Capítulo 32

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20 de octubre del 2016

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20 de octubre del 2016.
Sicilia, Italia.

"Gli sguardi che promettono di distruggersi a vicenda"

Mi respiración agitada ocasiona que mi pecho suba y baje de forma violenta, mientras sentía mis piernas adoloridas por estar soportando todo mi peso desde el suelo.

De mis labios entreabiertos se comienzan a escapar jadeos sin fin, que solo ocasionan una revolución en todo mi interior, mientras miles de sensaciones se funden tanto en mi piel como en mi mente, que van desde el más profundo asco y desprecio hasta una ira arrasadora que solo me provoca ganas de sujetar el arma que está a unos metros de mí y de solo imaginarme una escena en donde su sangre bañe por completo mi cuerpo, provoca que mi interior solo pueda saborear un delicioso y provocativo placer que me hace apretar mis manos en dos fuertes puños. Haría lo que fuera por deleitarme con su sufrimiento y hacer de su dolor mi más profano y lujurioso pecado.

Observé como Hades solo tira con más fuerza de la cadena que rodea mi pálido cuello, mientras me observa con el más puro morbo, ya que estoy completamente desnuda y a su absoluta merced. Podría hacer lo que quisiera conmigo y ese poder lo enciende, porque hacen valer las palabras que tanto proclama al decir que es mi Amo y Señor.

Me encontraba atada como un puto perro con una correa de mierda, desnuda en el frío suelo de esta manera humillante, mientras Hades estaba de pie frente a mí sosteniendo en su mano aquella pesada cadena y únicamente usando sus pantalones, ya que todo su torso estaba desnudo dejando ver su perfecta y musculosa figura que solo me producían ganas de perforar con mi cargador.

Me daba asco estar así frente a él, siendo expuesta y humillada como si fuera un maldito animal de circo, utilizado únicamente para el placer y satisfacción de su dueño.

—Creo que finalmente comienzas a entender que mi palabras son promesas inquebrantables para simples mortales como tú—habló con sus pupilas dilatadas, haciendo su color gris casi negro—te dije que seria tu Amo y tú mi simple sumisa, porque toda altanería termina cuando llega quién contiene el real poder.

Comenzó con sus palabrerías de mierda, mientras da unos cuantos pasos hacia adelante y con su mano libre coloca las yemas de sus dedos en mi barbilla, para alzarla y así poder finalmente apreciar mi rostro cubierto por una fina capa de sudor, ya que mi cuerpo entero parece estar en peligrosas llamas que gritan que en cualquier momento no solo me quemaré, si no que me convertiré en pura ceniza, pero no es algo que importe realmente, ya que toda mi vida fui sinónimo de fuego y destrucción. Mi presencia significa guerra arrasadora, una que promete destruirme de la forma más cruel pero placenta existente.

Siempre fui símbolo de vehemencia y veneración, robé miles de miradas repletas de lujuria y anhelo, creé estragos y fui portadora de los deseos más oscuros y siniestros de todos, lo sabía perfectamente y aunque crean que es soberbia es la más pura verdad. Siempre fui consciente de lo que atraía mi presencia y tome provecho de ella, como ahora mismo lo estaba haciendo, porque mientras Hades se perdía entre la inmensidad de mis ojos o incluso acelera en cada curva de mi cuerpo próximo a chocar, yo solamente creaba un plan para que el impacto sea tres veces más letal.

Vendetta © [+21] ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora