Criaturas del Edén.

1.4K 126 20
                                    

Shakespeare escribió:

"Algunos nacen grandes, otras logran grandeza.
A algunos la grandeza les es impuesta, y a otros la grandeza les queda grande. "

Muy pocas personas nacen siendo afortunadas...
La mayoría va construyendo su fortuna a lo largo de su vida a base de su sangre, su sudor y a costa de sí misma... Y todo para que, la mayoría de las veces, no sea suficiente...
Pero hay casos mucho más raros, en los que aún sin nacer afortunados, la fortuna nos sonríe en el peor momento de nuestras vidas, nos acoge, nos arropa; nos nutre y nos llena de sí... Pero curiosamente, entre más llenos de ella estamos, más reacios estamos a dejarla ir, más nos aferramos a ella y al final, dejamos de crecer para enfocarnos en obligarla a hacerlo, no viendo en lo vacíos, escuálidos y solitarios que nos volvemos, tal como estábamos al principio y toda esa gran fortuna que nos había sonreído, se nos queda nuevamente inmensa...

Tennō Rin, era justamente la clase de chica que había nacido con los dioses de la fortuna sonriéndole al hombro:
Hija única de Tennō Onigumo y Tennō Kagura, ambos grandes magnates y empresarios; era la clase de chica que todo lo tenía a su corta edad de veintiún años: Fama, dinero, una belleza sin igual, pretendientes del más alto estatus, inteligencia, un historial impecable por todas las mejores escuelas de Tokio y por supuesto, por qué no? Un futuro brillante, nada ahí podría estar mal, verdad??
Nada podía salir mal...

--------- Ésto está mal, Onigumo! ------- Señaló la mujer de cabellos negros y ojos escarlata evidentemente molesta, al hombre que permanecía sentado en su escritorio, fumando un cigarrillo...-------- La asistencia es más baja que nunca y qué decir de las apuestas??? Si no se te ocurre algo pronto, estamos acabados!!!

-------- Tsk, Te quieres calmar??!! -----Le reclamó el hombre a su esposa------ No estamos acabados. Tenemos otros negocios. ------ Respondió sin mayor interés, dándole otro toque a su cigarro.

------- Sí, pero te recuerdo que es precisamente El Negocio lo que mantiene a flote al resto!!

Onigumo solo se rió por lo bajo, se recargó en su silla y miró una fotografía que tenía en su escritorio: la fotografía de su única hija...

------- Rin se graduará el siguiente año de la escuela de negocios... ------ Habló calmado.

------- Y??! ------ Cuestionaba cada vez más molesta la mujer.

------- Y... Creo que en todo caso es muy buen momento para que se vaya haciendo cargo de El Negocio...

Para todo cielo hay un infierno y para cada ángel y dios hay un demonio terrible que goza de vivir en la oscuridad y las profundidades del inframundo...
La familia Tennō no era la gran excepción:

A simple vista, todo en ellos era perfecto... Limpio y regio.
Lo tenían todo y aún así participaban activamente en eventos de caridad, hacían generosas donaciones a hospitales, orfanatos y otras causas nobles, parecía que la vida les había sonreído para sonreírle a otros a través de ellos, pero lo que casi nadie sabía ni cuestionaba, era la forma en la que habían llegado hasta ahí...hasta ese pedazo de cielo, y la verdad era, que llegaron como casi todo el mundo que tiene su lugar ahí: arrastrándose desde el infierno.

El señor Tennō provenía de una familia deshecha: su padre era un alcohólico que todos los días de su infancia había visto moler a su madre a golpes, hasta que al fin, un día la mató.
El hombre fue a dar a la cárcel y su único hijo quedó en una casa hogar de la que escapó cuando cumplió trece.
Aprendió pues a ganarse la vida en las calles y a sobrevivir de las peores maneras: robaba, estafaba, peleaba y seducía para vivir...
De a poco se fue haciendo de un nombre prominente por todo lo bajo del inframundo en el que vivía, se volvió dueño de otros estafadores y ladrones que le pagaban derechos  y conocimientos, se apropió de prostitutas de las que también le tocaba buena parte y de las cuales eligió a una para convertirse en quien ahora era su esposa y madre de su única hija.
Cuando el inframundo le quedó pequeño, salió a buscar y probar suerte en el exterior, y vaya que esta le sonrió:
Su astusia, sus contactos en el bajo mundo y sus habilidades para hacerse escuchar eran como una telaraña que de inmediato atrapó a personas poderosas y prominentes del mundo terrenal; haciéndolo volverse amigo, socio y hasta jefe de muchos en un abrir y cerrar de ojos hasta, todo lo que le quedaba por conquistar, era el cielo... El cielo en el que ahora vivía y donde había nacido su hija; pero desde luego, no podía olvidarse de aquello que lo mantenía arriba, no podía olvidarse del infierno del que venía, y aquel que llamaban El Negocio, era nada menos que el oscuro y putrefacto motor que mantenía todo en pié: un negocio enorme e ilícito que movía desde mujeres hasta drogas, pero más lucrativo e importante aún, era la violencia.
Los Tennō sabían mejor que nadie que, aún incluso más que el sexo, la gente paga por ver sangre y hasta a veces muerte, por lo que El Negocio, estaba sustentado por enormes, lucrativos y clandestinos clubes de pelea que se extendían desde lo más bajo de Tokio hasta casi cada rincón de toda la nación y de los cuales, el único dueño y señor era Tennō Onigumo y por tanto, su única heredera era precisamente su hija, un ángel con la sangre de un demonio...

-------- No!! ------- Clamó Kagura. ------ Eso jamás! Ya lo habíamos acordado, Onigumo! No vamos a involucrar a Rin en El Negocio! Ella no pertenece ahí!  Acepté cuando quisiste contarle al respecto, pero acordamos que se terminaría con nosotros!

--------- No seas mal agradecida, Kagura...------- Decía el hombre inmutable mientras liberaba humo por su boca. -------- El Negocio y la gente en él nos ha dado todo lo que tenemos... No estaríamos aquí de no ser por eso. Dejarlo hundirse cuando nosotros estemos más muertos y enterrados no sería justo...

-------- En todo caso, puedes dejárselo a alguien de tu confianza allá... Pero, por qué involucrar a Rin??

------- Porque es mí hija.. además de lista, sabe moverse bien... Se parece a mí. Si alguien puede sacar a flote El Negocio y mantenerlo en pié, es ella... Nadie más.

-------- Pues no estoy de acuerdo... Prometimos que no lo haríamos...

-------- Por qué no dejamos que ella decida??

------- Ja! Claro...----- Expresó sarcástica. ----- Sabes que haría cualquier cosa por que estés orgulloso de ella. Aunque no quiera, lo hará y no dirá nada.

Onigumo sonrió y volvió a mirar la foto de su hija en el escritorio...

------- No la merezco, debo admitirlo... Alguien como yo no merece auna hija así... Un ángel entera y completamente... Pero justo por eso es perfecta...------ Apagó su cigarrillo y miró pues a su esposa: ------- Un ángel no puede destruir a un demonio.

WITH-OUT ME. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora