Purgatorio ( Parte 3).

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Seashomaru se encontraba en compañía de Totosai en la morgue del hospital, en donde el encargado del lugar, sacó de una gaveta en una plancha el cuerpo de la mujer Taisho...

El joven del mismo apellido ni siquiera tuvo que esperar a que retiraran la tela que la cubría hasta la cabeza, supo que era ella desde el primer instante, ya que mechones de su larga cabellera plateada, sobresalían por todas partes...

------ Está listo, joven?---- preguntó el médico encargado, disponiéndose a retirar la manta del rostro de la mujer difunta.

Seashomaru solo asintió con la cabeza y entonces, el doctor reveló el rostro de su madre...

Le sorprendió que aquello no fuera más impactante ni duro de lo que pensó que sería... Era como si estuviera dormida.
Estaba mucho más pálida y su boca, párpados y mejillas tenían un color morado o azulado extraño... Pero de ahí en más... Solo era ella durmiendo.

El joven ex peliblanco miró sobre el hombro de su difunta madre y con su propia mano retiró ligeramente un poco más la manta plástica para descubrir el tatuaje de media luna que llevaba... No sabía por qué lo hizo... De alguna forma sintió que, su madre no sería su madre sin esa marca... Marca que él también llevaba. 

------ Podría decirme si la identifica? ----- pidió el forense.

----- Sí... ---- asentía Seashomaru. ----- Es ella. Es mi madre.

----- Muy bien... ----- el forense tomó una tablilla llena de documentos y se la extendió al joven Taisho. ----- Mis condolencias. ---- le expresó en una reverencia. ----- Es necesario que firme éstas formas, por favor. Si gusta podemos hacerlo afuera.

------- Muy bien...----- Aceptó el joven peleador tomando la tablilla, sin embargo, antes de que el forense volviera a cubrir el cuerpo de Irasue para regresarlo a la gaveta, Totosai, quién había estado muy callado, pidió:

------ Perdón... Podría quedarme con ella un momento?... Quisiera despedirme.

----- Claro, señor. ----- Asintió el médico encargado. ----- Lo dejaremos solo. Cuando termine salga y vendré a encargarme.

----- Gracias. ----- Expresó el anciano.

Seashomaru le preguntó con la mirada si estaría bien, a lo que el viejo entrenador asintió, dejándolo ir con el forense afuera mientras él se quedaba.
Apenas la puerta se cerró y se quedó solo, su mirada se clavó en el rostro de la mujer fallecida y sus lágrimas comenzaron a escaparse de sus ojos sin control alguno...

------- Ay, Irasue... ------- Lloraba el anciano entrenador, extendiendo de manera temblorosa su mano para pasarla sobre la cabeza de la peliblanca... Estaba helada. ------ Lo lamento... Lo lamento mucho... ----- Acarició suavemente la cabeza de la mujer, sintiendo la suavidad de su cabellera. ------ Tu padre me hizo jurar que protegería a Inu no y me aseguraría de que fuera digno de su apellido... Pero a quien debí proteger era a ti... Eras una niña, Irasue y siempre fuiste buena... Siempre hacías todo lo que se te pedía y no hicieron más que destruirte... Perdóname, niña. Siempre decías que hice todo lo que pude, pero tal vez debí haber hecho mucho más... Al menos por tí. ------ El anciano acarició suavemente la gélida mejilla de la mujer muerta... No podía dejar de pensar en que era ilógico... la vida era demasiado injusta... Él había estado ahí el día en que esa misma chica había nacido, la había visto crecer, había cuidado al hijo que había dado y nentonces él se consideraba viejo... era él quien debía de estar en esa plancha. No ella. Lo lógico habría sido que ella lo hubiese visto morir, siendo que él la había visto crecer... Pero el viejo bien sabía que, en el infierno nada era justo. ------- Descansa, hermosa Irasue. ------ Le deseó. ------ No te preocupes por nada... Yo seguiré cuidando a tu amado niño, bien? Lo prometo. ------ Le sonrió ligera Pero espontáneamente. ------ Sesshomaru estará bien. Te lo prometo. Y será un gran padre para tu nieto. Estoy seguro.



















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