El perfecto asesino. (Parte 2).

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Después de aquella conversación, a penas y pudo dormir...
Lo poco que cerró los ojos para descansar, se vio aquejado por pesadillas...
Soñaba con él... Con lo que le había dicho, con lo que había visto la noche anterior... Ninguno de aquellos sueños acababa bien...
Y cuando se vio a ella misma, andando por aquella autopista oscura, a pié, sola y empapada, para después caer hacia la nada al acabarse el camino frente a ella, despertó de golpe en un grito...

------- AAAAAAHHHHH!!!!!

Sintió su cuerpo incorporarse al tiempo que una sensación de pesadez le aplastaba el pecho, pero además de todo, pudo sentir que algo la sujetaba por los hombros... O mejor dicho, alguien...
Abrió los ojos y alzó la vista, encontrándose con aquella profunda y severa mirada ámbar...

------ Ah!...------ Soltó en un grito ahogado, apartándose de golpe del hombre peliblanco que permanecía sentado al filo del sillón donde ella dormía, vestido con las prendas que su amigo le había dejado sobre la cama y cuyas manos la habían estado sujetando... ------- Q...que... Qué haces aquí??! ------ le cuestionó si tiendo su corazón acelerado y su cabeza confundida...

-------- Estabas gritando. ------ Le señaló él sin tono en particular. Ella mostró sorpresa en el rostro...

------ Eh?!------ la joven miró a su alrededor, buscando en el sillón adyacente a su amigo castaño, sin embargo, no lo encontró... ------ Don... dónde está Kohaku?

------- Dejó ésto en la mesa... ----- indicó el peliblanco, extendiéndole a la castaña un trozo de papel color blanco con algo escrito:

"Tuve que ir a la guardia. Llámame si algo pasa.
P.D. Mantén el número de la policía en marcación rápida."

Rin soltó un suspiro al leer la nota...

------ G... Gracias... ------ le expresó al Taisho un poco apenada por lo que su amigo había escrito, denotando su desconfianza hacia el extraño que estaba en la casa.

El peliblanco pareció disponerse a levantarse con dificultad, sin embargo, se detuvo en seco por un momento, siendo interrumpido por una repentina y fuerte tos seca, proveniente de la castaña...

------ Oh...mierda! ----- se quejó ella, llevándose una mano al pecho y al cuello con un gesto de dolor antes de seguir tosiendo.

-------- Parece que no sudabas por las pesadillas. ------- señaló Sesshomaru con un extraño y ligero tono de burla que, ciertamente estaba fuera de lugar, mientras una a penas visible sonrisa ladina se alcanzaba a ver en sus labios.
Con un ligero gesto y un gruñido de dolor, el peliblanco se puso de pié y, con evidente dificultad, caminó hacia la cocina...

Sin poder dejar de toser y sintiendo la debilidad sobre su cuerpo, Rin miraba al forastero peliblanco abrir y cerrar gavetas y alacenas en su cocina... Tuvo miedo por varios instantes, cuando el desconocido abría cajones que contenían objetos que bien podrían servirle de armas, sin embargo, no sacó de ellos más que una pequeña cuchara...

Lo vió sacar del refrigerador un trozo de limón que ya estaba partido, de una de las alacenas un frasco de vidrio que contenía miel de abeja y un mortero...

Vió cómo sacó las semillas del limón y las pudo en el mortero para luego molerlas por completo, vertió un poco de jugo del mismo limón y luego puso un poco de miel; lo mezcló todo y finalmente, llenó la misma cuchara de aquella mezcla...

Pasó pues a regresar sobre sus pasos de la misma forma adolorida pero firme y cuando Rin lo tuvo en frente, no pudo evitar sentirse asustada... Pensó que si en verdad él quisiera hacerle daño, ella no podría hacer nada para defenderse...

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