Capitulo 12

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—¡Fue un día fantástico! —celebró Zoé bailando por toda su habitación.

—Si tú lo dices —, respondió con fastidio Sofíe que no estaba tan feliz como supuso en un principio, Zoé la había ignorando todo el día, en otros tiempos hubiera estado muy agusto de que no le prestarán atención, pero después de todo el tiempo compartido con su amiga se sentía rara la soledad, hasta se le hacía incómodo— . Mañana que veas a tabi qué creés que suceda.

—No lo sé y francamente no me importa. ¡Esté es mi momento y nada lo va a arruinar! —gritó alzando los brazos mientras daba vueltas con la cadera a un hula hula invisible, se veía ridícula.

Sofíe se sacó los zapatos y los aventó a un rincón antes de lanzarlos contra la cabeza de Zoé a la que ya tenía en la mira, ahora lo único que quería hacer era dormir, pero dos golpes a su puerta la hicieron levantarse. Al otro lado de la puerta estaba un frondoso ramo de girasoles y trás de las flores Victoria que difícilmente podía seguir cargando el florero.

—Hola Zoé, llegó esto para ti —chilló la chica entrando a la habitación. Zoé abrió los ojos cómo platos, eran las flores más bonitas que haya recibido antes. ¿Algún admirador secreto?.

La castañita dejo el florero en el piso y  de su blusa saco un sobre azul, tuvo que meterlo ahí para usar ambas manos para tomar el descomunal arregló, le tendió el sobre a Zoé que le dió las gracias cuando lo agarró.

Tanto Sofíe como Victoria estaban al pendiente de que era aquello que Zoé había recibido, con cuidado la chica abrió el papel, leyó los pocos renglones de una tarjeta y luego grito.

—¡Son de mi mamá, mi mamá me las mando! —. Empezó a saltar con alegría infantil, su cabello rubio subía y bajaba chocando contra sus hombros, había recibido algo que la había puesto aún más feliz e hiperactiva, Sofíe presintió que no iban a dormir bien esa noche—. ¡Además miren, me envió un boleto de avión...! ¡QUIERE QUE VAYA A PARÍS! —. Victoria se sintió emocionada cómo si fuera ella a quien le hubiera dado ésos increíbles regalos.

—!A París...! —repitió Sofíe con asombro— pero... pero y la obra.

—Es boleto para un vuelo abierto, puedo tomarlo cuando sea. ¡Mi mamá me quiere de vuelta, lo sabía mi mamá no puede esperar para verme!. No es genial.

Sofíe no se podía creer fácilmente aquello, después de oír los interminables reclamos de Zoé sobre los desplantes de su mamá, que podía olvidar su nombre o que la había dejado olvidada en el auto en un día caluroso -le sucedió tres veces-. Tomó el sobre y la tarjeta de manos de Zoé que se puso a bailar un vals con el boleto de avión.

"El éxito está en tu sangre.
Felicidades.
Espero verte en París.
A. B.".

—¿A.B.?.

—Si. Así siempre firma mi mamá sus tarjetas Audrey Bour-ya sabes. Es fácil de adivinar.

Sofíe presentía que algo andaba mal y pues como es de suponer es solo el inicio.

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La mañana del lunes, exceptuando la fastidiosa campana matutina, estaba siendo aún más maravillosa que el día anterior. Zoé caminaba con su particular estilo Bourgeois con Sofíe sorpresivamente a un costado de ella, Victoria y otra chica llamada Luciana estaban sirviendo como sus carga libros, era un honor según las pequeñas que iban caminando con el mentón en alto cómo si estuvieran llevando las joyas de la corona y no un montón de libros, ese día había algo de química, historia universal y francés.

—¡Ésto es ridículo, puedo cargar mis propios libros!—refunfuñó Sofíe queriendo arrebatar sus libros de los brazos de Luciana pero Zoé la detuvo.

ZoéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora