Zoé

Capitulo 8

Zoé bajo del auto y agradeció al señor Benson por todas sus atenciones. Le dió las gracias por ser su transporte toda la noche, por la cena y demás cosas que se le fueron ocurriendo, hasta le agradeció por traer al mundo a Sofíe, lo que dejó desconcertado al hombre que volteo a ver a su hija que en voz baja le dijo...

—Es cosa de rubias, yo tampoco lo entiendo —. Cómo si eso fuera una explicación.

Era viernes por lo que el fin de semana podían pasar tiempo con su familia, Zoé ya tenía una temporada sin ver a su papá por lo en lugar de ir al colegio Sofíe y su padre acompañaron a Zoé hasta el apartamento de Charly.

—¿Estás segura que vas a estar bien? —le pregunto Sofíe una última vez antes de que Zoé entrará al edificio—, puedes quedarte conmigo, en mi casa, haríamos una pijamada y prometo que Spike no se comerá tus zapatos.

Zoé sonrió amistosamente.

—Estaré bien. Sólo será un fin de semana, además no quiero seguir siendo una molestia, tu papá y tú ya han hecho mucho por mi está noche.

—Promete que me llamaras si algo sucede, no importa la hora que sea podremos mandar un taxi por ti si es necesario, hacer una salida de emergencia —. Sofíe actuaba cómo si fuera a dejar a Zoé con terroristas.

—De nuevo, estaré bien. Lo prometo —dijo Zoé con optimismo corriendo antes de que Sofíe se le lanzará encima para no dejarla ir y es que tenía motivos, la última visita a su papá fue un desastre, Kenia termino por pegarle chicle en el cabello en un berrinche por pelear una muñeca que era de Zoé y que no quiso prestarle, Charly tuvo que regresar a Zoé como a medía noche al internado, llegó con pijama asustando a Sofíe pues se veía terrorífica entrando en la oscuridad con el cabello enmarañado. Habían tratado inútilmente de quitar la goma de su cabello y tuvo que cortar un gran mechón de éste su flequillo estaba disparejo pero no se le veía mal o eso le dijo Sofíe para levantarle el ánimo, pues desde entonces ya no se sentía recibida en su propia casa

Zoé tocó el timbre unas dos veces hasta que la voz de Charly se escuchó por el interfón

—Si, buenas noches. ¿Quién es?.

—Soy yo, Zoé. Papá puedes abrir.

—¡ZOÉ! —grito Charly con espanto y la puerta de seguridad se abrió.

Sofíe permaneció parada en la acera hasta que Zoé se perdió al entrar al dúplex dónde Zoé vivía en el segundo piso, fue hasta que su padre le ordenó entrar al auto cuando la pelirroja abandonó su lugar.

—Espero no haber cometido un error por mi imprudencia —dijo Sofíe con arrepentimiento, bajando la cabeza hasta que su barbilla pegó con su pecho. Su padre la consoló tomando sus manos para estrechar las con las suyas—. A mí no me correspondía a ver dicho aquello, pero ver a Tabi me hizo abrir la boca de más. Pero luego Zoé se veía tan feliz y ahora que toda la euforia bajo me carcome la culpa, no debí...¡Y si alguien se entera!—. Dijo desesperada y asustada.

—Estarás ahí para ella. Por lo que me contaste es cuestión de tiempo para que se enteren, además te conozco sabrás reparar tu error y ella sabrá entenderlo.

Sofíe ya no se sentía tan segura como cuando empezó a abrir la boca y hablar de más.

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Charly estaba pálido cuando abrió la puerta, lo que le pareció gracioso y satisfactorio a Zoé, su papá seguía preocupándose por ella.

—¡Zoé estás bien! ¿Qué pasó, que haces a estás horas fuera del colegio? —dijo agitado.