Patrick
Llegamos a la región de Lombardía donde viviremos en una Villa en la Provincia Di Lecco, está a hora y media de Milán; por lo que podré llevar todos los negocios desde aquí en mi despacho, viajando cuando sea necesario.
Aunque mi idea ahora es no estar mucho en casa, tampoco puedo descuidarme; ya que si mis enemigos saben que tengo mujer... Puedo estar en problemas. Y si algo le pasa a la menor de los Dmitriev, mi cabeza rodará.
Entramos y todos están dispuestos en fila para la presentación oficial.
—Andrea, te presento a mi esposa —mi mano derecha me mira asintiendo, sabe el por qué de esta boda.
—Bienvenida, señora —dice y me mira serio. No está de acuerdo que la haga sufrir, dice que ella no tiene culpa de nada.
—Gracias, Andrea —contesta tímidamente Anya bajando la cabeza. Me dirijo a todo el personal.
—De ahora en adelante en esta casa cuando yo no esté ella decide, es la señora y espero respeto. ¿Está claro? —hablo con voz de mando. Solo yo puedo irrespetarla.
—Sí, señor. Bienvenida señora, lo que necesite no dude en pedirlo —habla María la ama de llaves y mi nana. Todos le sonríen y asienten.
—Muchas gracias por vuestra amabilidad, pero me gustaría que fuésemos un equipo y ayudaros con los quehaceres si no es molestia. No estoy acostumbrada a que me sirvan en todo. Que sea la señora no significa que estaré de florcita, trabajaré a la par de vosotros —me paralizo al escucharla, habría jurado que era una chiquilla rica mimada que solo iba de tiendas y peluquería.
—Pero señora... —dice María y la corto.
—Si ella quiere sentirse útil que haga lo que desee en la casa, pero tiene prohibido salir sin mi permiso de la propiedad —todos abren los ojos como si no entendieran mis órdenes.
—¡¿Seré una rehén en esta casa?! —dice mirándome mientras me alza la voz. Le dejaré claro más tarde que a mi nadie me chilla ni contradice.
—No me gusta repetir las órdenes, si alguien las incumple sabe lo que le pasará y eso te incluye también a ti, esposa. ¡¿Me habéis oído todos?! —sus ojos destilan rabia pero no alega nada más, mientras el personal baja la cabeza haciéndome saber que me han entendido.
—María, lleva a la señora a su habitación por favor —me mira negando. Sé que no está de acuerdo con mi dictamen y el que durmamos separados. Me conoce muy bien y sabe que algo me traigo entre manos.
—Venga por aquí señora —le dice María dulcemente.
—Por favor, no me diga señora, solo Anya —levanto una ceja al escucharla. No permitiré que la llamen con tanta confianza.
—Anya, en una hora te quiero en el despacho —me mira asombrada mientras paso por su lado con la mirada vacía de emociones.
Anya
La casa es maravillosa, una belleza por donde se mire. Estoy segura que podré hacerla mi hogar y eso me levanta el ánimo.
Luego de presentarme con el personal, tanto de seguridad como de servicio, Patrick se puso a dar órdenes y una de ellas es que no puedo salir de la villa sin su permiso. Estoy muy molesta porque la verdad no tiene ningún derecho a tratarme como una rehén.
Que no me quiera a su lado ni como su mujer, no le capacita para disponer de mi vida como se le plazca. Por ahora llevaré la fiesta en paz, pero que ni crea que haré su santa voluntad.
—Téngale paciencia señora Anya —dice María sacándome de mi ensimismamiento—, el patrón es un hombre bueno. Simplemente hay que recordarle todo lo que tiene para dar. Desde la muerte de Laura, se ha convertido en un ser frío y horrible, pero antes no era así sino un amor de hombre. Tierno, dulce, romántico...
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Desvelando tus secretos
RomancePatrick Graffagnino es el próximo jefe de la Sacra. Impulsivo, manipulador y arrogante, es lo que lo define. Cree que siempre lleva razón, es capaz de hacer cualquier cosa con tal de obtener lo que desea. No le importan las consecuencias de sus act...