Capitulo 1

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Las últimas semanas habían sido casi iguales para la pobre Chloé. Después del fiasco de Miracle Queen las miradas de odio y los insultos estaban concentrados en ella por dónde quiera que pasara.

En la escuela había sido mucho peor, pues, podía evitar ir a la plaza comercial, al cine o algún restaurante podía tener lo que quieras desde la comodidad de su suite sin la necesidad de salir a la calle, no se sentía cómoda con tantos ojos juzgandola y dedos acusadores así que prefería estar escondida, pero evitar la escuela era casi imposible, pues, tenía la presión de sus padres y la de su maestra, la quería miss Bustier.

Su maestra preocupada, le llamo al tercer día de no haber asistido a clases y es que al día siguiente de su akumatización había empezado el tormento de parte del grupo estudiantil hacía la rubia, que en un principio después de los desplantes e insultos que le dijeron creyó que lo más conveniente era ya no asistir a clases, que era lo mejor, pero fue una plática larga atraves de la línea telefónica dónde su maestra casi le rogó por qué regresará a la escuela, animandola a enfrentar su error y a salir de la depresión en la que la tenía varios días metida en la cama sin ánimos de salir.

Se sentía fatal, pues había fallado como heroína de París, había perdido la confianza de Ladybug, (la que tan difícilmente le había costado conseguir) y sobre todo se había fallado a ella misma, pues había perdido la oportunidad de demostrar que era alguien distinta a la mimada, rubia, egoísta y sin cerebro que todos creían que era y no dejaban de encasillar.

Las palabras de miss Bustier tuvieron efecto y al día siguiente, Chloé, regreso al colegio con los nervios al límite, llevando consigo los pendientes de los últimos días listos para que los calificarán; debía agradecerle a Sabrina que como siempre nunca la abandonó y todos los días iba a verla para intentar animarla y ayudarle a repasar lo que vieron en clase para que no se retrasará demasiado.

Llegó al salón con el mentón arriba y el orgullo pateado pues por los pasillos no dejó de oír insultos, altos y bajos, pero como una Bourgeois no se dejó quebrantar tan fácilmente por palabras de mal gusto y burlas crueles, aunque, las heridas estaban hechas por dentro. Al entrar a su salón de clases las miradas se centraron en ella, siempre había deseado ser el centro de atención pero por algún logro obtenido, recibir algo de reconocimiento por algo bien hecho, no recibir otra ronda de miradas acusadoras; sacudió su cabello con presunción como queriendo así deshacerse de la incomodidad que le causaban todos esos ojos.

Adrien iba llegando trás de ella y al oír su voz dirigiendo un saludo de buenos días a todo el salón, el cuerpo de Chloé actuó solo y se giró bruscamente para abrazar a su amigo de toda la vida, estaba desesperada por un poco de comprensión y afecto pues eso es lo que solía haber entre ellos dos desde pequeños que casi se criaron como hermanos, y justo Chloé entendería que "solía haber" pues, Adrien al sentirse asfixiado por ella usó un poco de fuerza para quitarse los brazos y piernas de la rubia, está le saltó encima rodeando sus caderas con sus delegadas piernas.

—¡Basta Chloé! No hagas eso—gruñó el chico, conteniendo el impulso de querer dejarla caer al piso.

Chloé no necesito muchas palabras para sentirse rechazada, soltó a Adrien y dibujo una linda sonrisa en sus labios para luego plantarle un beso en la mejilla al rubio dejando marcado en su piel su lápiz labial.

—Que gracioso eres Adriencito. Apuesto que estabas que te morías por verme —dijo, deseando por dentro que la actitud de Adrien cambiara mágicamente, que le sonriera, la abrazara y le dijera "¡Claro que moria por verte, mi hermosa princesa!" pero no. Hubo un gesto torcido, un remedo de sonrisa y un murmullo que sonó como algo así...

—...e... drega... erte... vez—. Chloé río escandalosamente, manteniéndose en actitud de todo me vale para luego darle otro beso al rubio y susurrarle al oído...

ZoéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora