Capitulo 36

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—André es un buen hombre y me da gusto que se hayan conocido, que no haya rencores. Me tomaré en algún momento el tiempo para ir y darle mis sinceras disculpas y las gracias que le debo.

—Estoy segura que se llevarán bien, serán amigos antes de que Chloé y yo podamos soportarnos la una a la otra —dijo Zoé tratando de sonar divertida.

—Creo que tú y yo pudimos juzgar mal a esa chica. ¿No lo crees?.

—¿Por qué lo dices papá?. Siempre dijiste que Chloé tenía la culpa de que mamá no estuviera con nosotros, es por ella que se quedó en París y nos abandono.

Charly miro a Chandra con la que había estado trabajando en privado, sobre sus problemas y falta de madurez, ahora entendía un poco diferente las situaciones, madurar le estaba tomando tiempo pero lo estaba haciendo.

—Es por que nunca debí juzgar a una niña pequeña por las acciones de tu madre. Al fin y al cabo ella es un adulto que toma sus propias decisiones y sabía sus prioridades.

—¿Muy bien quién eres y dónde está Charly Lee?. ¡Chandra, Kenia si me oyen, escapen, alguien usurpó el lugar de mi papá!.

La mujer y la niña rieron por la ocurrencia de la joven mientras Charly se mostraba ofendido.

—¡Oye! —gritó.

—Vaya, entonces si eres mi papá. Es que sonasté como un verdadero adulto por primera vez. Creo que tener a Chandra en la casa fue una muy buena idea, tengo otra mujer con quién hablar cosas de mujeres, por ella tengo a dos hermanitos, alguien que te jale las orejas y te haga madurar !Es genial! —exclamó sin pizca de sarcasmo en su voz, estaba tomando las cosas desde su lado positivo.

—Ahora soy yo quien duda de que eres la misma Zoé. ¿Qué a sucedido en tan pocos días?. Ni una semana llevas ahí —dijo Charly haciendo suspirar a Zoé con mucho sentimiento.

—Estoy aprendiendo una lección que no sabía que venía a aprender. Creo que de eso se tratan los viajes de auto descubrimiento o no.

—¿Y has aprendido algo? —. Charly se quedó mirando atentamente a Zoé la que parecía reflexionar, había tristeza en su rostro, sus ojos se tornaron opacos y volvió a suspirar con profundidad, lamiéndose los labios.

—Que soy capaz de causar mucho daño y dolor —pensó en Chloé— Pero que puedo hacer que las cosas cambien, un lo siento es un primer gran paso —pensó en Kenia a la que podía oír pidiendo un vaso de leche.

—Esa es mi niña —exclamó con orgullo Charly.

Fue un pésimo padre para Zoé, durante su infancia, ausente, carente de interés por sus gustos y necesidades, poco afectivo, pero ella tenía una gran fortaleza que la estaba volviendo una gran mujer, que estaba empezando a dejar atrás todo aquello que la daño para dar paso a una gran vida. No la volvería a dejar en segundo lugar, la amaba, muchísimo y tenía que dar gracias a André Bourgeois por permitir que tan dulce angel lo acompañará, aunque no lo merecía.

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Zoé disfrutaba de un momento de sosiego en sus emociones, se sentía calmada, mucho mejor que el día anterior, el chófer la llevaba rumbo al hotel tenía tantas cosas por hacer, pero por ahora solo quería descansar, comer, dormir un poco para recobrar las horas pérdidas de la otra noche.

Por la tarde salió buscando algo que hacer, dió un paseo por el apartamento, era grande, no entendía por qué el señor André y su madre preferían vivir ahí que en una casa o una mansión igual de grande, la fortuna de ambos debía permitirles cualquier lujo o tal vez era parte de su excentrisismo como millonarios. Rondó por los pasillos disfrutando de las pequeñas sorpresas que tenía la casa, hasta que Jean Claude la encontró admirando una pintura de girasoles, el hombre creyó que de nuevo se había perdido.

ZoéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora