Capitulo 9

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La diferencia horaria entre Nueva York y París era de seis horas, por lo que a la hora que Zoé ya estaba desayunando en París debía ser la hora de la comida.

La rubia comió en un tensó silencio un plato de cereal, mientras el resto de la familia trataba de disimular la incomodidad hablando de que tal durmieron y que esperaban ese día. Chandra tenía listo el desayuno, servía una taza de café mientras untaba mermelada a unas tostadas de pan, había huevos revuelo, tocino salchichas, hot cakes y rollos de canela, pero Zoe estaba simplemente comiendo cereal sin ni siquiera voltear a ver el apetitoso desayuno que había hecho la mujer con cariño para toda la familia, incluyéndola a ella. La pareja se consolaba estrechando sus manos bajo la mesa, Zoé estaba teniendo una actitud bastante infantil desde su perspectiva, lo que les preocupaba un poco de cómo iba a tomar la noticia entonces.

Kenia no tardó en aparecer a un medio dormida arrastrando con ella su osito de peluche, dando grandes bostezos, se veía graciosa pues su cabello rizado estaba tan alborotado que parecía que le acababa de caer un rayo encima.

—Buenos días —saludó tallando sus ojos, cuando se percató que Zoé estaba ahí el sueño se le quitó de inmediato. Lanzó un grito de emoción corriendo de inmediato hasta el comedor y trepar como un mono hasta la silla frente a la que estaba Zoe sorbiendo lo último de la leche en su plato.

—¡Zoé! —grito la niña con emoción— ¡Estás en casa!. ¿Podemos jugar? —preguntó con inocencia, siendo olímpicamente ignorada por Zoé, que siguió bebiendo la leche sin intenciones de responder a la pequeña que brincaba impaciente sobre la silla, estaba llena de energía desde muy temprano.

—Tal vez después Kenia, es un poco temprano. Primero a desayunar y luego a jugar —. Intervino rápidamente Chandra retirando a su hija para ayudarla a sentarse junto a Charly.

—Pero yo quería... —Reclamó la pequeña un poco decepcionada.

Casi no podía ver o jugar con Zoé como le había dicho su mamá que hacían las hermanas, desde que Charly se volvió su nuevo papá Zoé paso a ser su hermana, pero no podían pasar tiempo como ella quería, porque según su mamá, Zoé era mayor y ella se la pasa muchas horas estudiando lo que ponía triste a la niña, pues ella quería jugar con las cosas bonitas de Zoé pero que no podía tocar sin su permiso, aunque de ves en cuando se metía a escondidas a la habitación de la mayor que era más divertida que cualquier juguetería en el mundo.

El desayuno continúo un momento más en silencio hasta que Zoé se movió para tomar su teléfono y contactar a Bella, la asistente personal de su mamá, por quién tenía que pasar primero antes de tener un momento para hablar con su madre por vídeo llamada, eso solo en caso de que no tenía una cita agendada con tiempo. Bella, era una buena chica que solía ocuparse momentáneamente de los asuntos de Audrey, regalándole el tiempo necesario para hablar con su hija, que no era mucho pues la mujer no dejaba de estar al pendiente de su trabajo y solía abandonar las pláticas después de un momento, regañando a todos mundo de su inutilidad, según ella, en realidad parecía que estaba huyendo.

—Bonsoir...
(Buenas tardes...)—saludó en francés atraves de la línea telefónica.

—Hola buen día, Bella habla Zoé— dijo nerviosa— podría haber la posibilidad de contactarme con mamá, tengo algo importante que decirle.

—Claro señorita, llamó en buen momento está desocupada justo ahora la contactaré de inmediato —dijo la joven mujer al otro lado de la línea.

Zoé colgó para prepararse, apoyo su móvil contra la caja de cereal tratando de tener el mejor ángulo posible, peino con nerviosismo su cabello con las manos, de haber sabido que todas sus cosas ya estaban guardadas hubiera llevado consigo su neceser. Kenia quería saber que sucedía pero Charly y Chandra la silenciaron haciendo señas para que la pequeña no interfiera con lo que Zoé estaba por decir, el temblor de sus labios les daba la pista que era algo muy bueno, lastima que no quisiera compartirlo con ellos.

ZoéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora