CAPITULO 49

312 40 0
                                    

Gabriela

Me sentía tan liviana como una pluma, las caricias en mi rostro y cuello me obligaron a abrir los ojos con pesades. Apenas lo hice los toques se detuvieron, gire mi rostro hacia la derecha encontrándome esos ojos del color del mar a mi lado ¿Otro sueño? Pensé, y yo que había dejado de soñar con él. Me quede mirándolo por algunos segundos como si el azul de sus ojos me emborracharan, él se acercó lentamente a mi rostro y me beso tiernamente, este sueño se me estaba volviendo a salir de las manos, volví a pensar mientras seguía el beso.    

Tarde en racionar que este no era un era un sueño y me separe del de un solo movimiento, sin calcular que estaba al borde de la cama caí en picada.  

No me detuve para quejarme.-¿Estas bien ?- Ignore su pregunta y analice cuidadosamente en donde estaba aún desde el piso. Y luego me ilumine con todo los hechos. Nos atraparon, el barco, mi padre y mi hermano con Edu encadenados.

-¿Dónde están?- Me enfoque en Adrián- 

-¿Quién tu hermano o tu padre ?- Sonrió con soberbia -  

-No me tomes el pelo ¿Dónde está mi hermano y Eduardo? -

-Parece que tienes  mucho interés  por ese matón  de poca monta- Se bajo de la cama y yo aproveche a pararme solo para notar que todo mi cuerpo dolía como los mil demonios-   

-Y eso a ti ¿Qué? Ese matón es mi amigo y el otro es mi hermano, contesta-

-Por su bien espero que así sea, están a salvo- Esta vez fui yo quien se acercó a el - 

-Quiero verlos - Note como mi cuerpo temblaba y él también lo hizo ya que me sujeto de las caderas con miedo a que callera-  

-Aun no, estas débil. Estuviste a punto de morir de una sobredosis ¿Sabias?-   

-Ni una mierda, quiero verlos- Su agarre se hizo notablemente más fuerte y una mueca de molestia se posó en su rostro-

-Parece que no estas entendiendo la situación - Me levanto del suelo y me dejo en la cama, para posicionarse sobre mí. Sin apretarme comenzó a hablar como si lo hiciera con un niño pequeño- Aquí las ordenes las doy yo, si yo digo que los veras cuando estes recuperada así lo aras - Paso su lengua por mi cuello - Desde ahora en adelante me obedecerás por completo, mi palabra será tu ley, cariño- Aprete los dientes ¿Quién diablos se creía? -  

-Estás loco- Estaba enojada y no era para menos - Si quieres alguien que te obedezca cómprate un perro - Dije con los dientes apretados, el solo me miro para sonreírme- 

- Lo quieras o no lo aras por las buenas o por las malas, tu elijes- Me dio un beso corto en los labios- 

-Púdrete no te tengo miedo, si me quisieras muerta ya lo estaría ¿Que podrías hacer torturarme, golpearme o eres como tu hermano que le gusta azotar a las jovencitas? - Eso último se me escapo-  

-Así que si fuiste tu - Mordí mi labio como una niña descubierta después de una travesura, para luego desviar la mirada. No espere la carcajada que le siguió-

-Sal de encima de mi - Casi susurre no quería seguir hablando y meter más la pata, así que cambie el tema. Él se alejó, aun sonriendo-  ¿Tienes un cigarro?-  

-No me gusta que fumes- Y a mí que mierda me importa lo que le guste, me mordí la lengua para no decir lo que pensaba- 

-Por favor, estoy temblando por el efecto de la droga y la nicotina me va a ayudar a calmarme un poco- El asintió y salió de la habitación, poco después entraba con una caja de cigarros y un encendedor, me los extendió -

-  Respecto a nuestra conversación, no pienso tocarte un pelo para que me obedezcas como mi mujer- Levante una sega -

-¿Tu mujer? - Por suerte ya había expulsado el humo del cigarro si no lo hubiera hecho me hubiera ahogado con el humo- ¿Estas de broma? Yo no soy tu mujer- Hable segura- Apenas te conozco, solo follamos en una isla y ya me consideras tu mujer. Necesitas un siquiatra con urgencia - 

- Parece que aún no entendiste yo no voy a tocarte un pelo a ti, pero no puedo asegurar el bienestar de tu hermano y amigo - 

-Maldito bastardo- Lo avía dicho en voz alta, si señores y señora me estaba conteniendo para no saltarle a la yugular al hijo de puta, respire hondo muy, muy hondo - ¿Qué es lo que quieres? - Cerré los ojos mientras en mi mente hacia un pacto con el diablo en donde yo le entregaba mi alma a cambio de que el despellejara al ruso por mi - 

-Lo quiero todo, una compañera, una mujer, un amor ....- Suficiente para mí, comencé a reírme no sabía si por lo cómico de sus palabras o de impotencia-

-Lo siento- Me disculpe aun con la gracia en mi- Pero tú te das cuenta que me pides esto bajo extorción ¿verdad? Estas poniendo la vida de dos de las personas más importantes para mí a cambio de follar contigo-  

-Quiero más que follar, quiero que te cases conmigo- Abrí la boca de espanto-Quiero que seas mi mujer en toda la palabra -   

-¿Quién me garantiza la seguridad de los míos si hago lo que pides?-

- Tendrás que confiar en mí- Dijo arrogante, analice mis opciones en este momento y no eran muchas las  que tenía -    

-Ok, hare lo que digas - Las palabras salieron de mi boca con poca convención-Pero si algo les pasa te matera mientras duermes-

- Por eso me encantas- Se acerco y acaricio mi mejilla - Eres tan diferente- Coloco su mano debajo de mi mentón sin despegar los ojos de mi -  Se que en el fondo estas muy enojada, pero valdrá la pena y tendrás protección en especial después de violar a Aldo- 

-No sé de qué hablas - Desvié la mirada-

-Claro, iré por el médico para que te cheque y luego  are que te suban comida - Se encamino fuera de la habitación-

Me quede estática en el mismo lugar mirando a la nada, mi cerebro estaba en blanco. ¿Qué podía hacer? Nada, no podía hacer nada, por el momento.   

EL Diario de AnalíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora