CAPITULO 2

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Gabriela 

Grecia Isla de Creta 

-¡¡¡Nos vamos a matar Gabi !!!- Gritaba mi pobre amigo mientras se sujetaba de mis caderas -  

-¡¡¡No jodas o me vas a negar que esto es divertido!!!- Grite al igual que el -

Llegamos a un hermoso parador y pare la motoneta, decir que Chan se bajo es poco, más bien diría yo  que se lanzó al suelo, alabando a todo los dioses que  había frenado. Lo mire con una sonrisa de oreja a oreja.

-¿Por qué tan pálido?- Dije con burla-

-Y todavía lo preguntas, dijiste que esa arma del demonio - Señalo la motoneta media desgastada por el tiempo- No podía andar más rápido que una bicicleta y en cambio revesabas los autos como si fueras en uno- 

-No, dije que parecía una bicicleta y probablemente anduviera como una - Contuve la carcajada- 

-Eres odiosa - Dijo unas palabras en coriano y me miro mal-

-Pero así me quieres- Me acerque y deje un beso en su mejilla -Vamos arriba holgazán- Estire mi mano - Mira que belleza de lugar - 

Nos levantamos juntos y caminamos al borde del acantilado. El gran mar mediterráneo nos daba la bienvenida, habíamos llegado el día de ayer y hoy salimos a explorar, para mi suerte conseguí que un anciano me alquilara por pocos euros la motoneta, pues la isla no era muy grande pero recorrer 250 km tampoco era poco, había mucho que ver . 

Las playas eran hermosas y su historia grandiosa. Ni hablar de la cultura de esta pequeña cuidad debíamos ser respetuosos con sus tradiciones y movernos con mucha cautela . Nos quedaríamos dos meses para hacer una investigación de su gente y la nuevas integraciones de emigrantes a esta sociedad.   

Como siempre éramos un grupo de estudiantes de cinco a diez personas incluyendo a un profesor que nos guiaba por las instalaciones, estas prácticas eran muy comunes después de terminar la carrera aunque muchos preferían quedarse en su país y ejercer la profesión de historiadores en otras ramas, como en la enseñanza. Yo en cambio prefería la aventura de explorar por mis propios medios y contaba con mi mejor amigo Chan.

Nos conocimos en el primer año de la secundaria y nunca más nos separamos al segundo año se nos unió Soledad , éramos un grupito medio raro. Chan era coriano muy inteligente , Soledad una rubia despampanante pero muy tímida y yo una castaña simple pero un poco loca según mis amigos.  

-Diablos, sí que es hermoso- Dijo Chan mientras observaba el paisaje-

-Te lo dije las mejores vistas están en lo más alto- Pase mi brazo sobre sus hombres-

-Eso no te excusa de que manejas como una desquiciada- Le hice un puchero-

- Tuch, mal agradecido - Sacudió la cabeza en negativa, pero pude ver la pequeña sonrisa en sus labios-

Nos quedamos casi una hora sentados en el lugar, hablando del ecosistema y los lugares que podríamos recorrer mañana pero en especial queríamos conocer los bares, dicen que los tragos son esquicitos y si Chan y yo teníamos algo en común era que nos gustaba divertirnos en ese tipo lugares. 

Por su puesto que no me dejo manejar de vuelta, fue tan deprimente parecía que venía manejando mi abuela. Mis suspiros se escuchaban en toda la isla, perfectamente podía pegarme una siesta y estaba segura que no me caería del vehículo y si lo hacía no me haría ni un rasguño a esta velocidad. 

Unos 342 días después llegamos al hotel  y devolvimos la motoneta al anciano que muy alegre la puso a disposición por si teníamos que salir nuevamente, sin duda la gente de Creta era muy amable y servicial.

-Ya deja suspirar que no vine tan despacio- Achique mis ojos en reproche-

 - Claro que no, si la señora en la bicicleta que nos rebaso era porque era una atleta olímpica-

-No lo dudaría, estaba en excelente estado para su edad -

-Tuch- entre al hotel - Dejándolo muy atrás-

Pregunte en la recesión si ya habían llegado el grupo y me informe que sí que teníamos que reunirnos en el jobi del hotel en una hora. Debíamos conocernos ya que todos éramos de distintos lugares y se nos darían las tareas a seguir. Subimos a nuestra habitación a bañarnos , porque Chan y yo compartíamos habitación, aunque fuera mal visto por  alguna gente poco nos importaba. 

Bajamos a la hora concordada y nos encontramos con seis jovenes mas y un profesor muy joven de unos 37 años que realmente me estaba alegrando la vista. El codazo de Chan evito que siguiera babeando .

-¿Podrías disimular ?- Susurro mi amigo- O tendré que traerte un babero-

-No puedes culparme, siempre tenemos momias de profesores y ver un caramelito como este me emociona- Susurre al igual que el -

-No es para tanto -

Después de discutir las tareas a tomar, nosotros tomamos la investigación sobre la noche en la isla, debíamos ver cómo funcionaba  "la noche nocturna", una sonrisa se había instalado en mi rostro esto iba a hacer muy divertido, Chan estaba igual que yo, esto iba a ser un desmadre. Nos mirábamos con complicidad, sabíamos que eras el dúo perfecto para esto o tal vez no. 

Nos fuimos a nuestros dormitorios y mientras mi amigo investigaba un poco yo salí al balcón a llamar a mi madre y hermana. Empecé llamando a Analía ya que la última vez  sabía que me ocultaba algo y nunca fallaba en mi instinto la conocía  como la palma de mi mano.

Después de hablar unos minutos lo confirmaba,  algo estaba mal pero por más que la interrogue no soltaba prenda así que deje para cuando nos viéramos  en dos semanas. Luego llame a mi adorada madre  que como siempre me tenía horas al teléfono solo queriendo saber todo de donde estoy, ama que le cuente todo de los lugares  que visito.  

Cuando termine la llamada sentí una mirada sobre mí, estaba en un segundo piso así que podía ver con perfección la calle que estaba desolada, pero aun sentía esa mirada. Observe una boca calle que permanecía en la oscuridad absoluta y pude distinguir una figura masculina por su gran tamaño, apoyado a la pared de brazos cruzados aparentemente, no podía ver su rostro, pero podía asegurar que me veía. Mire mi vestimenta que solo se trataba de una remera larga y entendí que posiblemente se tratara de un pervertido.  

Torcí mi cabeza ligeramente y sonreí para darle a entender que lo había visto , volví a ingresar en el dormitorio cerrando la puerta corrediza y con ella las cortinas. 

EL Diario de AnalíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora