Capítulo catorce.
Narra Ninette.
En la tarde del día siguiente quedé con Laurie de ir a su casa en la noche para ver más películas, dijo que tenía que mostrarme muchas que son un clásico. Me llevó a casa para que mi madre no sospechara nada. Me bañé y me vestí para ir a ver a Payton. Dieron las cuatro y tomándome mi tiempo caminé al parque, no estaba tan lejos, pero cuando volví a ver el reloj eran las 4:56. Tomé un taxi y pedí que me llevara al parque, al llegar pagué y bajé del taxi.
Miré a mi alrededor en busca de Moormeier, caminé en dirección a las bancas y lo vi a lo lejos. Llevaba puestos unos jeans y un abrigo largo color negro, su cabello alborotado gracias al frío viento que golpeaba la ciudad, sus gafas negras le daban un aire misterioso.
Así me gustaba y así lo disfruté, solitario, discreto. No lo conocía del todo, pero haría lo que fuera por hacerlo, por saber todo de él. Tomé una bocanada de aire y seguí caminando, no aparté la mirada de él. Cuando estuve cerca de él intenté hacer el mínimo ruido.
— Si llegaste —dijo sin verme— pensé que no vendrías
— ¿Acaso tienes ojos en la espalda?
— Es difícil no verte, tienes una presencia que es difícil ignorar
— ¿Desde donde me viste?
— Desde que bajaste del taxi —hizo una mueca quitándose los lentes oscuros.
Me senté a un lado de él.
— Bueno... habla —dijo sacando mi mano del bolsillo de mi chamarra.
Acarició mis dedos con la yema de los suyos y me miró a los ojos esperando alguna oración o algo que pudiera decir.
— Estoy saliendo con alguien —solté.
Dejó de jugar con mis dedos y dejó mi mano sobre mi pierna.
— Me alegra —aceptó naturalmente— te lo mereces, haz aguantado muchísimas ofensas
Miré a otro lado, me era imposible decirle lo que quería decirle viendo sus ojos avellana. Apreté lod ojos con fuerza y volví mi mirada hacia enfrente, aún sin verlo a él.
— No puedo seguir teniendo sexo contigo mientras esté con él
Por el rabillo de mi mirada, vi como sus ojos se expandieron e hizo una mueca de disgusto, de asco. Metió sus manos de nuevo a su abrigo.
— ¿Fue decisión tuya?
¿A caso dudaba? Nunca le diría a mi novio que tuve mi primera vez hace unas semanas con alguien que sólo sé su nombre y que no le gusta su trabajo formal, pero si el otro.
— No puedo engañarlo y menos con un desconocido, y...
— ¿Eso es? —interrumpió— ¿Quieres saber cosas de mi? Adelante, pregunta lo que quieras —escupió con rapidez.
Se acomodó de una manera excitante; abriendo sus piernas se cruzó de brazos dándome una mirada neutra y profunda que siento en mi entrepierna una pulsación.
— Ni siquiera sé por qué te enojas, fuiste tu quien hiciste las reglas
— Pregunta lo que quieras —sin quitar su dura expresión.
Negué con la cabeza viendo a otro lado y volví a verlo.
— ¿Cuántos años tienes? ¿En qué trabajas? ¿De dónde vienes? ¿Cual es tu pasado? ¿Y por qué trabajas en estas clases?
— 25, soy empresario en una empresa que yo cree, vengo de California, vivo en Baltimore a dos horas de aquí, estoy seguro de que tendremos muchísimo más tiempo para que te cuente sobre todo mi pasado y el por qué de las clases, pero te apuesto a que si decides que te siga enseñando, tu novio no podrá dejarte jamás
Apreté mis labios con los suyos, el beso fue rudo y excitante, hacía que una descarga eléctrica recorrerá todo mi cuerpo queriendo todavía más. Payton me tomó de la cintura y me pegó a él, me sentó sobre sus piernas quien sabe como y lamió mis labios recorriendo con su lengua hasta mi cuello.
Antes de que siguiera lo tomé del rostro con mis dos manos alejandolo de mi piel, pegué mi frente con la suya tratando de respirar regularmente, aunque son solo sentir los músculos de sus piernas me hacía tener problemas para respirar.
Lo miré a esos ojos avellana y profundos, dejé un beso sobre sus labios.
— ¿Entonces? —preguntó con intriga.
Quería a Laurie, lo había deseado desde que entró a dar clases, me gustó desde el momento en que sus preciosos ojos verdes me vieron. Pero el hombre bajo de mi era bastante necio, no se daría por vencido aunque le dijera que no y, en otra parte, Payton también me gusta. Me fascina su cuerpo, sus labios, sus tatuajes, sus ojos. Me gusta la forma en la que me hace sentir.
— Solo un tiempo
Sonrió de oreja a oreja y me apretó contra su cuerpo. Acaricioumi trasero con una de sus manos y con la otra apretó mi cuello para acercar su boca a mi oído.
— Te daré una clase gratis
Reí por lo bajo y enterré mis dedos a su cabello acercandolo a mi.
— Todas las clases que me haz dado, han sido gratis
Me alejé un poco.
— Desde tu primera vez siento que cobrarte me haría parecer un prostituto, y eso no me agrada —hizo un mohín con los labios y yo le sonreí.
— Bien, entonces no me cobres y en cambio te daré sorpresas cada clase
— Es una oferta tentativa a la que no me puedo negar, señorita Wilde
— Fue un placer hacer negocios con usted, señor Moormeier —sonreí.
Me levanté de sus piernas y me di vuelta para irme, pero antes de dar un paso, me tomó de la mano aún sentado y me jaló a él delicadamente.
— Hey, ¿a dónde vas? —preguntó con un gesto confundido.
— Tengo un novio al cual tengo que verlo en unos minutos
Me solté de su cálido y suave agarre y seguí caminando, escuché que se levantó de golpe.
— ¿Te veo a las nueve en tu casa?
Volteé a medias y sonreí.
— Nos vemos ahí, profesor
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Pregunta, ¿les gusta el nombre Ninette? ¿o lo cambiamos?
Si les gustaría otro déjen aquí los nombres que quisieran.
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Monica ):) 🍂
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Sex Intructor® | 𝐏.𝐌 |
Fanfiction"La primera clase es gratis" Decía el anuncio que la protagonista encontró para conocer al empresario con doble vida, del cual se enamoraría y en el camino (sin querer) de su mejor amigo. Payton. Moormeier. ☠️ Adaptación de la novela de @SandyRam...