Capítulo 12

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18 de septiembre del 2016

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18 de septiembre del 2016.
Sicilia, Italia.

"Prende la miseria in cambio della grandezza"

Apreciaba mi reflejo en aquel amplio espejo, mientras miles de pensamientos me avasallan de una forma abrupta y despiadada. Me preguntaba qué sería de mis amigas ahí abajo y si mis dos agentes seguirán con vida en un mundo tan inesperado e injusto como lo es éste. Estoy en esa delgada línea de suspenso al no saber qué será de ellos, estoy con una venda en los ojos jugando a ser Freya Parasi y no tengo idea si al salir de la habitación me pegaran un tiro en la cabeza.

Aprieto mi mandíbula mientras cierro los ojos por un segundo que parece paralizar al mundo, pero no hacerlo más liviano, ya que un lugar como este jamás puede ser dueño de una paz que en ocasiones dudo si existe, porque nunca sentí nada parecido, aunque quizá sí, pero quedó en un recuerdo muy ambiguo.

Confío en mi gente y en mí, pero es inevitable no sobrepasar cada mínimo detalle, incluso en el que salimos victoriosos o en el que terminamos en la peor miseria. Cualquiera podría ser nuestra realidad en cuestión de segundos.

Observé mi cuerpo enfundado en aquel ridículo vestido de sirvienta de familias con demasiado dinero. Era completamente negro y corto, tenía un pequeño delantal de color blanco que cuelga de mi cintura. Es simplemente espantoso.

Mi cabello lo tenía sujeto en una alta cola de caballo dejando mi cara, ahora limpia, despejada, ya que al traerme a esta habitación me permitieron comer, beber y darme un baño, dejando ahora una imagen mucho mejor que antes, ya que al verme al espejo apenas llegué era bastante lamentable, tenía mi rostro sucio y lleno de heridas, mi piel estaba roja, hinchada y mi cabello estaba opaco y maltratado, a la vez que todo mi cuerpo tenía un olor asqueroso a humedad. Sin embargo, no perdí demasiado tiempo mirando mi reflejo, no valía la pena y menos me causaría lastima, esto era rutina en mi vida, aunque debo de decir que cuando desinfecte las heridas en mi espalda no pude evitar soltar gritos del dolor que provocaba, ya que era casi insoportable, pero no podía comprar ese sufrimiento al de los latigazos.

Jamás sentí pena de mí y no voy a hacerlo a mis veinticuatro años. Lastima se le tiene a los débiles.

Giré mi cabeza a los lados haciendo que mis huesos truenen mientras me preparaba mentalmente para la siguiente parte del plan, la cual implica no levantar sospechas al investigar cada rincón de la casa y sacar a la luz los secretos que podríamos usar en contra de los Giordano. Esta fase es primordial, ya que me dará las herramientas que necesito para destruir toda su cabeza.

Pero ahora mismo tengo uno principal en la mira que implica saber quien llevó el mal tres veces en su vientre, creando un linaje de pumas sedientos en poder. Necesitaba saber más a fondo la historia de cómo surgió la obra "Clitemnestra" y quien fue el Orestes de ella.

Un suspiro sale y con cierta impotencia intenté alejar esos pensamientos de mí al oír como pasos se aproximaban por el pasillo. Y con mi última actitud de Raina que se ve reflejada en el espejo, cuando solo me puedo observar con seriedad e incluso con exigencia, saco mi mirada de ahí y pongo un rostro confundido y un cuerpo que tiembla, pero siempre con altanería.

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