Capitulo 25

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André había sido despertado como todos en la ciudad por la alerta de akuma, se quedó mirando por la ventana de su oficina personal en el hotel, a qué el monstruo en turno apareciera, mientras los varios teléfonos que lo conectan con las distintas oficinas de emergencia empezaban a timbrar, un ruido interminable que ponía a prueba su cordura. Claro que se sentía impotente e inútil contra una situación que parecía un cuento más que la realidad, lo único que podía hacer es responder esos teléfonos y dirigir a escuadrones de policías, bomberos y para médicos como peones de un juego de ajedrez, pues la victoria siempre estaba a cargo de el rey y la reina o sea esos niños jugando a ser superhéroes.

El movimiento empezó, la sacudida casi lo tira pero se quedó firme sosteniéndose del marco de la ventana y cuando el fuego se alzó siguió con la mirada la altura que las llamaradas alcanzaron, estaban casi tocando el cielo, fue cuando vio proyectarse en la espesa humareda lo que se conocía como la abeji-señal (la luz de un proyector con la silueta de una abeja). André sintió una gran tristeza golpear su corazón, a un después de todo lo pasado Chloé quería ayudar, pero siendo muy sincero consigo mismo, nadie podía ignorar los actos cometidos por su hija, al querer dañar a otros usando de mal modo los poderes que le concedieron para ayudar, no podía abogar por ella para recobrar la confianza de Ladybug por muy buenas intenciones que tuvieras las personas siempre te van a calificar por las malas.

El hombre pensó en ir a consolar a su hija cuando recordó a Zoé, la chica debía estar aterrada no creía que antes se hubiera podido enfrentar a algo como el ataque de un akuma. Tomo una dura decisión de a quien debía proteger, Chloé estaba bien, era oriunda de la ciudad sabía que hacer, además de que había estado frente a frente contra el peligro, entonces corrió hasta donde Zoé a la que encontró como esperaba, siendo presa del pánico.

—¡Papá! —le escuchó gritar. En un arrebato de emoción André se impulso para tomar a la chica entré brazos, dándole un poco de protección, la pobre temblaba como si tuviera frío.

Las explosiones siguieron un poco más, Zoé se aferró con todas sus fuerzas al hombre que por un momento confundió con su papá, fue el latido de su corazón y el aroma de su colonia que le ayudo a identificar que era otra persona, que daba igual pues se sentía bien en su compañía.

—Tranquila Zoé, está apunto de pasar —predijo André.

Ayudó a la chica a levantarse, Zoé gimió cuando el golpe en sus costillas le molestó, tenía además un golpe en la frente y arañazos en las manos de los pequeños escombros que le cayeron.

—¿Qué fue eso señor André? —, pregunto con temblor en su voz.

—Un akuma, me temo —la chica jadeo con asombro y horror, había visto las imágenes de lo que hacían pero no sé comparaba con sentirlos, era peor que el azote de la naturaleza. Se abrazo con mayor fuerza a André que con cuidado la dirigió hasta la ventana, quería saber por qué el ataque había cesado, abrió las cortinas, los cristales habían terminado hecho añicos y de pronto el hombre soltó un suspiro de alivió, Zoé movió su cabeza para ver qué era aquello por lo que André se empezó a relajar y lo que vió fue una luz roja alzándose hasta el cielo donde un halo se formó, era un brillo que solo se podía llamar que era celestial, el brillo se disperso primero haciendo más grande su diámetro para luego romperse formando primero una estrella escarlata para luego moverse por todo el rededor.

—¡Qué es eso...!—musitó sorprendida.

—La magia de Ladybug — respondió con alegría André, era otra pesadilla que había llegado a su fin pero lamentablemente no pará siempre.

Zoé vió la magia acercarse a dónde estaban ellos, no duró ni un parpadeo de que llegó y se fue, cuando se dió cuenta los cristales estaban ahí de nuevo y ya no sentía el dolor e el costado y el ardor de sus heridas desapareció, estaba bien a salvó y sobretodo con una sensación de alivió, el miedo también se lo había llevado el enjambre de mariquitas mágico.

ZoéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora