Capítulo 04

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30 de Julio del 2016

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30 de Julio del 2016.
Francia, París.

"L'ultima Cena"

Terminé por colocarme el labial de color rojo en mis carnosos labios, para finalizar por fin mi maquillaje.

Fijé la mirada en el espejo de cuerpo completo mirando mi reflejo, mientras pongo mi cuerpo erguido. Tiro mi pelirrojo cabello con ondas hacia atrás mientras aprecio mi figura; mi estrecha cintura y ancha cadera que resaltan gracias al apretado y corto vestido de terciopelo negro que tengo puesto, también observo mis esbeltas y largas piernas porque, después de todo, el entrenamiento tan duro y forzoso da sus frutos. Finalmente fijo mi mirada en mi rostro, viendo mi mandíbula algo definida junto a mi recta, pero respingona nariz. Pero solo me quedo viendo aquellos iris de ese color jade tan fuertes y preciosos que eran exactamente iguales a los de mi padre, creo que es una de las únicas cosas que heredé de él, ya que luego era exactamente igual a mi madre y aún más cuando compartíamos aquel cabello tan similar a un fuego ardiente y destructor.

Suspiré para sacar mis ojos de aquel reflejo, para así agarrar mi bolso también de color negro y comenzar a salir de mi habitación.

Realmente mi casa no es demasiado grande, es más, se podría considerar pequeña, ya que tan solo cuenta con una habitación, mi despacho el cual sí era más grande, un baño y una pequeña sala junto a una diminuta cocina. No porque no pudiera permitirme algo mejor, simplemente porque casi nunca estoy en casa, realmente pasó más tiempo en la sede y es algo innecesario, además de que no me gustan para nada las casas de gran tamaño.

Suspiro mientras miro por la ventana al cielo nocturno, realmente es una noche espléndida, donde la luna está completa e incluso parece que hay miles de estrellas.

Sacudo mi cabeza antes de comenzar a ponerme melancólica. Por fin agarro mi abrigo que es de peluche, para así colocarlo sobre mis hombros. Terminé por tomar las llaves de mi casa y de mi Audi R8 biturbo negro mate.

Salgo de mi casa para subirme al coche que tanto me encanta por su velocidad y poderío. Comienzo a acelerar sin control pasando las calles de París a alta velocidad, ya que aquí es una zona muy poco urbana y casi no hay controles de velocidad, así que por unos momentos me puedo permitir ir tan rápido como se me dé la gana. Dentro de aquel auto tan imponente me sentía libre y capaz de cualquier cosa, como si fuera indestructible. Cuando siento la adrenalina y velocidad en mis venas siento que soy la maldita reina del mundo. Siento que hago honor a mi nombre.

Cuando estoy por llegar a la zona urbana comienzo a disminuir la velocidad, para ir con calma y serenidad, respetando los estándares al igual que señales y aún más cuando comencé a entrar en una de las zonas más prestigiosas y extravagantes de todo París, donde tan solo la gente de mucho dinero se puede permitir vivir, comprar o cenar.

Finalmente, comencé a bajar la velocidad cuando me frené frente a uno de los mejores restaurantes de toda Francia. Observé el gran edificio de color oscuro con altas ventanas dándole un aire moderno y sofisticado, junto a las grandes letras que forman el nombre del lugar arriba de la puerta también de cristal, "Le Diamant", aquellas palabras relucían en un oro macizo tan excéntrico.

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