Capitulo 59

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Gabriela 

La roja había venido muy temprano para aprontar a "la novia", detrás de ella una maquilladora, peluquera y modista. Hoy sería un largo día, las deje utilizarme como una muñeca en todo momento.    

Cada vez que me preguntaban algo mis contestaciones eran simples no, si y tal vez. Podía notar como Lucia se iba irritando de a poco mientras las otras mujeres  parecían decepcionadas. Estaba de ánimos para ver hasta cuando la chica soportaría mi desinterés por la situación. 

-Señorita podrías probarse nuevamente el vestido para colocarle los últimos detalles- La mire con aburrimiento, acaso no se me veía las pocas ganas que tenia de esta mierda- 

-Mira cariño, no te compliques, solo ponle lo que le tengas que ponerle y listo. Cuando termines me avisas y me lo pongo - Hice un movimiento con la mano restándole importancia - Igualmente me da igual si queda bonito o horrible, tu tranquila-  La cara de espanto de la mujer era épica, pero nada mejoraba la de Lucia que se encontraba roja del coraje o pobrecita-

-La novia esta nerviosa podrían darnos unos minutos- Ellas salieron como espantadas- Podía apreciar a Lucia respirando para tranquilizarse y no golpearme, no le dé tiempo y hable antes que ella- 

- Guárdate el sermón, no me entereza-  Me pare enfrente de ella retándola, tal vez si terminábamos golpeándonos podría salvarme de esta boda de los demonios-

-Gabriela te entiendo, estas enojada, asustada y confundida- 

-¿Me entiendes? No te parece que estas siendo demasiado hipócrita- Me acerque a ella amenazante, si ella no daba el primer golpe lo aria yo- Es mi hermano y amigo quien están encerrados con amenaza de muerte - Aprete los puños -

-Lo sé también sé que Adrián no está haciendo las cosas de la mejor manera- Solté una carcajada con falta de humor - Pero veras que en un futuro muy lejano te enamoraras de él y cuando eso pase tu hermano y amigo podrán irse. Él no es malo solo que no sabe hacer las cosas de la mejor forma, pero te ama.    

-Pero yo no a él y dudo poder enamorarme de alguien que me extorsiona para que me convierta en su mujer. - La muy estúpida pone cara de cachorro mojado- Así que tratemos de llevar la fiesta en paz, despides esas mujeres no necesito verme perfecta para casarme con un mal nacido narcisista- No vi venir el golpe pero se lo devolví con más fuerza-  

-¡¡Eres tan mala agradecida, el salvo a esos dos bastardos por ti!!- Grito mientras se sobaba la mejilla por el golpe-

-No cariño no fue por mí, lo hizo por el mismo para poder tenerme bajo su control, no te equivoques- 

-¿Sabes cuantas mujeres desearían estar con mi hermano? - 

-Pues ve trayéndolas - Levanto los brazos - A mí no me molesta - 

-Adrián tiene razon, tu no entiendes por las buenas necesitamos educarte - Por fin la chica mostraba su cara, su voz cargaba bronca y furia-   

- Pues si quieren educar a alguien tendrán que comprarse un perro, porque yo ya no aprendo trucos viejos-

-Tal vez tus amigos o familia no opinen lo mismo- Cuidado, susurro mi cerebro- 

-Ten cuidado cariño- Volví a mi postura amenazante- Estoy rifando un golpe y tú te estas comprando todos los números-

-Tu deberías ser más cuidadosa, Adrián y los chicos son mis hermanos - Sonrió con soberbia-  ¿Qué crees que le pasaría a esos dos que están ahí abajo si se enteran que me cacheteaste?- Sonreí con maldad-

-Bueno en ese caso si van a castigarlos por una simple cachetada mejor asearlo bien ¿No te parece?- Cerré el puño y se lo estampe en su linda nariz - 

Apenas se recuperó nos enrollamos en una pelea de uñas y dientes tirando todo lo que se cruzaba a nuestro paso. Nos separamos nos lanzamos con todo lo que teníamos a mano mientras los insultos revotaban como los objetos. La puerta fue abierta rápidamente y cerrada con la misma velocidad al impactar una lampara de luz sobre ella. Me lance como un gato sobre ella nuevamente y ese impulso nos mandó a las dos en al piso, para mi veneficio yo quede arriba pudiendo darle unos buenos golpes. Ella enredo sus piernas en las mías y comenzamos a girar dándole la ventaja ya que quedo sobre mí.  

La puerta se abrió con un ruido de estampido y ella fue alejada rápido de mí. En la habitación estaban, Federico que sostenía a la roja de las caderas, Terry que me extendía la mano para que pudiera levantarme y por cierto ignore y Adrián que miraba el desastre atónico. Las mujeres que habían salido miraban desde la puerta espantadas. Lindo desastre habíamos hecho.    

-Se puede saber ¿Qué diablos paso con ustedes dos? -

-Ella empezó- La rata inmunda hablo haciéndose la pobre inocente, rodé los ojos y todos me miraron- 

-Yo no di el primer golpe - Me defendí con la verdad claro que ignore el hecho que yo lo provoque-

-Pero tú me provocaste- Evite reírme cuando se delato- Además yo solo te di una cachetada para que dejaras irritarme con tus comentarios-

-Nada escusa tener que golpearla por irritarte- Hablo Adrián, con voz seca el muy estúpido- Y tu - Me señalo - Tampoco tenías que comportarte como una salvaje- Se revolvió el cabello con frustración- Todos salgan, vallan a prepararse en una hora tenemos una boda que festejar- Todos salieron sin más-        

Pasaron unos minutos sin decir nada, aunque su mirada me clavaba dagas. Tomo algunas cosas del suelo, se acercó a la puerta y dijo algo a un guardia que estaba postrado en ella del lado de afuera y volvió a cerrar la puerta.

-Te gusta hacerme enojar verdad - No era pregunta, me sujeto del codo girándome con brusquedad hacia el-  Mi paciencia está llegando a su límite, te recomiendo que te detengas antes que decida desquitarme con alguno de esos dos que tengo de prisioneros-Asentí, sabia cuando tenía las cosas difíciles así que calladita me veía más bonita, por ahora- Tienes una hora para bajar lista y con una sonrisa radiante cariño-

Me arrastró hacia la puerta donde me esperaban las mujeres que tenían que prepararme y el guardia extendió su mano para que lo siguiera. Entremos a una puerta que solo estaba a pocos metros de la habitación que ahora parecía zona de guerra.

Todo estaba pronto, maquillaje, joyas y asesoraos sería una hermosa novia, lástima que no quería serlo. Solo en cuarenta minutos estaba lista para dar el sí.  Suspire resinada, para mi buena suerte Terry llego a buscarme con un esmoquin azul que en otro momento me hubiera parecido adorable, como por ejemplo si yo fuera la madrina y no la novia.

No di ninguna respuesta a todos los halagos en el camino al patio. Llegamos a unas puertas que claramente daban a un patio, se apreciaba la cantidad de gente que había. Sonreí cuando vi a Chan escoltado con dos hombres y de esmoquin, el odiaba esas cosas.     

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