—Buenas tardes, oficiales. ¿Qué se les ofrece?
Carla pone una sonrisa de prepotencia con su mirada fija en Alma, esta encabeza la escuadrilla de policías, la oficial no posee valor suficiente para presentarse sola y enfrentar las cosas como una persona de su rango merece, es una cobarde.
La oficial observa por encima del hombro de la joven hacia el interior de la casa, pero no ve más que paredes blancas desprovistas de cualquier tipo de adornos.
—Tienes orden de alejamiento hacia la periodista, Amanda Gutiérrez —Alma se adelanta a sus oficiales en responder la pregunta de la joven que la observa burlonamente.
—Me acabo de enterar —Carla pone cara de sorprendida—. ¿Desde cuándo?
—No estamos para bromas. Hemos rastreado el teléfono de Amanda y justamente indica que se encuentra en este lugar.
—¿Tienes orden judicial para eso? Porque intervenir un teléfono sin una orden es un problema, ¿Amanda sabe sobre ello? De no ser así, me darías ventaja. Créeme es algo que suelo aprovechar y se te nota que no eres capaz de llevar a cabo un enfrentamiento conmigo.
—Si tengo o no orden judicial, no es tu problema. Has quebrantado una ley y sospechamos que has hecho algo en contra de la periodista.
—Algo como llevármela a la cama primero que tú —Alma da un paso hacia adelante, Carla no se inmuta, desde el inicio se ha dado cuenta que la policía no tiene orden para entrar a su casa.
—Esto no es broma —Alma expresa con rabia en la voz.
—No, lo que no es broma es que hayas irrumpido en mi casa, molestando en mi descanso, solo por una sospecha. No son más que unos policías corruptos de mierdas. ¿Cuál es tu maldito problema? ¿Acaso no eres lo suficiente inteligente, como para darte cuenta que Amanda es mayor de edad y hace lo que le da la gana? —Alma la mira con enfado.
—Espósenla. Hasta saber el paradero de la periodista te mantendremos en prisión —la ojiverde ríe a carcajada.
—Ustedes no pondrán un solo dedo encima a mi cliente —Pedro aparece detrás de Carla—. Esta payasada les va a costar el cargo, oficiales. Están irrumpiendo sin autorización y amenazando a una persona inocente.
El abogado le hace seña a Alma y esta se acerca, muestra la pantalla de su teléfono y el rostro de la policía palidece. Carla le ríe en la cara, es su personalidad y no hay mejor momento para mostrarla que este.
Amanda hace acto de presencia y la oficial abre los ojos asombrada. Todo lo que ha pensado se le ha salido de control.
—Esto no se va a quedar así —Alma mira a Carla.
—Fui yo la que vine hasta su casa. Además, la orden de alejamiento la pusiste tú, yo nunca la pedí —la periodista se acerca a la joven empresaria y pasa un brazo por encima de sus hombros.
—La demandaste y ahora resulta que estás de su lado.
—Tal vez porque me he dado cuenta de muchas cosas oficial.
Alma hace seña a sus compañeros y se marchan.
—No deberías de ver aparecido —Carla se dirige a la periodista, tenerla tan cerca le corta el aliento por lo que escoge alejarse un poco.
—Todo lo que hago con respecto a ti, está mal —Amanda recorre su rostro con la mirada.
—No digas eso —Carla toma sus manos.
Ambas mujeres se quedan en silencio, observándose, nadie de los presentes interrumpe su momento de comunicación.
—Solo desgracia he traído a tu vida. Últimamente no hago más que equivocarme.
—Hey —la joven pone una mano en su barbilla y alza su rostro, uniendo sus miradas—, no te hagas esto. Eres una víctima, la más afectada en toda esta mierda.
—¡Chicas! —Pedro las llama.
Carla observa a la ojiazul varios segundos y sonríe.
—Tengo ganas de borrarte esa sonrisa engreída que tienes —Amanda susurra por lo bajo, Carla apenas la escucha.
—No soportaría otro golpe más de tu parte.
—¿Quién dice que te la voy a borrar a golpes?
Carla la mira y por unos segundos se olvida de que están rodeadas de personas.
—No eres capaz de soportar el peso de las palabras que has dicho.
—Soy capaz de soportar hasta el peso de los hechos —Amanda se mofa de ella.
—Ahora no te puedo corresponder, cuando regrese tú y yo vamos a hablar.
Carla pasa al lado de Pedro y se dirige a su despacho, toma su casco y sale directamente a la salida.
—¿Qué haces? —Gabriela y Leticia intervienen, impidiéndole el paso.
—Haré que Joel pague por lo que ha hecho, ya ha disfrutado demasiado y su paz me está causando malestar.
—Piénsatelo bien antes de salir por esa puerta, Carla —Amanda habla a su espalda.
—Nadie me dice que hacer y que no.
—Yo soy más que nadie. Tú escoges.
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TATUAJES. (Editando).
RomanceSu hermana Keila sufre un accidente tras el cual fallece en el hospital, ese mismo día una periodista famosa corre con la misma mala suerte, siendo la causante de la muerte de la joven y de su amada hija. Carla la hermana de la fallecida buscará v...