CAPITULO 50

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Gabriela

No sé cuánto tiempo había pasado, pero hacía por lo menos una media hora que un médico entro y me hizo un chequeo, intento sacarme conversación y fue ignorado por mí con éxito. Nadie dijo que tenía que ser amable con su gente, o por lo menos no me había ordenado aun serlo.       

De repente la puerta fue abierta de par en par, unas mujeres con uniformes entraron cargando bolsas mientras otra traía un carro repleto de comida, bufe ya irritada.    

-Señorita si nos permite vamos a colocar las prendas en el vestidor- Solo moví la mano en señal de que continuaran. Se inclinaron como si de la realeza se tratara no pude evitar  mirar con espanto.  

 Cuando terminaron se retiraron con otra reverencia, Dios acaso me encontraba en el palacio de jade.   

-¿Señorita le pelo la fruta?- Mire a la chica que se había quedado parada a un lado del carro con la comida otra vez espantada, levante mis manos solo para que notara que tenía dos para hacerlo sola. Ella me miraba desconcertada así que después de suspirar le conteste-    

-No es necesario yo puedo hacerlo puedes retirarte- No se movió ni un centímetro -

-Disculpe Señorita pero el Sr ordeno que me quedara hasta asegurarme que se alimentara correctamente- Ho genial, ahora tenía niñera-  

Alguna vez sintieron esa incomodidad que te sacude todo el cuerpo, pues bien eso sentía en este momento. Era desagradable comer con alguien atento a cada bocado que dabas, parecía que calculaba la cantidad de comida que entraba en mi estómago. Ya cansada a mitad del plato deje caer el cubierto con fastidio notable. 

- Chica, puedes llevarte la comida - Me levante de la silla y me fui directo a la cama, tal vez dormir un poco me sacara el mal humor-

-Pero señorita ...- Si pudiera haberla apuñalado con la mirada que le di la pobre se estaría desangrándose- Claro como ordene.. - Me termino dando lastima, ella no era culpable de nada pero que esperaban en mi situación- Sra. El señor pidió que luego de alimentarse se preparada para salir-  

- Ho ahora entiendo por qué trajeron esas ropas - Me volví a poner de pie y camine hacia el ropero.- Mátenme -  Casi grite-   

No era una gran cantidad de ropa, no ese no era el problema, el tema era que solo eran unos diez vestidos, zapatos y ropa interior y refiriéndome a lo último no había un solo sujetador solo bragas que más que eso parecían hilo dental. Mire a la joven entre desesperada y un poco avergonzada con una de esas bragas en un dedo . 

-Dime por favor que puedes conseguirme ropa decente- La pobre miro la prende y enrojeció, lentamente negó con un movimiento de cabeza-  Esto debe ser una broma- Tape mi rostro con una  mano y comencé a reírme, maldición creo que estoy enloqueciendo. 

-Se encuentra bien - Pare de reírme para acercarme a ella- 

- Si, solo estoy enloqueciendo, nada grabe - La pobre no podía no entendía mi sarcasmo-

Tome un vestido sin ni siquiera mirarlo y camine al baño. Quince minutos después estaba lista y parecía una barbi prostituta  de exposición, rebusqué entre los zapatos y me quede con los únicos que no tenía casi taco.   

-Hermosa- Escuche su voz detrás de mí-  Te ves muy realmente hermosa- Clara para ir a un prostíbulo estaba más que pronta-

- Parece que nuestros gustos son muy diferentes- Sus manos se apoderaron de mi cintura y me pego a su torso - Me tensé y no agradablemente, la verdad que ya no me sentía cómoda con este hombre cerca de mí pero, demostrarlo sería como darles la condena de muerte a mis chicos- 

-No es de tu agrado la ropa que te mande- Bajo las manos a mis muslos y lamentablemente el vestido tenía aberturas a los costados así que podía apreciar mi piel sin necesidad de llegar al final de la tela-

-No me gustan los vestidos- Hable en voz baja - Prefiero la ropa cómoda- Sentí como su lengua recorría mi cuello mientras con su manos presionaba mi culo hacia su dura erección. Quería alejarme desesperadamente pero por otro lado tenía miedo de su reacción. 

- En cambio a mí me gusta vértelos puestos o no vez lo duro que me pusiste- Cerré los ojos esperando que terminara de una vez, sabía lo que quería y no me opondría si eso aseguraba el bien estar de los chicos, pero el cobrón tenía que hablar nuevamente- Además mi mujer debe estar para complacerme y a mí me gusta verte así vestida- Me separe como si me quemara su toque, este pedazo de machista no me tocaría si yo no lo quería-

-Pues esta mujer no se dejara tocar hasta estar segura que mi hermano y mi amigo estén a salvo y sanos - Me cruce de brazos intentando imponer respecto que fue inútil ya que comenzó acercarse peligrosamente -  

-Aún no lo entiendes- Su voz era sombría, recule chocando con la mesa en donde había comido. Recorrí  con la mirada la habitación en busca de la chica del servicio en busca de ayuda o por lo menos un apoyo moral pero ella ya no estaba- Tú no tienes ni voz, ni voto en esta relación- Me tomo del cabello con fuerza  y me jiro. Mis pechos quedaron apretados a la parte superiora de la mesa.

Sentí una de su manos acariciar mi trasero y el vestido fue subido - O por lo menos por ahora, sé que te costara adaptarte a tu nueva vida pero lo aras- Uno de sus dedos comenzó acariciar mi intimidad, intente incorporarme pero él se encargó de volverme a mi lugar.    

Cuando un dedo entro en mi gemí inconscientemente, cerré los ojos pero no por placer si no resinación. Y fue en ese momento cuando vi la sonrisa de Eduardo, su torso con ese tatuaje que me ponía a mil, recordé el besándome en el baño y sin darme cuenta ya estaba siendo penetrada por Adrián. Pero yo solo podía ver a Eduardo fallándome y me corri como cuando estaba con él.        

Estaba jodida, aunque al mismo tiempo me sentía aliviada de haber encontrado una forma de escabullirme de los sentimientos y las consecuencias negativos que pueden producir una violación en una mujer. 

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