CAPITULO 24

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Gabriela

El bar por fuera era realmente un espectáculo, se podía sentir el billete en cada rincón en el que miraras. Eduardo me había entregado un tarjeta de crédito para que me luciera dentro del local ya que él se mantendría a una distancia prudente en cuanto encontráramos los objetivos- Por dios ya establa hablando como ellos "objetivos" No, no tengo alma de militar, pero tanto he escuchado a estos chicos hablar así se me han pegado sus palabras.

Estacionamos en un estacionamiento privado para clientes, como dije todo aquí huele a dinero, pasamos por la entrada como dos famosos del estrellato. El lugar era enorme, más de una barra se visualizaban desde la entrada y un segundo piso se podía ver desde la primera de ellas, fui guiada por Eduardo hacia unas escaleras custodiada por dos guardias. El solo mostro un pase y los hombres nos cedieron el paso, cuando la mirada de uno de ellos bajo a mi escote pude apreciar un leve gruñido de mi acompañante y una mirad feroz al hombre que rápidamente desvió su vista a otro punto del lugar. Le sonreí con inocencia pero solo recibí una mueca poco agradable de su parte.    

Subimos a la segunda planta y nos instalamos en un apartado con una buena vista a la barra de esa zona, Eduardo se acercó a mi oído para hablarme. 

-Por lo que me dijo el mesero esa barra es su lugar de encuentro- Señalo el lugar con la mano-Solo nos queda esperar que aparezcan, mientras tanto mantén a tus amigas fuera de la vista de otros ojos - Dijo descaradamente mirando mis pechos-     

-He, no fue mi culpa, ellas suelen llamar la atención por si solas -  Le sonreí coqueta-

Él se mordió el labio y volvió a repetir -El jefazo va a matarme -

Después de una larga hora en donde él bebía un Martini seco y yo una bebida sin alcohol por que según él no debería beber nada antes del encuentro, el llamo mi atención para que observara a un hombre que venía subiendo las escaleras con dos tipos como unos mastodontes detrás de él. Aldo caminaba como si fuera el rey del lugar y su seguridad se movía a diferentes puntos para mantener una vigilancia adecuada.    

Lo reconocí enseguida y me moví hacia la barra antes que el llegara a ella. Con toda normalidad me senté en un banco y pedí un Vodka con frutas. Tome el vaso en mi mano y dirigí la mirada a cualquier punto que no fuera Aldo, ya que cuando cruce mis piernas pude sentir su mirada en mí.  

No tarde mucho en sentirlo cerca de mí, realmente este vestido valía su peso en oro.   

-Buenas noches - Lo mire con una pequeña sonrisa y devolví el saludo cortésmente- Nunca te había visto por aquí -

-Es porque nunca estuve  por aquí-

-Eres extranjera- Fue una afirmación más que una pregunta. Si bastardo soy extranjera como parece que te gustan -

-Soy argentina, solo estoy pasando una temporada en Roma- 

-Que interesante ¿Y todas las argentinas son tan bonitas como tú? Por qué si es así tendría que pensar muy seriamente en comprar alguna propiedad en ese país - Claro el piropo primero y luego la demostración de "soy rico"- 

-No te lo recomendaría los inmuebles están sobrevalorados en américa latina-  primer extrae y puedo ver como no se lo esperaba, lo normal sería que me sintiera alagada por su piropo-  

-Bien me gusta esa contestación, ahora me dirás tu nombre- 

-Según ¿Me dirás el tuyo?- Estiro la mano en forma de saludo -

-Aldo Conte- Y ahí está de nuevo la sonrisa moja bragas que si fuera en otra situación tal vez solo tal vez me hubiera afectado- 

-Nadia - Tome su mano firme -

-¿Solo Nadia?-

-Solo Nadia - conteste 

-Bien Nadia ¿Te puedo invitar un trago? -

-Ya estoy bebiendo gracias - Extrae dos-

-Eres una chica difícil- Se me escapo una suave carcajada que pareció gustarle ya que su sonrisa se hizo más grande-  

Tenía que admitir que mi hermana había tenido sus razones en caer con este Don Juan, el hombre frente a mi aparentaba ser todo un caballero, sus modales eran esquicitos sin duda alguna. Una lástima que solo fuera una máscara que llevaba para destrozar a jovenes inocentes y por lo que ya sabía también era un delincuente de guante blanco.  

-No me considero una chica difícil, tal vez un poco desconfiada- Sonreí coqueta -  

- Esta bien ser desconfiada hay mucho loco suelto, en especial siendo una mujer tan hermosa debes tener cuidado - Si especial mente con tipos como tú, pensé - Me encantaría conocerte mejor, no te gastaría ir a un apartado conmigo o estas esperando a alguien- 

- Estoy muy cómoda aquí y no estoy esperando a nadie - Se sentó a mi lada -  

- Bueno entonces puedo hacerte compañía-  

-Sera un placer tener tu compañía- Una de azúcar y dos de sal solo para mantenerlo interesado-

-Cuéntame de ti- Cuidado la curiosidad mato al gato -

-Me recibí hace un año en  ciencias de la historia, me estoy tomando un año libre y se me ocurrió darme un gusto y viajar-   

-Eres historiadora, es una carrera muy interesante, siempre me llamo la atención la historia en especial la romana- Chico inteligente, mostrarse interesado por el  trabajo de una chica en una buena táctica de cortejo-

- Si lo es, en especial con una historia tan amplia como Roma era inevitable que esta cuidad fuera unos de las primeras ciudades que visitaría-

-Entonces hagamos un brindis por la historia- Levante mi copa y le di un pequeño toque a la suya-

Casi una hora y media llevábamos entre coqueteos y charlas, algún que otro ofrecimiento de vernos para conocer la ciudad. Esquivaba cada zarpazo de su parte con mucho éxito y pude notar que comenzaba a perder la calma muy disimuladamente, cosa que para que negarlo lo disfrutaba. Cuando un trago que yo no pedí se me puso enfrente, sabía que era momento de retirarme. Apostaría mi vida que contenía alguna clase de droga en él, parece que la paciencia de mi acompañante se había terminado. Descruce la piernas con tranquilidad y me pare para tomar mi bolso.   

-Fue un placer conocerte Aldo, pero ya debo irme- De reojo vi como Eduardo se levantaba para dirigirse a la escalera-   

-Te puedo llevar - Me tomo del codo, algo que me hizo fruncir mis cejas y él lo noto soltándome casi de inmediato- Lo siento es que me preocupa que andes solo por la noche - 

-Agradezco la preocupación pero tengo un chofer esperándome a bajo- No le di más tiempo a reaccionar y camine con tranquilidad para salir lo más rápido posible del lugar- Y por fin, extrae tres-  

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