Capítulo 07

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15 de Agosto del 2016

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15 de Agosto del 2016.
Positano, Italia.

"Uno sguardo che darà inizio alla distruzione di un impero"

Miles de cosas estaban sucediendo en un mismo segundo y el mundo entero esperaba en silencio ante el día donde se realizaría la subasta de Los Dioses.

Por un lado, en Francia los agentes Lorenzo Tagliavia y Ethan Batista con asco liberan a Caponé, la cual es su única entrada a la familia italiana más nombrada en la historia. Ya que en ese preciso momento llevarían a cabo el plan que anteriormente fue explicado para el proxeneta, el cual aceptó sin dudar, ya que la organización tenía en sus manos a lo único que le importaba que eran su esposa e hija, esa era la única razón por la cual decidió traicionar a su gente y líder, aunque toda verdad sale a la luz y toda traición tiene un costo, el cual solo se paga con el sufrimiento y la muerte.

En la sede militar más importante del planeta las miradas hacia los únicos hombres de la Élite estaban cargadas de veneno y cuestionamientos, ya que pocos realmente creían viable realizar un ataque en tan poco tiempo y con tan solo seis soldados dentro, era una locura que iba a perjudicar a la organización y a lo poco que habían avanzado. Nadie confiaba en que aquella Tropa fuera capaz de alcanzar la grandeza, ni siquiera existía la posibilidad que salgan con vida del territorio Italiano y hasta el propio Jerarca sabía que esta contienda traería grandes consecuencias, aunque no lo admitiera.

La Élite tenía un objetivo muy ambicioso y un enemigo que no hay que subestimar, porque no por nada es el criminal más letal de los últimos tiempos.

Por otro lado, en uno de los puntos de Italia, más específicamente en el Positano, el cargamento ya había sido entregado a los antonegras que se encontraban a cargo de las subastas.

Pero ahí es donde el desespero comenzó, cuando las mujeres poco a poco comenzaron a tomar consciencia y los gritos, llantos, al igual que súplicas, se desataron por parte de aquellas asustadas víctimas, mientras que por parte de los mercenarios las amenazas junto a la fuerza bruta realizaban.

Cada una de las agentes encubiertas cumplía al pie de la letra su papel.

Fiorella cumplía su personaje de Eida al gritar y llorar cargada de rabia, más ante los matones que la sostenían de los brazos y la obligaban a colocarse ese vestido celeste cielo que hacía resaltar su piel algo morena.

—Quédate quieta, perra—demandó el hombre alto que terminó de cambiarla a la fuerza—si no te juro que borro tu maldito nombre de la lista y te mato.

—¡Púdrete, bastardo!—escupió con ira mientras se rendía hastiada, cual mujer cansada a la cual le arrebataron una y otra vez su libertad, cumpliendo a la perfección su papel.

Por otro lado, Gaia lloraba sin parar y en su mirada el miedo se reflejaba, siendo aquella dulce y débil flor llamada Evangeline Page.

—Por favor, libérame. Juro que no diré nada de esto, se los suplico—pidió entre lágrimas y lamentos, mientras se colocaba un largo y apretado vestido color amarillo.

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