Capitulo 23

38 5 0
                                    

Zoé realmente no sabía por dónde empezar, había tanto que hacer y dónde ir que se sintió mareada con tanto que ver y probar. El chófer que André le había asignado le había dado algunas recomendaciones de lugares que visitar, pero, casi todo eran museos, tenía suficiente con las clases de historia y arte que recibía, no menos presiaba la experiencia de verlos en vivo y directo pero todo estaba tan lleno que no se le apetecía esperar tres horas para ver una pintura del tamaño de una postal, entonces recordó a Marinette y el número telefónico que le proporciono por su quería otro tipo de experiencia.

Se puso en comunicación de inmediato con la graciosa chica que la citó en la plaza del Trocadéro para recibir un tour.

—Cualquier cosa comuníquese de inmediato señorita —le recordó el chófer en cuanto bajó del auto.

—Le agradezco está vez no olvide el tarjetero que me dió el señor André tengo su número y muchos más de emergencia —dijo la chica con confianza para luego empezar a caminar por el lugar, creyó que le costaría trabajo encontrar a Marinette pero ella pronto apareció acompañada de una chica de tez trigueña y cabello castaño, la peliazul estaba de nuevo con los ojos desorbitados mirándola con gran sorpresa.

—¡Hola Zoé! —grito para luego correr a su encuentro y saludar, tropezando dos veces con sus propios pies que afortunadamente le permitieron llegar hasta su nueva amiga sin besar el suelo.

—Así que tú eres la chica nueva que tiene a esta pequeña fresita alucinada —dijo la castaña poniendo roja de vergüenza a la "fresita"—. A estado hablando todo el día de ti.

—Wow, gracias supongo pero no hay mucho que decir de mi.

—Yo creo que eres genial —expreso Marinette—, ese era otro auto. Ayer una limusina y hoy un auto nuevo ¿Tienes un avión? —quiso bromear.

—No, pero un helicóptero si —. Zoé quiso seguir el juego recordando lo que le dijo André: que si quería un helicóptero se lo conseguiría.

Las dos chicas frente a ella parecieron impresionadas.

—Entonces Marinette, cuál va a ser la experiencia parisina que ningún otro turistas conoce que me prometiste — eso había dicho la chica por teléfono.

—¡Vamos a comer helado!.

—¿Helado? —repitió Zoé con desilusión. Creyó que tal vez iban hacer algo así como saltar de la torre Eiffel en cuerda bungie o ir a inspeccionar las catacumbas, helado podía comer de cualquier autoservicio.

—No pongas esa cara —le pido Alya— danos una oportunidad, estamos seguras que te encantará.

—Éstos helados son mágicos, se dice que si comes uno en compañía de tu enamorado su amor durará para siempre, mis papás comieron uno y son la pareja más feliz que conoces —explicó Marinette con aire soñador.

—Pero yo no tengo novio.

—La magia de los helados también te ayudarán, te pueden mostrar a tu pareja destinada o incluso ayudarte si tienes problemas, también son una especie de gurú mágico y son deliciosos —dijo Alya.

—Además de que para encontrarlo tienes que recorrer París, pues no está en el mismo lugar por mucho tiempo es toda una aventura —. Marinette quería convencerla, pero Zoé ya lo estaba la forma tan curiosa de hablar de esas dos chicas era muy divertida, realmente creían que un postre a base de leche y azúcar podía contener magia.

—Me convencieron, por dónde empezamos.

Alya rápidamente tomo su mobil consultando un mapa sacando de internet.—Tengo a Mylene y Alix cubriendo al oeste, Rose y Juleka al sur, nosotras estamos aquí... —murmuraba con el móvil pegado a la nariz y luego grito— ¡Alguien reporto que vieron al heladero pero...! tenemos que tomar el tren. ¿No te incómoda tomar el transporte público? —pregunto mirando a Zoé que obvio que era una niña rica.

ZoéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora