Capitulo 31

19 2 0
                                    

Era mejor no saber...

Zoé despertó presa del pánico, la pesadilla había sido horrible y comenzó a llorar cuando recordó que no había sido un simple sueño.

Las imágenes del noticiero fueron mucho menos gráficas que las que circulaban por internet. Se levantó corriendo para ir y vomitar en el baño, sus actos aunque debían ser los actos del monstruo en el que se convirtió, le daban asco. Se quedó sentada en el mármol del baño mirando por un largo rato sus manos que no dejaban de temblar, estaban frías, solo podía usar su imaginación para hacerse una ligera idea de lo que había hecho y era horroroso.

¿Como Ladybug había permitido que le hiciera tremendo dañó a Chloé?.

La había tenido entré sus gigantescas manos y oprimió entre ellas, como si quisiera partir una nuez, una y otra vez mientras el monstruo sonreía con satisfacción lo que le generó otro vuelco de su estómago. Odiaba a Chloé sentía que ese sentimiento nunca iba a cambiar pero no se creía capaz de hacerse algún daño mayor a compartir insultos o a jalar su cabello.

Siguió llorando estremeciéndose cuando otra posibilidad llegaba a su cabeza:¿Y si no hubieran podido detenerla?. Cómo André podía tener alguna consideración con ella, ni siquiera prestándole importancia al hecho casi mata a su hija. !Por qué nadie la acusaba!. Era terrible.

Estaba por regresar a la cama cuando un golpe se escuchó justo fuera de su ventana, corrió hasta ella moviendo las cortinas para buscar la causa de ese ruido. Asomó la cabeza dirigiendo su atención primeramente a la calle, era de madrugada y todavía había algo de movimiento de los citadinos, lo que era normal en una ciudad tan concurrida como lo era París o Nueva York. No había nada que hubiera podido causar un golpe sordo en la pared, como le pareció escuchar, debía ser su imaginación o su conciencia queriendo seguir con su tormento, suspiro y fue cuando notó un breve movimiento por el rabillo de su ojo haciendo que de inmediato volteará la cabeza con brusquedad, el quejido se quedó atorado en su pecho, Chat Noir estaba ahí.

El héroe felino estaba parado sobre sus talones en la pequeña saliente de la moldura decorativa del marco de la ventana de la habitación contigua, manteniendo un equilibrio impresionante, pues, se mantenía con los brazos cruzados a la altura del pecho en una posición rígida pero no sé veía incómodo, al contrario, emanaba un aura de confianza y poder. Era como el vigilante nocturno de otra ciudad muy famosa en su país, pero en lugar de un murciélago era un gato negro quien vigilaba.

Los ojos verdes brillantes de Chat Noir se veían como linternas encendidas, un par de luces casi fantasmales le estaba vigilando.¿Debía decirle algo? Mejor no,   entonces ella simplemente le mostró el dije de su nuevo y muy sencillo collar, uso hilo dental para colgarse el talismán mágico en lo que conseguía una cadena o algo mejor, Chat Noir le miro de reojo lo vio asentir con la cabeza con aprobación  y en un parpadeo de Zoé... Chat desapareció.

Dormir fue casi imposible. Fue una noche de solo dar vueltas en la cama, analizando todo y volviendo a pensar, una y otra vez los distintos escenarios que imagino. Zyoe estaba agotada pero de todos modos se levantó para detener el interminable rondín, se ducho con el agua casi helada queriendo sacudirse la pereza y el agotamiento, salió de su habitación soltando un gran suspiro con pesadez, lo más correcto era irse de París.

Le preocupaba tener que encontrarse con André, con que cara lo vería después de casi matar a su hija y luego estaba Chloé le debía una disculpa. Si y no. Una parte de ella le decía que ambas tuvieron la culpa, se gritaron de cosas en el lugar equivocado, dejaron sus emociones explotar pero no era motivo suficiente para causarse dañó.

Se encamino a la habitación de la rubia. Ahora que ya tenía una mejor idea de la ubicación de las habitaciones se traslado sin meterse en algún baño.

ZoéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora