Capítulo 26.

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Carla entra acompañada por su abogado a la central de policía, una vez más escoltada como si fuera una criminal, algo de lo que ella se ríe, porque, por muy atrevida que sea, no se atrevería a tanto. Hay muchos asesinos en el planeta, para ella sumarse al club de mal nacidos, eso es para personas sin escrúpulos que no valoran el vivir de los demás. Ya ella tiene su vida, suficiente con ello para andar pensando en otras personas.

Han pasado semanas desde que habló telefónicamente con la periodista. Amanda nunca se presentó a su casa, todo lo contrario, utilizó todo lo que tenía a favor, incluidas las insistentes llamadas, para demandarla, para dejarla como ridícula ante la policía y la prensa que ya estaba siendo eco de que ella es la nueva jefa de su reconocida empresa, patrimonio familiar.

Se encontraba en aquel lugar donde por más justicia que simularan, era el más corrupto y nefasto que podía existir. Ya ella había sufrido sus embistes sin pruebas, todos eran unos maltratadores, que, por usar un simple uniforme de color azul, ya pensaban tener derecho sobre el demás.

Esperaba en una sala, cuyas paredes pintadas de calor blanco y un cristal al lado, la empezaban a agobiar. Los minutos pasaban y Pedro impaciente la mandó a sentar, lo ponía nervioso. Él sabe que ella es inocente, desde pequeña la cuidó, a ella y a Keila. Conoce lo suficiente como para saber que la joven sería incapaz de lastimar a nadie, por lo menos no físicamente, a menos que sea en defensa propia.

—¿La conozco? —Carla observa detenidamente a la agente que se ha sentado frente a ella.

El ligero déjà vu que experimentó se desvaneció cuando Pedro la manda a callar.

—Aquí las preguntas las hago yo, no usted —responde la agente que sonríe de lado.

Otra engreída más. Piensa la joven.

—Tu cara me parece conocida, ¿segura que no nos conocemos?

—Soy la oficial Alma y le estaré tomando declaración, señorita Carla Velásquez. Ya le dije que aquí las preguntas las hago yo, hágame el favor de no interrumpirme.

—Como digas, igual todos ustedes son igual.

Pronuncia Carla sin quitarle la mirada de encima, puede que la haya conocido, pero no recuerda de dónde.

—¿Cómo conoció a Amanda Gutiérrez?

—Como todo el que la conoce, por televisión. Una mujer como ella le quita el sueño a cualquiera, ¿no le parece?

—¿Cómo supiste que ella no fue directamente la causante del accidente donde falleció tu hermana?

Carla no responde y mira a su abogado que la observa, se comunican visualmente por unos segundos. Esa información se la dieron ellos mismos hace unas semanas atrás, ¿Por qué Alma no sabe de eso? Si ella misma la llamó para citarla.

—La señorita Carla no responderá esa pregunta. Ustedes saben la respuesta —habla Pedro, que mira de mala gana a la agente.

—Es algo que tiene que responder.

—Debe de responder —replica el abogado, dándose cuenta que la policía no está al tanto de la cancelación de la primera cita, siendo esta pospuesta y llevada a cabo por otro oficial, algo que le empieza a perturbar.

—Luego del accidente, usted se acercó a Amanda. ¿Cuáles eran sus motivos u objetivos?

—Quería que pagara por lo que le hizo a mi hermana, eso solo fue al principio, no sabía que su hija también había perdido la vida, ya bastante tenía para sufrir, por lo que empecé a distanciarme. Además, el trabajo no me deja tiempo, siquiera para pensar en ella.

—¿Admite que la ha acosado y amenazado?

—No estoy admitiendo nada. Jamás la he amenazado, mi personalidad es ir de frente, no como cobardes.

—La señora Angela dice lo contrario. Ella informó que incluso cuando Amanda estaba en el hospital, llegabas a diario, acosándola. También que mientras su hija estaba en muletas, llegaste a amenazarla a su propia casa.

—La señora Angela tiene razón, pero se equivoca el algo, yo nunca amenacé a nadie, advertí que es muy distinto, me extraña que una mujer como ella se vaya a estar inventado historias. Me alejé de su hija, no le he vuelto a ver en semanas. Hay cosas más importantes en mi vida, para estar perdiendo el tiempo en Amanda.

—Hay pruebas de usted entrando a su casa.

Carla suspira, al final Amanda había presentado las grabaciones, espera después de esto no tener más nunca noticia de esa mujer. Pedro va a hablar, pero la joven empresaria lo detiene.

—¿Y saliendo? ¿Robé algo? ¿La lastimé?

—Ya le dije que aquí las preguntas las hago yo.

—Como digas —Carla la mira, desafiándola.

—También hay pruebas del gran número de llamadas que realizó a Amanda, ella confirma que la intimidó y volvió a amenazar.

—¡Eso es mentira! —la joven se altera— ¿Cómo pudo inventarse algo así? Yo insistí en comunicarme con ella, porque vi en noticia lo que había pasado, quería dejarle claro que yo no tengo nada que ver con ello.

—Es su palabra contra la tuya.

—Si y adoraría tenerla de frente, para ver si tiene valor de mirarme a la cara, después de inventar semejante mentira. Sácame de aquí, Pedro.

—Aún no hemos terminado. Admítelo Carla.

—¡¿Qué admita qué?!

Carla mira hacia el cristal, tiene la sospecha que no están solas, hay muchos oídos escuchando esa interrogación.

—Amanda no tiene ni idea de lo que pasó la noche que entré a su casa, porque estaba borracha, fue la única vez que la tuve tan cerca, pode haberle hecho lo que se me antojara, pero no soy una aprovechada.

—Ella ha informado....

—Dormí con ella, ¿eso quiere escuchar? En su propia cama, amanecimos juntas, abrazadas. Créame que, si la hubiese querido lastimar, oportunidad tuve y no lo hice, yo no soy una enferma ni psicópata como está queriendo insinuar. Amanda dejó de ser motivo de venganza para mí, justo en el momento que experimenté, el sufrimiento que causó en ella, la muerte de su hija. ¿Cómo es capaz de inventarse algo así? Además, no tiene pruebas de que esas amenazas son mías y creo que he hablado demasiado. Permiso.

Pedro interrumpe a la policía cuando la va a detener.

—Mi cliente ha dicho que no tiene más que decir. Ahora con su permiso, nos retiramos, haga favor de abrir esa puerta.

Alma suspira derrotada y abre la puerta, no sin antes mirar amenazante a la pelinegra.

TATUAJES. (Editando).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora