Paces.

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Lo siguiente que supo, fué que la despertó el tono de los mensajes en su celular...
Buscó casi a ciegas la brillante pantalla que pudo alcanzar a ver debajo del sofá, percatandose de repente de que estaba en el suelo...
Por qué estaba durmiendo en el suelo?!

A penas movió un poco su brazo para alcanzar el aparato, sintió que todo su cuerpo gritaba...
Mierda!
Definitivamente había estado en el infierno y en el cielo al mismo tiempo.

Tomó el teléfono y vió los mensajes, volviendo a acostarse en su lugar...

------ Diablos...! ------ se quejó por lo bajo al ver que el remitente era su propia madre.
Desbloqueó entonces la pantalla y se dispuso a leer mejor...

Te gustaría venir a almorzar? Yo cocinaré.

Resopló y suspiró.
Miró la hora y se sintió como una niña que no quiere ir a la escuela... Eran pasadas las ocho de la mañana...

Claro, madre. Ahí estaré.

Respondió no tan de ganas, pero jamás había pasado tanto tiempo sin ver a sus padres.
Temía que sospechasen que algo no estaba bien si seguía dándole largas a su progenitora.

Perfecto! Nos vemos a las once.

Respondió de último su madre.
Rin bloqueó su teléfono de nuevo y lo dejó caer a su lado sobre la manta que la cubría y fué entonces que se permitió despertar del todo y poner mayor atención a su alrededor...

Sí, en efecto, estaba en el suelo; a penas sobre una de las mantas que había llevado al sillón para quedarse en la sala y a penas cubierta por otra...
Obviamente, estaba desnuda y por si fuese poco aquello, estaba acompañada...

El peliblanco Taisho yacía justo junto a ella, aparentemente dormido, dándole la espalda.

Podía escuchar su profunda respiración acompasada y no parecía notar que ella estaba despierta...

Lo miró más detenidamente y notó que estaba igualmente sobre la manta en el suelo, pero a diferencia de ella, quien al menos tenía el setenta por ciento de su cuerpo cubierto y cálido, él solamente estaba arropado de la cadera para abajo...

Dudó un momento, pero al final, se atrevió a moverse lenta y sigilosamente, pasando a poner con suavidad y delicadeza, una de sus manos sobre el hombro más expuesto del varón a su lado... Estaba muy frío.

-------- Oye... ------ le habló con voz suave y gentil... Cómo si en realidad no quisiera despertarlo. -------- Me... Me oyes?

El hombre pareció reaccionar por a penas un leve momento; a penas lo suficiente para exhalar largo y tendido mientras se movía, haciendo que Rin lo soltara y se apartara ligeramente, sin embargo, cuando ella esperaba verlo darse vuelta y encontrarse con su mirada frívola, solo pudo verlo tenderse pecho arriba, con la cabeza hacia un lado, justo en su dirección y lo que vió en aquel rostro, era todo lo opuesto a frialdad...

-------- Se... Sesshomaru? ------ lo llamó con la misma suavidad, viendo su fino rostro completamente dormido, con la sensación de que era una ilusión... Alguna clase de sueño... ------- Oye... ------ Extendió la mano ésta vez sin mayor rastro de duda y tierna y cálidamente, tocó con su mano el rostro del varón peliblanco que dormía...

Algo despertó en ella entonces...
Ya lo había visto muy de cerca las suficientes veces como para asegurar que conocía cada centímetro de su cuerpo aún mejor de lo que conocía el suyo, pero ciertamente tenía que reconocer que se sentía tomada por sorpresa...
Jamás pensó ver tanta paz y tranquilidad en medio de un total caos...
En medio de tantas cicatrices; en medio de tan gélido corazón...

Era como si fuese la primera vez que dormía... Estaba tan perdido... Tan tranquilo... Tan en paz.
Jamás vió a alguien dormir de esa manera.

Soltó un suspiro al tiempo que retiraba parte del cabello blanco que le caía sobre los ojos y pudo ver entonces, marcas que no había notado en todas las veces que lo tuvo tan de cerca antes...

Sus ojos estaban enmarcados por tenues pero evidentes ojeras rojizas y tenía una ceja herida... Estaba segura de que no estaba así antes.

Miró entonces sobre el brazo que mantenía fuera de la manta y cuya mano yacía sobre su abdomen...
Tenía heridas en los nudillos que también eran recientes...
De ahí en más no pudo diferenciar cuántos razguños y moretones eran producto de su accidentado encuentro, no mucho tiempo atrás y cuáles habían llegado con él durante la madrugada...

Se encontró entonces preguntándose qué habría estado haciendo cuando se fué...
Por qué había decidido volver a tal hora?
O para empezar, por qué había decidido volver solo por una vieja chamarra ?

Se dió cuenta de que, todo lo que sabía de él era realmente nada... A penas un nombre, un apellido y un estigma tremendo, pero... Quién era realmente aquel hombre?

Sintió que no necesitaba saberlo para entender que tenía una vida de mierda... Eso cualquiera lo podía ver.
Y siendo Rin como era, aquello tenía más peso que cualquier otra cosa...
Tal vez era hija del mismo diablo, pero no había nacido ni ángel ni demonio... Había nacido humana, por lo que poseía un corazón hermoso... Y un corazón es una carga pesada.

Decidió dejarlo dormir. Parecía necesitarlo.

Se levantó y cubrió el resto del cuerpo del hombre con su parte de la manta, cosa que pareció relajarlo más, ya que lo escuchó soltar un suspiro y tenderse cómodamente sobre su lado derecho... Parecía realmente cómodo, aún considerando que estaba en el suelo...

Se armó de valor y de calma para entrar a su habitación y a su baño para ducharse y cambiarse de ropa.
Se puso una falda escocesa a cuadros en color rosado, un top blanco, una pequeña chamarra blanca y unos tenis de botín... Había olvidado lo maravilloso que era no usar tacones ni trajes ajustados.

Cepilló su cabello y finalmente, salió.

Miró al peliblanco que seguía dormido en el suelo de su sala de estar y suspiró con resignación...
Supuso que podría terminar sus asuntos pendientes con él después.

Tomó su teléfono y lo metió en su bolso de mano color rosa, agarró sus llaves y mirando por última vez al Taisho, se marchó, cerrando la puerta quedamente tras de sí.

WITH-OUT ME. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora