Capitulo 42

15 2 0
                                    

Ladybug se fue después de una hora sin noticias, tenía que ir a patrullar para asegurarse que Shadow Moth no estuviera planeando algo. Chat Noir se quedó un poco más hasta que llegó la hora en que se supone Adrien Agreste debía regresar a casa. Zoé se quedó esperando sin despegar los ojos de la puerta blanca por dónde también ingreso André, volteando de vez en cuando a los pasillos para ver en qué momento su madre aparecía.

Camino por el pasillo cuando su paciencia se estaba agotando, después de que fueron horas y horas muy por la madrugada André regreso y el rostro agotado del hombre le provocó un doloroso nudo en la boca del estómago a la chica que se concentró por un momento en los ojos llorosos del hombre, había estado llorando eso era obvio.

—Señor André —le llamo la chica con miedo a preguntar pero necesario—. ¿Cómo está Chloé? — y a André se le llenaron de nuevo los ojos de lágrimas mientras respondía muy quedo pues las emociones le ganaban, dijo simplemente:

—Muy mal.

Zoé regreso al hotel a eso de las seis de la mañana después de la enorme súplica de André porque la chica regresará para descansar y comer algo, ella no quería apartarse de lado del hombre que luchaba por ser fuerte. Zoé no entendió nada de la palabrería profesional que el médico les dijo, solo entendió que Chloé tenía una grave deshidratación y anemia, la chica parecía llevar muchísimo tiempo de no probar alimento y apenas bebía la suficiente agua como para que la falla en sus riñones fuera posible de tratar antes de que hubiera consecuencias fatales, pero había algo que los dejó desconcertados, Zoé pudo imaginarse que tenía algo que ver con el akuma que la atacó pero no fue así.

Onicofagia.

Zoé tubo que hacer una búsqueda en internet pues el término no le era conocido, era en palabras más sencillas, es el comerse las uñas de manera compulsiva, lo que le pareció extraño e irreal; había visto lo suficiente a Chloé para notar sus manos: eran bonitas sus dedos largos y delicados decoradas sus uñas con pedrería pero luego vino a su mente la conversación que Sabrina y ella el otro día.

—No quiero que nadie vea mis manos—. Dijó Chloé agradeciendo a Sabrina por arreglar sus uñas, un pequeño arreglo estético que ocultaba un gran problema de anciedad que André no había notado antes y por el cual no dejaba de recriminarse.

—Creí que estaba haciendo una nueva actividad con su amiga. Ella solía ir o pedir a un manicurista incluso de madrugada, pero de pronto pidió un montón de aditamentos que solo hice llegar hasta ella lo más rápido posible sin preguntarme cómo los usaría, luego ví a Sabrina llegar con muchas revistas de cosas de niñas y pensé que se estaban divirtiendo. Nunca me imaginé que algo estaba ocultando bajo una capa de barniz y brillo, solo pensé que se veía hermosa y que mi niña se estaba convirtiendo en una preciosa mujer de la que Emilie se sentiría muy orgullosa.

Zoé sentía las palabras de André calando en su alma.

Cuándo entro en las habitaciones de los Bourgeois, camino apresurada buscando a su mamá que no llego al hospital y cuando André quiso ponerse en contacto con ella solo pudo hablar con Bella, a la que pidió con todo la amabilidad que su desesperación le permitió, que le pidiera a Audrey que se apareciera en el hospital en algún momento, la pelirroja prometió hacer todo lo posible.

En el comedor, la sala, en una docena de habitaciones y baños la busco sin poder encontrarla, cuando llegó al ala rosa dónde estaba la suite de Chloé entró esperando a que la rubia estuviera ahí y le gritará con todas sus fuerzas, preferiría sentir su odió y desprecio para dejar de sentir tanta angustia.

Al abrir la puerta y entrar lo único que encontró fue paz, una tranquilidad escabrosa que le hizo sentir escalofríos.

El cuarto era precioso, una pequeña salita te daba la bienvenida y caminando se adentro a la habitación principal por un pequeño pasillo que tenía un arco de flores frescas helechos y otras plantas colgando désde el techo, dandole la fantasía de estar entrando a un lugar mágico. La cama era sencilla de un tamaño más normal, no como tenía en la suite amarillo vainilla, sobre el edredón junto a una montaña de almohadas estaban colocados varios peluches lo que le daba un aspecto muy infantil a la habitación de la adolescente.

ZoéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora