Capitulo 24

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Luka la miró como tres segundos cuando la cabeza empezó a dolerle y los oídos a zumbar, gimió repentinamente llevándose las manos a los oídos, doblándose de dolor. Eso fue abrumador, estaba acostumbrado a escuchar cosas que por así decirlo "los humanos normales no podían", pero aquello lo asustó. Rose y Juleka que estaban más cercas de él lo sostuvieron pues parecía que se iba a desmayar.

—Estoy bien no se preocupen —dijo casi de inmediato, tratando de ignorar el escándalo en el ambiente, un tumulto que solo él percibía —. Creo que fue el calor —bufo.

—Entonces te llevaremos a casa no quiero que nada malo te pase —le dijo Juleka hablando con fuerza y autoridad por primera vez.

—Pues no estaría en el calor si no hubieras olvidado esto —reclamó el chico sacando una botella de bloqueador solar de la bolsa de su chaqueta, la niña se mostró avergonzada. Tenía la piel muy blanca por lo que tenía que cuidarse mucho del sol—. No te preocupes estoy bien, pero tú te puedes lastimar la piel y a mi me gusta cuidar de mi linda y tierna hermanita.

Juleka estaba roja de la vergüenza, Luka le estaba apretado las mejillas mientras le hablaba como si fuera un bebé frente a su nueva amiga, su hermano no había hecho algo tan vergonzoso desde que ella cumplió diez años y le dejó muy claro que ya no era un bebé.

—¡Luka, basta!—gruñó molesta.

—¡Oh, mi linda, dulce y tierna hermanita se ve preciosa cuando está enojada! —. Juleka hubiera sido capaz de darle un puñetazo en la cara a su hermano por la humillación, pero, de pronto ahí estaba, la señal de ayuda de los hermanos Couffaine.

Luka plantó un beso en la frente de la chica, a sí hacia cuando necesitaba salir de una situación, cuando pedía un favor o una salida de escape para algo, Juleka tenía la suya: enganchaba su brazo al de su hermano; habían creado ese código silencioso e irrompible para apoyarse uno al otro cuando su mamá no estaba cercas para defenderlos, ser hijos de una madre soltera fue difícil, pues eres un blanco fácil para molestar por aquellos que tienen una vida miserable y quieren descargar sus frustraciones con alguien que según su juicio, deberían ser el doble de miserables. No tener un padre no les impidió ser felices, pues se tenían uno al otro.

Juleka abrazo a su hermano presintiendo que eso es lo que quería.—Está todo bien —, murmuró al oído de Luka.

—Lo estará pronto —, respondió.

—¡Awww! —. Corearon las amigas de Juleka.

Zoé se quedó mirando la escena con la sensación de mariposas en su estómago, los dos se veían tan lindos juntos "hermanita" había dicho él, curioso pues no tenían gran parecido físico, no como ella y Chlo... espera-espera... !Que estaba pensando!. No mejor... se parecían más bien a ella y Ken...¡No, tampoco!. Estaba bien, dejemos en que se veían tiernos.

—No conozco a unos hermanos que se lleven tan bien como esos dos —comento Alya—. Yo me llevo bien con mis hermanas pero no todo el tiempo. Las gemelas prefieren pasar tiempo con Nora, yo solo me les uno de vez en cuando, pero jamás me he sentido excluida, hasta es agradable. Tengo el tiempo para mis cosas y cuando nos reunimos me hacen sentir como si no nos hubiéramos visto en años, lo único que quieren es escucharme y compensar el tiempo. Es pasar tiempo de calidad. ¿Tú tienes hermanos? —Le pregunto la castaña a Zoé que no pensó demasiado la respuesta.

—No —dijo rápidamente.

Luka se separó de Juleka después de un momento. —Creo que ya es hora de irme, tengo algunas cosas que terminar si quiero la tarde libre para el ensayo de mañana.

—¿Podemos invitar a nuestra amiga Zoé, es nueva en la ciudad y creo que le encantará nuestra música? — pidió Rose poniendo sus ojos de cachorrito.

ZoéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora