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Capítulo 05

14 de Agosto del 2016.
París, Francia.

"leggende"
Parte I

Me terminé de abrochar el guante mientras me preparo para lo que se viene. Ahí afuera me están esperando más de ciento cincuenta soldados preparados para recibir una orden, sobre como debemos proseguir con la intercepción del cargamento de mujeres que ahora mismo está saliendo del Reino Unido.

Así que, tan solo pongo mi espalda recta, mi maldita máscara de piedra y aclaro mi garganta, porque sé que a todos no les gustará lo que vendrá.

Se vienen momentos de tensión ante una contienda tan grande como la que vamos a vivir, a pesar que la mayoría de esta será de una forma tan silenciosa y casi imperceptible.

Estos catorce días fueron repasar una y otra vez nuestros papeles, trazar rutas al igual que crear planes alternativos por si todo se cae por la borda. Fue prepararnos mentalmente para saber que esta guerra no la ganaremos con una puta arma, si no con algo más letal que es la maldita inteligencia y discreción, junto a los factores sorpresas. También tuvimos que pedir luz verde al Jerarca para sacar a Caponé de entre las rejas para que Ethan y Lorenzo puedan infiltrarse, pero aunque fue complicado la conseguimos y tuvimos que convencer a esa rata para que fingiera, pero Tagliavia tenía razón, no fue demasiado complicado, tan solo costó una linda charla conmigo.

Estamos es la recta final para comenzar el plan, pero ahora queda ordenar a más de diez decenas de soldados que queden como unos putos cobardes e inútiles, ya que eso es lo necesitamos para ultimar el plan.

De una manera tenemos que estar dentro y esos soldados son la clave para que nadie sospeche.

—¿Lista, mi Superior?—preguntó junto a mí Fiorella.

Toda mi Élite está tras de mí, esperando para entrar a la gran sala y dar por comenzado esto.

Ya que todo comienza el día de hoy.

—Hace mucho tiempo que lo estoy, Agente.

Contesté para comenzar a caminar y abrir aquella puerta que da a la sala, donde hay dos filas de soldados firmes a la espera de mis órdenes y acotaciones. Tanto hombres como mujeres de distintas Tropas, junto a sus líderes, esperan armados y uniformados para que decrete el plan donde ellos creen que ganarán, cuando quiero todo lo contrario.

—¡Soldados!—saludé pasándome frente a ellos con mi cabeza en alto.

Cada uno de ellos alzó la mano delante de su frente, dándome un saludo militar.

—¡Agente Salvatore!—mencionaron todos al unísono bien en alto.

Yo tan solo coloqué mis manos detrás de mi espalda, mirando a todo el mundo.

—Como bien es sabido a mi mandato está el caso Giordano y seré yo quien les dé las indicaciones de como debemos proseguir el día de hoy.

Comencé con calma, porque pronto podré sentir el aire pesado. Levanté mi muñeca viendo la hora en mi reloj algo viejo.