Emiliano Lombardo
Voy de camino a casa en las afueras de Milán. Aún no he procesado todo lo que me dijeron de mi mujer, ella no es así... Si bien sé que todavía no me ama..., me resulta increíble pensar en que todo el tiempo que pasamos juntos fue mentira y un plan de su parte para lastimar a la esposa de Patrick.
Le he dado todo. ¿Qué clase de mujer es si lo que dicen es verdad? ¡Dios!, me estoy enloqueciendo de tanto devanarme los sesos. Necesito saber si he caído como un imbécil en la trampa de una manipuladora que nunca me valoró y desde siempre tuvo un único objetivo: utilizar mi dinero y conexiones para quedarse con el mafioso.
Entro a casa y me sirvo un vaso de whisky, respiro profundo dejando salir la frustración que siento. Si ella jugó de esa manera con mis sentimientos siendo que le brindé todo a manos abiertas..., no se merece ni mi ayuda ni mi compasión por más enamorado que esté.
De ser ciertas todas las acusaciones que caen sobre su cabeza..., se terminaron las mujeres para mí. Ruptura tras ruptura he intentado seguir creyendo en el amor y en esa persona que no me vería como un banco sino como su compañero de vida, que me amaría sin condiciones por el amor que le daba.
Lamentablemente todas son iguales y nunca nadie me amará como yo pretendo... Ahora entiendo a mis amigos empresarios; ellos follan todos los días con una mujer diferente. Prefieren pagar a prostitutas que dejarse embaucar por una víbora que los enrede y les quite la mitad de su fortuna. Al fin veo cuánta razón llevan.
Luego de lamentarme por horas cavilando una y otra suposición, decidí ir a acostarme. Estoy intentando no pensar en que me la han vuelto a jugar. Han sido diez años intentando formar una familia sin resultados positivos. Ninguna de las seis mujeres a las que les abrí mi corazón me correspondieron.
Jugaron con mis sentimientos, mi buena fe y mi carácter cariñoso. Tal vez ese es mi defecto; ser demasiado romántico e intentar hacerlas sentir el centro del universo. Si fuera un hijo de puta como los mafiosos que conozco, las mujeres andarían arrastrando el ala por mí, y humillándose para que les diera un poco de atención.
Pero como soy bueno, las complazco y las tengo como unas reinas..., ni siquiera me dan las migajas de su amor. Estoy tan cansado..., me siento tan impotente..., quisiera dejar de ser yo y ser un ser frío al que nada le hiciera mella ni dañara.
Con estos pensamientos cierro los ojos y me rindo en los brazos de Morfeo. Mañana será un día difícil y si sigo maquinando colapsaré. Necesito estar en todos mis cabales para darle un giro trascendental a mi vida si las cosas no son como me las imaginaba.
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Hace más de una hora que Patrick Graffagnino, su esposa y un séquito de hombres pasaron por mí. Como iba tan bien acompañado no vi necesario que mis guardaespaldas me siguieran.
Llegamos a un predio privado apartado de la civilización. Nos bajamos y entramos en una casa bastante grande, pero no tan bonita como la de la Villa. En un silencio sepulcral me dirigen por unas escaleras que dan a una especie de pasadizo con varias puertas que parecen celdas o mazmorras.
Entro en una que tiene un equipo de seguridad de última generación y en las pantallas puedo ver el cuerpo más delgado y demacrado de la mujer que amo. Mi corazón se oprime al verla en ese estado, intento salir para acercarme a ella pero dos guardias me lo impiden por órdenes de Patrick.
Respiro profundo para calmarme y me siento en el sofá que está frente a los televisores. El mafioso habla con su mujer y le dice que puede ir a presentarse delante de Gianna. Mis nervios están a flor de piel; rezo en silencio para que todo sea una vil mentira y mi chica pueda volver a mí.
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Desvelando tus secretos
RomancePatrick Graffagnino es el próximo jefe de la Sacra. Impulsivo, manipulador y arrogante, es lo que lo define. Cree que siempre lleva razón, es capaz de hacer cualquier cosa con tal de obtener lo que desea. No le importan las consecuencias de sus act...