Capitulo 33

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—Te diré en mi experiencia personal. Juleka entra y sale de mi habitación como si fuera la suya, pero, ¡Y eso qué! en ocasiones ella lo hace para tener con quien hablar o para llamar mi atención. Si no quiero que entre pongo el seguro a la puerta, pero es mejor cuando la tengo cercas, nos ayudamos con las tareas o hacemos tonterías juntos.

Zoé suspiro. —Eso es fácil cuando son unidos y tienen poca diferencia de edad. Yo no sé qué hacer con Kenia, no puedo soportar su presencia en la misma habitación, me siento muy frustrada ahora más que nuestros papás van a tener otro bebé.

—¡Qué buena noticia!—, exclamó Luka.

—¡Para mí no lo es! —respondió Zoé encogiéndose en su lugar—. Mi papá tardo años en aceptarme como su hija y ahora simplemente está feliz con su nuevo bebé y Kenia. Me hace sentir muy triste, por que me tocó vivir la etapa de la vida en la que mi papá no era tan maduro como hoy, ahora soy mayor para también recibir lo que mi papá puede dar ahora y siento que es muy injusto...¡FUÍ SU HIJA PRIMERO, POR QUÉ NO PUDO AMARME DESDE EL PRIMER MOMENTO COMO LO HACE CON KENIA, CON ESE BEBÉ, POR QUÉ...! —. Comenzó a llorar dejándose consolar por Luka que la apoyo en su hombro para dejarla llorar cuanto quisiera.

—Eres una persona maravillosa, no hizo tan mal trabajo después de todo. Ser adultos no los hace perfectos. Mi madre por ejemplo, jamás quiso que conociera a mi padre y las cosas se dieron para que yo supiera quién es. Tengo muchos resentimientos hacía él con los que estoy batallando, pero estoy dándole la oportunidad para darle el perdón, no por él, por mi, porque, no me gusta sentirme con suciedad dentro de mi alma. Veo de mi padre ausente solo cosas buenas, como la existencia de mi hermana o el amor que le tengo a mi madre, dejando atrás el odió, porque, si no nos hubiera abandonado nuestra vida hubiera estado lejos de las carencias, la pobreza y el dolor, pero si no lo hubiera hecho nada garantiza que nuestra vida hubiera sido perfecta, pues se fue por una razón.

—Eres un poeta Luka. Encuentras cosas hermosas dónde no las hay —le dijo ella con el rostro aún oculto dentro del cuello de él, haciéndole un poco de cosquillas—. Sería un mundo hermoso si todos viéramos las cosas como tú.

—Yo creo que sería muy aburrido, los matices son lo que dan belleza, las luces y sombras en total armonía.

Zoé salió de su seguro escondite para poder mirarlo, mantenía esa expresión de relajación en su rostro, tan bello y sus ojos azules brillaban tan mágicos como él. Sonrió instintivamente, se sentía mucho mejor después de hablar con él y escuchar en voz alta sus problemas, aún tenía un revoltijo de dudas que no podía exponer por que no era él quien debía darle respuestas.

Entonces Luka inclino su rostro aproximándose al de ella, qué ladeó la cabeza con la premeditación de buscar un beso.

—Las cosas mejorarán ya verás —le dijo él a un centímetro de sus labios que estaban por tomarse cuando...

—Luka, tienes el...¡OOPS! — exclamó Juleka con la cara repentinamente roja al notar que había enterado en mal momento.

Zoé se quedó con los ojos muy abiertos. ¡NOOO...! Estaba tan cercas, ese iba a ser su primer beso.

—El cargador está dentro del refrigerador, dónde lo dejaste Jul —dijo con calma Luka que trataba de no reírse de la expresión de espanto de su hermana. A ver si ahora sí aprendía la lección de tocar antes la puerta.

—¡Ah...! ¡Si...claro!. Ustedes... regresen a lo suyo —dijo la muy roja chica saliendo lo más rápido de ahí.

Obviamente ya no podrían continuar por lo que se echaron a reír un poco avergonzados.

—¡Uff! Eso fue refrescante — expresó Zoé soltando un bufido. Realmente se sentía un poco mejor aunque hayan arruinando su oportunidad de su primer beso.

ZoéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora