¿Rompe reglas?

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Capítulo nueve.

Narra Payton.

Se levantó entusiasmada recogiendo su ropa del piso para comenzar a cambiarse. Le seguí y evitando verla con descaro me di vuelta.

Ninette se me adelantó. Cuando apenas estaba tomando mi chaqueta, ella ya estaba las escaleras de esa manera tan sensual de ella. Corrí hasta donde estaba ella y tomé su mano.

- ¿Por qué tan acelerada, señorita Wilde?

- Ah, lo lamento

Sonrió y entrelazó sus dedos con los míos para caminar a la cocina, pero la solté. No me gustaba lo que empezaba a sentir con Ninette.

- ¿Quieres descansar antes de la clase? -pregunté caminando tras de ella.

- Ahm... -torció el gesto y rascó su brazo derecho- la verdad... es que no -negó con la cabeza abriendo la puerta de un gabinete- tengo muchas ganas de recibir esa clase después de eso -hiso una seña con su pulgar señalando arriba.

- Señorita Wilde, ¿está cansada?

Bufó rendida y volteó a mi.

- Si, un poco

- Oh...

- Pero antes de que te vayas, si es que vas a hacerlo...

- ¿Quieres saber cómo sé dónde vives? -interrumpí, ella asintió recargando sus manos en la mesa- bueno, tu amiga... Halley no es nada discreta -guiñé un ojo y me puse mi chaqueta.

Caminé a la puerta y sentí los descalzos pasos de Ninette tras de mi.

- ¿Te vas sin despedirte?

Sonreí y me di vuelta.

- Te veías preciosa el sábado

Abrí la puerta y caminé a mi auto. Arranqué y conduje hasta mi casa.

Al llegar a mi lujoso pent-house, no dudé en meterme a bañar.

Dios mío, esta chica me había hecho sudar.

- ¡Oh Ashley! -grité mientras tomaba del trasero a la mujer rubia entre mis manos y la empujaba a mi.

- Oh Payton, no te detengas -chilló.

- Oh si... -gruñí cuando me vine.

Moví mi miembro más lento dentro de ella hasta que por fin se relajó y pudo salir de esa entrada deliciosa.

- ¡Mierda Payt! -dijo la rubia mientras se ponía frente a mi mostrándome sus grandes senos y esa carita bonita.

Me tomó del mentón y me besó ferozmente.

- Hey... -susurré mientras la apartaba dulcemente- tengo otro trabajo que atender

- Zorra -gruñó entre dientes.

- Vamos, Ashley -vistiéndome- conoces las reglas

- Tú y tus estúpidas reglas -exclamó- ¿por qué no admites que tienes esposa?

- ¿Qué? -reí por lo bajo en burla- es lo que menos quiero ahora... disfruto mucho del sexo que me das tu y otras mujeres

- Quien quiera que sean las otras, más les vale que te conquisten lo más pronto posible, porque si no lo haré yo sin ningún problema -dijo mientras alzaba su cabello y hacía que su busto se estirara.

Me levanté de la cama ya vestido y besé por ultima vez a Ashley antes de salir del hotel. Mientras caminaba, acomodaba mi corbata y me puse el saco.

Mi celular vibró en un mensaje y lo saqué.

Wilde
Hotel Maryland, recuérdalo

Sonreí orgulloso y aun caminando escribo.

No lo olvido, señorita Wilde.

Me metí en mi auto y acomodé todas mis pertenencias en el asiento de atrás. Encendí el auto y arranqué. Avancé entre el horrible tráfico de la ciudad para después meterme en una calle cerca del centro, ahí donde vivía mi siguiente alumna, la única menor de edad, la única que había dejado de ser virgen gracias a mi, la única a la que me gustaría ver en pijama o en vestido, la única que me ha interesado saber más sobre su vida, la única chica de ojos _______ y labios resecos que ha llamado mi atención de esa manera.

Me estacioné en una esquina un poco lejos de su casa. Revisé mi celular, nada. Miré por el retrovisor para asegurarme de que nadie me seguía. Cuando estuve completamente solo, libre de observar hacia la casa de Ninette, lo hice.

Recargué mis antebrazos an la parte superior del volante, haciendo que se cruzaran al llegar a su punto final, mi mentón se recargó en la unión de las muñecas y observé detenidamente la ventana del cuarto de Ninette.

Estaba arreglándose para mi. Se veía realmente bien en ropa interior. Una sonrisa se dibujó en mi rostro.

¿Qué demonios te pasa Jay?

Me reclamaba interiormente mientras sacudía mi cabeza sacándome de la preciosa imagen de Ninette escogiendo un vestido. Seguí observándola.

Tomó un vestido blanco con flores de colores.

- Ese no, muy de niña -susurré.

Lo aventó a la cama y tomó un negro sin tirantes.

- Ese se ve lindo

Sacudió su cabeza y miró en dirección a la cama. Sonrió y se estiró a tomar uno cafe de seda con un escote en la espalda perfecto. Dios, es el mejor vestido del planeta.

- Quédate con ese -chillé con algo de emoción.

Lo puso delicadamente sobre una silla y empezó a recoger los demás. Abrió su armario y los metió agresivamente. Una risa salió de mi garganta.

Vi como tomó su celular y dudaba en hacer algo.

- ¿Qué harás ahora chiquilla?

De repente el sonido de una llamada en mi teléfono hizo que me removiera en el auto en busca de éste.

- ¿Hola? -contesté regresando mi mirada a Ninette.

Ya no estaba.

- Profesor... -respondió la dulce y delicada voz de Ninette.

- ¿Cómo está mi alumna?

- Creo que seré de su agrado el día de hoy -dijo como niña pequeña y su tono me hizo pensar que estaba sonriendo.

- Eso espero, señorita Wilde

- Bueno... tengo que seguir arreglándome, hasta pronto profesor

- Hasta pronto

- Rompe reglas -colgó.

¿Uh...?

¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬

Bro, cuando leí la original la primera vez (y todas las veces que la he leído) grité como loca desgraciada, casi lloro.

Monica ):) 💐

Sex Intructor® | 𝐏.𝐌 |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora