Jean Claude, había llevado otra jarra de té a la oficina del señor André que hablaba animadamente con la señorita Zoé, sobre cómo era el mundo del cine, disfrutaban animadamente los dos de la conversación que parecía que duraría varias horas más.
El hombre entraba y salía de las habitaciones corroborando que todo estuviera en orden. Era casi la hora de la cena, así que fue rápidamente a las cocinas del restaurante, para verificar que el menú de la familia Bourgeois estuviera listo, además de encargarse personalmente de la preparación de los alimentos para la señorita Chloé, por la cual, estaba realmente preocupado.
Había visto a esa niña desde su primer día en el mundo, visto su crecimiento y acompañado mucho de sus pasos, involucrándose más de lo debido en la formación de la jovencita de hoy con todos sus errores y aciertos.
La quería, tenía ciertos sentimientos paternales por ella, ahora estaba preocupado por su estado de ánimo, la había visto muy apática y deprimida después de su última akumatización, teniendo que interceptar muchas de las muestras de odió que recibió de parte de gente común, diario recibía cartas de odió y amenazas al igual que llamadas telefónicas de hostigamiento, hubo que poner mayor seguridad a las puertas del hotel por temor a algún tipo de ataque violento, inclusive, hubo una baja de personal del hotel pues los empleados también fueron receptores del odió hacía su querida señorita Chloé, solo por trabajar para la familia.
Era una situación reprobable a la que tenía que hacer frente con la cabeza fría, pues el mundo entero parecía estar convencido de que todos sus males, los causaba una niña, que solo por orgullo no se escondía bajo la cama. Chloé cometió un error, pero y los demás, con que derecho la condenaban, pues los akumas seguían apareciendo y ella no tenía nada que ver.
Jean preparo una sopa ligera de pollo, una pieza de pan, un vaso de leche y algo de fruta que colocó cuidadosamente en una bandeja de plata que llevó hasta el cuarto de Chloé. La encontró mirando por la ventana, sentada en el banco junto a está con la frente pegada al cristal, sin moverse, ni hacer ruido, lo que era una imagen deprimente para alguien que podía estar horas con el móvil pegado a su oreja, parloteando sin parar, mientras caminaba ida y vuelta por su habitación, ordenando un nuevo vestido o un par de zapatos. Esa no era la Chloé de siempre, lo que precipito las emociones del hombre que casi podía soltarse a llorar, pero, tan profesional como siempre inhaló una bocanada de aire y se acercó a ella para tratar de conseguir que comiera algo.
—Señorita Chloé...—le llamo una primera vez y no hubo respuesta—. Señorita... —volvió a intentar y nada— Chloé... —habló casi con súplica poniendo su mano en el delgadisimo hombro de la chica, que reaccionó pero muy lento a causa del cansancio que sentía.
La rubia miró su hombro para buscar a quién interrumpía sus ensoñasiones.
—Jean... —murmuró para luego usando todas sus fuerzas levantarse y tratar de mostrar esa actitud fuerte—. ¿Qué quieres? No deberías estar molestándome.
Jean retrocedió un paso. —Mis disculpas señorita. Quería saber si se encontraba bien.
—¿Bien? ¡Claro que estoy bien, de maravilla! —exclamó formando una sonrisa tremula que difícilmente podía mantener. Jean asintió sin creerle, la conocía tan bien como para reconocer sus mentiras, era tan obvia que le dolía el esfuerzo que estaba haciendo para que le creyeran.
—No me mientas Chloé, por favor —suplico poniendo una mano en la mejilla de la chica, su piel estaba helada y cada día se estaba tornando en un tono más enfermizo, ahora se veía un poco gris.
La chica se quebró, soltando en llanto, brincando para abrazar con todas sus fuerzas a Jean Claude, él no era servidumbre, en realidad no usaba ese término para referirse a los empleados del hotel, conocía cada nombre pero como se supone que ella no debía tratar a las personas como inferiores, lo hacía cuando estaba en público, aunque se sentía muy mal y llegaba con algún regalo o dulce a pedir disculpas después, en privado, sin que nadie lo supiera, así era mejor, era mala pero por que nadie creía que pudiera ser de otra forma.
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Zoé
FanfictionQuería saber sobre el pasado de nuestra nueva heroína del miraculous de la abeja y pues como no existe, me lo inventé. No esperen canon pues la verdad no me gustó. Incluí algo de abuso escolar por lo que pido respeto y aclaró que de ninguna manera a...