Pent-House

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Capítulo veintiocho.

Narra Ninette.


Subí los doce pisos del estúpido edificio que me llevaría con Payton. Al abrirse las puertas del elevador caminé a la recepcionista del piso y cuando me vio, sonrió con amabilidad.

 — Disculpa, ¿se encuentra el señor Moormeier? —pregunté tranquila.

— Por supuesto, ¿desea que lo llame? 

— Por favor

— ¿Quién lo busca? —alzando la bocina del teléfono.

— Una... amiga

Asintió con la cabeza y presionó un botón rojo. Disfruté el momento cuando colgó y aunque me sonrió amable, en sus ojos el disgusto era notable.

— Puede pasar

— Gracias...

Di paso a las puertas de madera y di un par de golpes hasta que escuché el pase. Abrí la puerta y entré .

Estaba de espaldas, su traje negro y su cabello perfectamente peinado. En este momento me arrepentí, no quería que volteara para así yo poder escapar, pero ya era tarde, ya había volteado.

Se quedó congelado.

— Hola... —salude casi inaudible.

Dejó su teléfono en el escritorio y dio la vuelta a este para estar frente a mi. 

— ¿Qué haces aquí? —me escaneó la cara viendo mi labio partido y la marca roja en mi mejilla— ¿que te pasó? —preguntó en tono preocupado.

— Solo vengo a pedirte algo 

— Lo que sea...

— ¿Tienes alguna propiedad que no estés usando?

— Si

— ¿Hay posibilidad de que me la rentes? si es apartamento, estaría mejor

— ¿Puedo preguntar por qué?... Laurie....

— Él no hizo nada —interrumpí y cerré los ojo negando con la cabeza— fue mi papá

— ¿Él te hizo eso? —señaló mi labio y asentí— Laurie acaba de decirme lo que pasó entre ustedes

— Te dijo que no era lo que parecía —bufé.

— Deberías hablarle, está devastado

— ¿Ahora eres mi psicólogo? —escupí molesta— Payton, solo vine a pedirte un espacio donde pueda quedarme, te pagaré la renta, no te preocupes —solté con rapidez.

— Hey, hey, hey tranquila, ¿quieres? —rió— está bien que estés alterada, pero eres menor que yo nena

— ¿Qué carajo tiene que ver eso?

Empezó a balbucear cosas que no pude entender.

— Mira, no tengo las llaves del apartamento aquí —dijo por fin— están en mi pent-house, si quieres te llevo y te las doy

Payton y yo, un pent-house, solos. Por supuesto que no.

— Bien, te espero afuera, civic blanco...

— Recuerdo exactamente el auto donde me llevaste por primera vez a tu casa —interrumpió.

Con un carajo...

Rodeé los ojos y me di vuelta caminando a la puerta. Piqué el botón del ascensor y las puertas se abrieron, entré y piqué el botón "S4" donde había estacionado mi auto. Unos segundos después las puertas se volvieron a abrir y caminé a mi auto.

Salí del estacionamiento y me estacioné frente al edificio con el motor encendido, esperé el Audi negro que conducía Payton. Cuando lo vi por el espejo del retrovisor, lo dejé pasar y lo seguí por entre las calles hasta la autopista.

El camino era realmente relajante, solo estaba el auto de él y el mío. Payton se metió entre un sendero repleto de hojas caídas. Entramos al bosque.

Mientras más avanzábamos, un edificio no tan alto comenzaba a verse, casi escondido.

— ¿A caso quieres raptarme? —pregunté para mi misma.

Payton se detuvo frente al edificio y se bajó del auto para acercarse al mío. Abrió mi puerta y bajé.

— Gracias —hizo un sonido parecido a un de nada— dijiste pent-house

— Es un pent-house —afirmó— o al menos con ese nombre lo compré

Sacó las llaves de su pantalón y abrió la puerta. Me dejó pasar primero y como buena ciudadana, lo primero que hice fue mirar a todos lados, husmeando cada rincón visible.

— ¿Quieres algo de beber? la cocina está en el piso de arriba

— Gracias... —dije con suavidad caminando a las escaleras— es linda —mirando al rededor

— La decoré yo mismo

Sonreí y seguí subiendo. En cuanto pisé el último escalón admiré una gran sala con un enorme ventanal de piso a techo con vista al bosque, había una laguna a lo lejos. Las paredes eran de ladrillo color gastado, la cocina de color negro reluciente y la isla de blanco mármol. Las lamparas que colgaban del techo eran de un minimalista formal. 

Sin darme cuenta, su cuerpo ya estab pegado al mío.

— Déjame hacerte mía de nuevo —pidió soltando su aliento en mi cuello.

— Dame una buena razón —tenté

— Puedo hacer que subas a las nubes y nunca bajes —murmuró en voz grave.

— No es suficiente

— Te deseo, Ninette

— Aún no es suficiente —la sangre empezaba a correr más rápido por mis venas.

— Lo necesito


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Aquí vamos de nuevo... Las veo hasta mañana o al rato, no lo sé.


Monica  ):) 🧵

Sex Intructor® | 𝐏.𝐌 |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora