajé las escaleras a velocidad y corrí a la puerta sintiendo la adrenalina.
Abrí la puerta y él se dio la vuelta.
— Hola —dijo recorriéndome de pies a cabeza con esa sonrisa.
— No hagas eso —supliqué.
— ¿Qué? —sonrió divertido.
Reí y pegué mis labios contra los suyos, consumiendo el calor de nuestras bocas, uniendo nuestras lenguas y acariciando su sedoso cabello entre mis dedos. Sus manos que estaban en mis caderas las subió a mis pechos y pellizcó mis pezones con suavidad y delicia.
— ¡Oh, Payton! —gemí en sus labios.
— Así me gusta —gruñó.
Me levantó entre sus brazos y enredé mis piernas en su cintura. Cerró la puerta de la casa, pero en vez de sentir la calidez de mi casa, sentí el frío aire. Caminó hasta su auto y nos metió en la parte trasera.
Lamió mis labios, mi cuello e intentó llegar a mis pechos. Sus manos subieron de mis tobillos hasta el interior de mis piernas carca de tocar mi intimidad.
— ¿Hay alguien ahí? —preguntó a lo lejos una voz tremendamente familiar.
¡Crajo! mi papá.
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Sex Intructor® | 𝐏.𝐌 |
Hayran Kurgu"La primera clase es gratis" Decía el anuncio que la protagonista encontró para conocer al empresario con doble vida, del cual se enamoraría y en el camino (sin querer) de su mejor amigo. Payton. Moormeier. ☠️ Adaptación de la novela de @SandyRam...